martes, 29 de julio de 2014

Germinal. Revista de Estudios libertarios número 11 (enero-junio de 2014)

Se ha publicado un nuevo número de Germinal. Revista de Estudios libertarios, ambicioso proyecto de publicación que tiene como intención cubrir un vacío existente dentro de la historiografía anarquista y que, como especifica en su Carta de la Redacción, busca convertirse en una referencia clave en el pensamiento libertario. Se subtitula Revista de Estudios Libertarios, su primer número ve la luz en abril de 2006 y su periodicidad es semestral, aunque ha tenido hasta la fecha dos etapas.

El número 11, con fecha de enero-junio de 2014, tiene los siguientes contenidos:

"Memorias de la política y políticas de la memoria en torno a una fecha: conmemoración del centenario de la masacre de los Independientes de Color", de Mario Castillo:
El Partido Independiente de Color (PIC), fundado en 1908 por veteranos del ejército mambí, fue el primer partido organizado y dirigido por negros en América. En 1912 tuvo un sangriento final (3.000 a 5.000 de sus militantes asesinados), hecho que hizo de su existencia tópico tabú en la historia cubana. Apenas con el siglo XXI habrá mayor presencia de este asunto en las agendas de investigación y debate historiográfico, lo que fue más notorio al conmemorarse en 2012 el centenario de la masacre, siendo tema de atención el significado del PIC para el hoy de Cuba, en particular para el Estado y la gestión gubernamental actual. Se propone aquí un análisis crítico de diversas contribuciones -en su mayoría recientes- que ilustran ciertas dimensiones recuperables en esta materia para problemáticas y retos visibles en el horizonte del mundo popular cubano.

"Entre plebe maldita y venganza social, una inquietud generacional", de Laura Gargiulo:
De finales del siglo XIX a mediados del XX sucedió en Italia uno de los periodos de encuentro más fecundos entre anarquía y literatura; un terreno difícil en el que los escritores trazaron el camino a partir de la tensión a la libertad y a la lucha contra el fenómeno de que el arte se encadene tanto al dinero como a la ideología. Trazarse una nueva identidad no significa, todavía, ser siempre capaces de convertirse en portavoces críticos, sino que a menudo el espíritu libertario encalló en la esterilidad del esteticismo, en la vacuidad de ciertos comportamientos y en el inmovilismo. Solo quienes asumen literalmente los contenidos libertarios pueden recorrer el camino de la emancipación de la lógica del dominio, haciendo del anarquismo un instrumento de lectura propia y de los demás fuera de cualquier esquematismo y siempre en la senda de una idea exagerada de libertad.

"En los orígenes de la geografía crítica. Espacialidades y relaciones de dominio en la obra de los geógrafos anarquistas Reclus, Kropotkin y Mechnikov", de Federico Ferretti y Philippe Pelletier:
El problema de la dominación está en corazón de la reflexión y del proyecto anarquistas, que se basan en su antónimo: la libertad, vista no como la licencia, la anomia ni el dejar hacer individual, sino como un componente a la vez personal y social. La libertad remite a la Geografía para la cuestión de sus límites, de su extensión, de su traducción concreta tanto en su relación espacial como en su relación social (recursos, finitud, organización del territorio). Por eso no es sorprendente que a la primera oleada de teóricos anarquistas (Godwin, Déjacque, Proudhon, Bakunin…), más preocupados por la economía, la sociología o la politología, suceda una segunda oleada, a partir de 1870, que incluye a geógrafos. No solo los más conocidos, como Élisée Reclus (1830-1905) y Piotr Kropotkin (1842-1921), sino también Lev Mechnikov (1838-1888), Mijaíl Dragomanov (1841-1895), Gustave Lefrançais (1826-1901) o Charles Perron (1837-1909).

"La Escuela Libre de Constitución (2008-2013). Cinco años de construcción colectiva, horizontal y autogestionada", de Pablo M. Pérez.
La Escuela Libre de Constitución (Ciudad de Buenos Aires), creada en el año 2008, es una experiencia educativa que entiende la construcción del conocimiento como un trabajo dialógico, horizontal y colectivo entre profesores y estudiantes. No tiene directivos, ni organización jerárquica y funciona mediante asambleas. Los cursos son gratuitos, los profesores no tienen salarios (se consideran activistas) y se autogestiona con actividades y cotizaciones voluntarias de los participantes. La ELC otorga títulos oficiales, ya que fue reconocida por el Estado luego de varios años de lucha, y en la actualidad se encuentra activa.
El artículo reconstruye la historia de la ELC, su funcionamiento y su relación con la Coordinadora de Bachilleratos Populares, de la cual formó parte.

"Luigi Galleani y el anarquismo antiorganización", de Antonio Senta.
Luigi Galleani es una figura central en el anarquismo italiano y el principal exponente de la corriente autodenominada antiorganización. Nacido en Vercelli en 1861, activo primero en Italia y después en Estados Unidos en las primeras décadas del siglo XX, encarna el espíritu de revuelta individual y colectiva, la irreductibilidad al orden establecido, a la explotación y a la jerarquía. En estrecha relación con Reclus y Malatesta, está convencido de que cualquier organización, artificial o formal, es autoritaria y dañina para el anarquismo. Gran agitador y editor prolífico, su nombre va unido a la publicación del periódico de referencia de gran parte del movimiento anarquista italoamericano, Cronaca Sovversiva.

Números anteriores:

-Núm.1 (Abril de 2006): “Otra vuelta de tuerca: las interpretaciones del arraigo del anarquismo en España. ¿Sigue la polémica” (Javier Paniagua), “La insumisión voluntaria. El anarquismo individualista español durante la dictadura y la Segunda República” (Xavier Díez), “Kant y Bakunin” (Elena Sánchez Gómez), “La Escuela Moderna y la renovación pedagógica en Cataluña” (Olga Roig López). “Un enclave cenetista en una ciudad levítica: apuntes para una historia del anarquismo en Cuenca” (Irma Fuencisla Álvarez Delgado y Ángel Luis López Villaverde), “La participación de la mujer en el origen del anarquismo en Canarias” (Raquel Pérez Brito).

-Núm.2 (Octubre de 2006): “La cultura anarquista en los albores del siglo XX” (Paco Madrid), “Utopía colectiva y autonomía individual” (Nelson Méndez y Alfredo Vallota), “El protagonismo político de la CNT en los municipios catalanes del Vallés Occidental” (Matías Vargas), “Mujeres Libres: emancipación femenina y revolución social” (Helena Andrés Granel), “Las grandes olvidadas: las mujeres españolas en la Resistencia francesa” (Isabel Munera), “El pensamiento político de Hildegart Rodríguez” (María Losada Urigüen), “El exilio femenino: Federica Montseny o el peso del amor tan lastimado” (María José Palma).

-Núm.3 (Abril de 2007): “Vigencia del pensamiento de Camilo Berneri” (Frank Mintz), “La conquista del pan: Volviendo a una obra de Kropotkin” (Simón Royo), “Reflexiones anarquistas” (Alfredo D.Vallota), :“Espectros del feminismo” (Vicente Serrano), “Ciberfeminismo y ecofeminismo” (Teresa Aguilar), “Los senderos múltiples de la identidad:feminismo alternativo” (Elena Sánchez), “La FAI en Galicia” (Eliseo :Fernández)
-Núm.4 (Octubre de 2007): “El anarquismo individualista de William Godwin” (Raquel Sánchez), “Desarrollo y debates en los grupos anarquistas de la FAI en el Madrid republicano” (Julián Vadillo), “El puño del artista” (Óscar Sánchez Vadillo), “La colección Temas Españoles: la contrarrevolución española y la divulgación de la interpretación franquista” (Carlos José Márquez), “Una revolución amordazada” (Michel :Suárez).

-Núm.5 (Abril de 2008): “Una ocasión desaprovechada. Salvochea y el centenario de su muerte" (José Luis Gutiérrez Molina), "Una revolución amordazada" (Michel Suárez), "La colección Temas Españoles: la contrarrevolución española y la divulgación de la interpretación franquista de la historia de España y de la Guerra Civil" (Carlos José Márquez), "El fondo Ugo Fedeli del Instituto Internacional de Historia :Social de Ámsterdam" (Antonio Senta), "La represión franquista y el movimiento libertario español desde el fin de la Guerra Civil hasta principios de los años cincuenta" (Massimiliano llari), "Anarquismo y sexualidad" (Helena Andrés Granel), "La evolución del concepto de pedagogía libertaria: de la teoría a la práctica" (Valeria Giacomoni), "Concha Pérez Collado: anarquista, miliciana en la Guerra Civil española" (Sara Moroni).

-Num.6 (Octubre de 2008): "El cénit de la CNT en Vizcaya en torno a 1920" (Alfredo Velasco Núñez), "La nota del Alcalde de Tarrasa a un formulario obsoleto, 1919" (Agustín Guillamón), "La búsqueda de la unidad anarquista: la Federación Anarquista Ibérica antes de la II República" (Jason Garner), "Melchor Rodríguez y Los Libertos" (Alfonso Domingo).

-Núm. 7 (Abril de 2009): "Anarquía como autodeterminación. Introducción al federalismo político.económico de Proudhon" (Emmanuele Treglia), "Europa y Occidente en la Nueva Geografía Universal de Elisée :Reclus" (Federico Ferretti), "El trabajo: una idea-fuerza debilitada" (Alfredo D. Vallota), "Carilanteras. Mujeres y franquismo en un pueblo andaluz" (José Luis Gutiérrez Molina), "Vísperas de revolución. :El Congreso de la CNT de 1936" (Juan Pablo Calero Delso).

-Núm. 8 (Octubre de 2009): "La Comuna de París y los orígenes del pensamiento anarquista: la experiencia de los hermanos Reclus" (Federico Ferretti), "Los precursores del Primero de Mayo. La primera jornada, :La Habana 1890" (Frank Fernández), "Herbert Read: esbozo biográfico y de introducción a su obra" (Nelson Méndez) y "La enajenación en la sociedad capitalista. Una aproximación a las tesis de Erich Fromm" (José María Fernández Paniagua).

La presentación oficial de la revista tuvo lugar el 16 de junio de 2006, en el Ateneo de Madrid. En ella expusieron María Teresa Rosa Oñate Zubía (catedrática de filosofía en la UNED), Alejandro Díez Torre (Universidad de Alcalá de Henares y miembro del departamento de Historia del Ateneo de Madrid) y Emilio Sola (profesor de la Universidad de Alcalá y prestigioso historiador).
Existe un comité científico que avala la calidad de los contenidos y está compuesto por prestigiosos expertos en anarquismo, en Historia Contemporánea y en el campo filosófico: Maurizio :Antonioli (Università di Milano), Gianpietro Berti (Università di Padova), Richard Cleminson (University of Leeds), Joel Delhom (Université de Bretagne-Sud), Alejandro Díez Torre (Universidad de Alcalá de :Henares), Luis Dorrego (New York University in Madrid), Isabel Escudero Ríos (UNED), Christian Ferrer (Universidad de Buenos Aires), Roberto Giulianelli (Università Politecnica delle Marche), José Luis Gutiérrez Molina (Universidad de Cádiz), Nelson Méndez (Universidad Central de Venezuela), Teresa Oñate Zubía (UNED), Philippe Pelletier (Université Lyon 2), Pablo M. Pérez (Universidad de Buenos Aires), Paul Preston (London School Economics), Giorgio Sacchetti (Università di Padova), Salvo Vaccaro (Università di Palermo), Alfredo Vallota (Universidad Simón Bolívar de Caracas) y Claudio Venza (Università di Triestre). También formaron parte de este Comité los fallecidos Luigi di Lembo (1947-2011), Agustín García Calvo (1926-2012) y Eugenio Trías (1942-2013).

En 2012, se inicia una nueva etapa con la publicación del número 9, con fecha de primer semestre de ese año.

-Núm.9 (Enero-junio de 2012): "Un anarquista en la Europa del siglo XX: Umberto Marzocchi (1900-1986)" (Giorgio Sacchetti), "Pierre Clastres y las sociedades contra el Estado" (Augusto Gayubas), "Las colectividades como impulsoras del cambio social: la Revolución española" (Manuel Vicent Balaguer), "Edelsthtat, un poeta anarquista" (Ignacio Donezar). "Sobre el intento de exterminio del anarcosindicalismo gaditano por los sediciosos de julio de 1936" (José Luis Gutiérrez Molina); en sección "Materiales", traducido por primera vez al castellano, se publica el texto "La síntesis anarquista" de Volin.

-Núm.10 (Julio-diciembre de 2012): "Antropología de la anarquía" (Charles J.-H. Macdonald), "El ateísmo contra el pensamiento religioso: la desacralización como libertad de indagación" (José María Fernández Paniagua), "Dos décadas de publicaciones sobre el anarquismo español: 1990-2011. Inventario ordenado precedido por un breve comentario" (Joël Delhom), "O Inimigo do Rei, el grito irreverente y osado de la anarquía" (Júlio Antonio Zacouteguy); Índices de los números 1 al 10 por títulos y autores; en la sección "Materiales se publica con el título "Congresos de la Internacional en La Haya y Saint-Imier" un fragmento del libro de Max Nettlau “Bakunin. La Internacional y la Alianza en España (1868-1873)”, escrito en diciembre de 1926, donde se narran los acontecimientos previos al congreso que supuso el nacimiento del anarquismo como fuerza social organizada.


Descarga de PDF de los números 1 al 10 en Dialnet.

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domingo, 13 de julio de 2014

El humanismo y su plena interpretación libertaria

Recuperamos algunas "reflexiones" sobre un concepto de interpretación múltiple, y tantas veces denostado por ello, el humanismo; desde una óptica libertaria, solo podemos entenderlo como la búsqueda de la emancipación en todos los ámbitos de actividad humana.

Muchas veces, hay que insistir en las múltiples interpretaciones de según qué términos o, mejor dicho, en la interpretación o apropiación continua que se lleva a cabo de los mismos por parte de ideas y movimientos políticos y religiosos. El caso más evidente es el de la palabra “democracia”, a la que hay que añadir cierto epíteto para aclarar el asunto; la mayor parte de las veces, ese calificativo ocultará la dominación oligárquica ("liberal", "popular") o, sencillamente, se queda en el terreno de lo ideal o de lo deseado ("directa", "participativa"). Ocurre con términos propios de la modernidad, ahora desprestigiados, como el “racionalismo”, al que hemos aludido en otras ocasiones, y pasa también con el llamado “humanismo” debido a su carácter positivo a priori (o así lo creemos nosotros, en espera de críticas más profundas y fundamentadas). Como primera declaración de intenciones, diremos que consideramos al humanismo como parte también, al igual que el racionalismo, del código genético del anarquismo (y no únicamente como una tendencia dentro del mismo); naturalmente, como ocurre con todas las características libertarias, con una amplitud de miras que tratará de ir más allá de cualquier otra tendencia en su afán por buscar la emancipación.

Parece ser que la palabra "humanismo" fue usada por primera vez a principios del siglo XVIII por el maestro y educador bávaro Niethammer. Hay quien dice que el vocablo "humanístico" se empleó ya en 1784, mientras que la utilización de "humanista" en italiano se remonta a 1538. Existe relación entre todos esos vocablos. Niethammer entendía por "humanismo" la importante tendencia de los estudios clásicos en griego y en latín. Umanista se empleaba en Italia para referirse a los estudiosos de las "humanidades" (a las artes liberales: historia, poesía, retórica, gramática o filosofía moral), no de manera profesional sino como "pura y simplemente hombres". "Humanismo" puede aplicarse, de manera retrospectiva, al movimiento  surgido en Italia a finales del siglo XIV y extendido a otros países en los dos siglos posteriores. Hay autores que entienden el humanismo como la filosofía del Renacimiento opuesta al escolasticismo medieval (lo que no supone que la época renacentista aparte a la divinidad o a la religión, pero fue un periodo importante para la gestación del librepensamiento no cabe duda). Otros autores niegan significación filosófica en el humanismo y ponen de relieve el carácter literario del mismo. Tal vez ambas posturas sean extremistas, no puede hablarse de una tendencia filosófica común en los autores renacentistas y tampoco puede desdeñarse la importancia del pensamiento de todos esos nombres, especialmente en lo que atañe a la filosofía moral. Muchos humanistas trataron de destacar la llamada "dignidad del hombre" y con ello dieron lugar a transformaciones en la antropología filosófica de la época.

En la modernidad se ha referido el humanismo al movimiento anteriormente citado y también para designar ciertas tendencias filosóficas, especialmente aquellas en que se pone de relieve algún "ideal humano". Existe, por lo tanto, un humanismo "cristiano", "socialista", "liberal", "científico", "existencialista"… y muchos otros. Algunos de estos humanismos se esfuerzan en destacar la importancia de la noción de "persona" frente a la de "individuo"; esta discusión merecería un espacio mucho más amplio, pero señalaremos que ambos conceptos pueden ser valiosos, con varias interpretaciones que nos alejan de la simplificación: somos sujetos de derecho, pertenecientes a una comunidad, capaces de transformar el medio, de comunicarnos y de razonar, tendemos a la libertad, y todo ello no tiene por qué enfrentarse a nuestras características específicas, a nuestra condición de "únicos". De la misma manera, los humanismos en general insisten en la condición social del ser humano, en no considerarle de manera reduccionista o en la posibilidad de una "sociedad abierta".

En suma, el humanismo pretende que la verdad y la realidad sean más ricas y variadas o que se reconozca su inagotable riqueza, puede entenderse como una perspectiva que lleva a "totalidades abiertas". No tiene por qué confundirse el humanismo con el escepticismo fundado por Pirrón, ya que si éste suspende el juicio en el saber, aquel se esfuerza por saber lo que se alcance a saber (lo que, a nuesstra manera de ver las cosas, no les enfrenta necesariamente); podría decirse también que el humanismo supone una ruptura con la verdad sostenida por cualquier tradición.

Como dijimos al comienzo, hay quien dice que el humanismo es una tendencia mayoritaria en el anarquismo, yo iría más lejos afirmando que es una parte primordial de su herencia genética. Kropotkin insistió siempre en la emancipación de toda la humanidad, acabando con la división del trabajo se lograría la liberación de todas las clases sociales, también de los que están arriba. La revolución social, aquella que aspira a acabar con las clases y con la dominación, no puede tener más que una tendencia humanista. Los problemas de clases se convertirán en problemas humanos, al desaparecer aquellas quedarán las diversas y deseables categorías humanas con sus antagonismos y con sus conflictos. Camillo Berneri sostuvo que solo es humanista quien vea en cada hombre el hombre: “soy hombre y pienso que nada humano me es ajeno”. Reducir a una persona a una condición (productor, elector, consumidor, súbdito, feligrés…) es lo más alejado del ideal libertario, que es la manera más honesta de entender el humanismo. De igual modo, el anarquista italiano huía de la posibilidad de etiquetar de perversa a ninguna clase social o condición humana, sin olvidar jamás al hombre que se encuentra tras ellas, y abogaba por profundizar en las causas que empujaban a la corrupción al, tantas veces débil, ser humano. No hay una forma más bella de entender el humanismo que la que se traduce de aquellas palabras de Malatesta: “En todo hombre hay siempre algo humano que en circunstancias favorables puede ser evocado útilmente para vencer los instintos y la educación brutales. Todo hombre, por degradado que esté, incluso un feroz asesino o un vil instrumento de la policía, tiene siempre alguien al que ama, algo que le conmueve. Todo hombre tiene su cuerda sensible: el problema es descubrirla y hacerla vibrar”. No entendemos ninguna ingenuidad en estas palabras, tampoco una simplista visión del ser humano, y sí una firme apuesta por el más alto ideal de libertad y de justicia inherente al anarquismo, por un mundo más humano en el que se huya de la represión, de la violencia y de la venganza, y donde pudiesen potenciarse las posibilidades de cada hombre. El humanismo está, a nuestro modo de ver las cosas, fuertemente arraigado en el anarquismo, síntesis de las preocupaciones de desarrollo de la personalidad individual y de la búsqueda de liberación para toda la humanidad.

La existencia de un humanismo cristiano o de un humanismo liberal y burgués ha hecho que se ponga en el punto de mira la existencia de un auténtico humanismo. Insistimos en la posibilidad de un humanismo libertario capaz de tender a la emancipación en todos los ámbitos humanos, contrario a cualquier absolutismo, que tienda a la justicia social y garantice la libertad individual. Es tal vez un absolutismo considerar al hombre como sujeto de la historia, tal y como ha sostenido cierta manera de entender el humanismo –el proletariado sería su equivalente en una manera determinista de entender el socialismo, y que hoy resulta más que cuestionable-; la historia puede ser un fenómeno complejo que arrastra muchas veces a los hombres, lo que no imposibilita la transformación social y la posibilidad de perfeccionar nuestras posibilidades individuales y colectivas.




miércoles, 9 de julio de 2014

El discurso historiográfico partidista y la reivindicación de la memoria

Este libro, de Carlos José Márquez, editado ya hace unos años por Ediciones Lengua de Trapo, nos propone un ensayo de crítica bibliográfica, como el mismo autor lo denomina, que denuncia sin paliativos las diversas interpretaciones interesadas que se han dado sobre el conflicto español, buscando legitimar posicionamientos ideológicos y convirtiendo la historiografía en otro campo de confrontación política.

Estructurado en cuatro capítulos, Márquez dedica el primero de ellos a cuestiones conceptuales y es ahí donde, tras analizar diversos enfrentamientos civiles y procesos revolucionarios en las edades Moderna y Contemporánea, entra en juego con fuerza la interpretación del autor -de tanta valía como sus críticas a las diversas corrientes historiográficas que se dan en los restantes capítulos-, considerando indisociable el conflicto civil al hecho revolucionario. Porque un lugar común de los historiadores partidistas, tanto de la izquierda como los que se califican en el libro de neofranquistas o parafranquistas, es el de negar el proceso revolucionario de carácter libertario abierto en España a partir del alzamiento militar del 18 de julio.
Una de las principales objeciones que el autor hace a la llamada izquierda partidista es la de no haber sido capaz de construir un análisis propio, siendo simplemente una refutación de las posturas derechistas que, a su vez y con el hilo conductor establecido por los autores neofranquistas o parafranquistas -Márquez se niega a calificar a tales historiadores de revisionistas ya que no aportan ninguna novedad al discurso legitimador franquista-, encuentran justificación al oponerse a la dominación que la historiografía de la izquierda partidista habría llevada a cabo a partir de la Transición.

Existe una reivindicación del autor del Movimiento por la Recuperación de la Memoria Histórica, aun aceptando la presencia en el mismo de ciertos intereses políticos, como muestra de la ruptura de ese consenso establecido durante la Transición, y que puede sentar las bases para una nueva interpretación del conflicto. El MRMH resulta esencial para la reconstrucción de la violencia de las derechas durante la República y la Guerra Civil -y su extensión en la dictadura franquista- y permita al mismo tiempo a la historiografía replantear el análisis de los orígenes de la contrarrevolución española durante aquellos años. Para Márquez, como señala en el segundo capítulo dedicado a la historiografía franquista, la cultura política de la derecha y del posterior régimen franquista tiene su herencia en el Antiguo Régimen, con el hilo conductor que supuso el moderantismo en la década de 1830; dicho fenómeno abogaba por la unión del Estado español y la religión católica, por un modelo que aunara lo liberal y lo católico, superando sus contradicciones, y por un régimen monárquico -sin renunciar a la dictadura- y contrarrevolucionario.

Un autor al que sí se le otorga el calificativo de “revisionista” en un sentido estricto es a Michael Seidman, autor que en los últimos años ha aportado un punto de vista auténticamente original pero en el que Márquez quiere ver algunos errores como el considerar la existencia de una “historiografía anarquista”. Las diversas tendencias analizadas en el libro tendrían una continuidad en su insistencia en que ha sido esa supuesta “historiografía anarquista” la que ha alimentado el mito de un nuevo sistema social y político creado a partir de la revolución de julio de 1936; difícil resulta encontrar un lugar historiográfico común a autores que interpretan la guerra civil española en clave revolucionaria, pero han proliferado las calificaciones de “tendenciosos” o “victimistas” a autores como George Orwell, Frank Borkenau, Gaston Leval, Augustin Souchy, Mary Low, Emma Goldman...
El autor resulta serio y diáfano en su discurso, muy bien documentado, valiente tanto al analizar a partidismos de izquierda o derecha, como al señalar supuestas eminencias en la materia que actúan de manera aparentemente oportunista y comercial. Por todo ello, es muy recomendable la lectura del libro para todo público, profano o no en la cuestión, que quiera hacerse una aproximada idea de cómo las diversas culturas políticas tratan de utilizar la historiografía para conformar su identidad.