jueves, 25 de diciembre de 2014

Apuntes sobre derecho y anarquismo

Entrar en la visión anarquista sobre el derecho, usualmente de rechazo al considerarse solo legitimado en el poder político (el Estado), es un esfuerzo necesario para revitalizar las ideas libertarias. Si acudimos al anarquismo clásico, al mismo Bakunin, observamos ya un antagonismo entre el derecho jurídico (o positivo), en forma de autoridad externa al individuo, y el derecho natural (o humano).

Sin embargo, la concepción de Bakunin se ha diferenciado del iusnaturalismo, ya que los juristas han entendido siempre un vínculo necesario entre una moral trascendente y la ley jurídica; tal y como afirma Aníbal D'Auria analizando al filósofo ácrata en El anarquismo frente al derecho, el iusnaturalismo es platónico-idealista al afirmar la existencia de dos realidades, la empírica y la ideal, estando subordinada la primera a la segunda. La ley jurídica resulta siempre injusta al estar legitimada en la fuerza y, a pesar de que se presente como benévola por mostrar una conexión con el derecho natural, pierde esa condición al ser impuesta de forma coercitiva. Es Bakunin el que denuncia ese vínculo entre el idealismo, religioso o racionalista, y el derecho jurídico o positivo.
Así, el derecho natural al que apela Bakunin es precisamente todo lo contrario al estar libre de toda ficción metafísica y renunciar al uso de la fuerza. En el autor ruso encontramos ya una plena visión anarquista al confiar en la libertad y espontaneidad de las personas para ser ellas mismas, sin coacción externa, las que regulen sus mutuas relaciones; el derecho natural, o humano, de Bakunin se basa en el libre desarrollo de la causalidad universal, en las tendencias inherentes a las leyes naturales, sin interferencia de ningún tipo de idealismo (de Dios o del Estado). Para legitimar al Estado, es decir, las desigualdades y la injusticia, es siempre necesaria esa ficción idealista o metafísica; si anteriormente era necesaria la religión para mantener dominadas a las masas, algún tipo de idealismo mantiene igualmente el orden jerarquizado dentro de la institución estatal. Si la religión alude a la pervivencia después de la muerte, gracias a la ficción del alma, Bakunin cree ver una continuidad en la institución de la herencia con la voluntad superviviente del fallecido; en ambos casos, mistificaciones idealistas, se trata de legitimar situaciones de opresión basadas en la violencia.

miércoles, 17 de diciembre de 2014

Arte y compromiso

Vamos a echar un vistazo ahora a otra obra fundamental para comprender el anarquismo en España, y su relación con el arte: se trata de Arte y compromiso. España 1917-1936, de Arturo Ángel Madrigal Pascual (Fundación Anselmo Lorenzo, Madrid 2002). Como debería ser sabido, los acontecimientos sociales tienen una influencia en nuestra conciencia conformando nuestra ideología; así, son estas ideas las que en determinadas ocasiones aparecen a nuestro alrededor plasmadas en la actividad artística. Son esas obras las que tantas veces empujan a personas que conectan con esas ideas a la acción, influyendo entonces a su vez en los cambios sociales que hasta entonces estaban latentes. En este sentido, hay que observar la obra artística comprometida como de vanguardia, ya que se esfuerza en superar los convencionalismos sociales ayudando a generar una nueva conciencia apartada del "arte por el arte" (lo que podemos denominar un arte desinteresado ajeno a todo utilitarismo).

Lo que Madrigal analiza es que, a partir de 1917, se produce un acercamiento de un cierto del arte y los artistas a la clase trabajadora oponiéndose así a la sociedad capitalista; también, el hecho en los años 20 de que el artista avanzó solo, creciendo en su arte y en su compromiso con la vida y la sociedad a través de un realismo con rasgos propios. Se trataba de un estilo realista reivindicativo, que trata de ayudar a transformar el mundo, y no pretende solo alcanzar la belleza; por supuesto, en España no existe un realismo exclusivo, sino que el estilo se ve influido por otras tendencias en el panorama internacional. Si en Europa occidental (Zúrich, Berlín...) es el dadaísmo el que se encarga de tomar un camino revolucionario, en España no existirá un movimiento artístico organizado en contra del capitalismo, la opresión y el militarismo; no obstante, existe ese arte revolucionario en la sociedad española, menos coordinado, pero más espontáneo y real que en otros países debido a que la protesta surge tantas veces de las personas que sufren los avatares de la vida.

sábado, 13 de diciembre de 2014

Organización obrera en España, principios del siglo XX

La obra de Juan Gómez Casas resulta fundamental para conocer y comprender la historia del anarquismo en España. En libros como Historia de la FAI se recuerda la evolución de lo organización obrera a principios del siglo XX, cuando por influencia del sindicalismo revolucionario francés la palabra societarismo es substituida por la idea nueva del sindicalismo y la sociedad obrera pasa a ser el sindicato.

El anarquismo realizaba una crítica al sindicalismo, primero por no dirigirse al ser humano en general, sino al trabajador, limitando así los horizontes intelectuales y filosóficos de las ideas; en segundo lugar, consideraba que el sindicalismo no era autosuficiente para resolver todos los problemas sociales. Así, el sindicalismo era solo un medio entre otros para lograr una sociedad nueva, ya que eran necesarias otras organizaciones libres de las actividades económicas, como las políticas o toda formulación libre en general. No obstante, a pesar de esta crítica, en aquellos tiempos se confunden el movimiento obrero libertario con las palabras sindicato y sindicalismo. En 1907, nace Solidaridad Obrera, federación local de las sociedades obreras de Barcelona, con la aspiración de emancipar a la clase trabajadora del sistema capitalista. Sus formulaciones son muy genéricas, pero recogen en gran medida el espíritu de la Primera Internacional. En el periódico homónimo de aquella organización participarán grandes personalidades del anarquismo español como Anselmo Lorenzo, Ricardo Mella, José Prat o Antonio Loredo. No tardaría en extenderse el ejemplo de Solidaridad Obrera por toda Cataluña y Andalucía, que en líneas generales tiene un espíritu anarquista, a pesar de estar abierta al conjunto de la clase obrera: antiautoritarismo e independencia de los partidos políticos.

martes, 9 de diciembre de 2014

Confluencia entre anarquistas, republicanos y librepensadores

Hemos insistido, en entradas anteriores, que existe una confluencia en el siglo XIX en España entre anarquistas, republicanos y librepensadores. Queremos repetirlo, para tratar de poner las cosas en su sitio y presentar las ideas libertarias decimonónicas como la fuerza más progresista y modernizadora del momento.

En aquel momento, los Centros de Estudios Sociales y los Ateneos eran los lugares comunes para esas ideologías avanzadas, espacio adecuado para el debate y el intercambio de ideas. Claudio Venza y Francisco Madrid, en Antología documental del anarquismo español, recuerdan la colaboración intelectual entre republicanismo y anarquismo en publicaciones como Ciencia Social y Germinal. En la literatura, a partir de esta colaboración entre fuerzas progresistas, existirán numerosos escritores, no solo en España, también en todo Europa, que abrazarán las ideas libertarias.
El simbolismo francés es las corriente literaria que más influye en los intelectuales y literatos españoles en aquellos años, en la última década del siglo XIX. Rudolf Rocker, en sus memorias, afirma lo siguiente: "No hay entre los representantes distinguidos de la literatura francesa de aquella época uno solo que no esté inspirado por pensamientos libertarios y no haya intentado llevar a la conciencia de los lectores la crudeza, la hipocresía y la descomposición interna de las instituciones sociales". No obstante, se trata de un anarquismo literario, tal y como lo denominó Azorín, que tal vez no tuvo la suficiente profundidad ideológica, que necesita un movimiento obrero organizado que no tardará en resurgir después de sufrir numerosas persecuciones estatales.

viernes, 5 de diciembre de 2014

La estética anarquista


Continuamos analizando los  orígenes del anarquismo en España, en este caso desde el ámbito de la cultura, considerada desde las ideas libertarias como un instrumento de liberación social e individual.

Los anarquistas españoles hicieron del arte y la literatura armas revolucionarias para perfeccionar la sociedad. Lily Litvak, en Musa libertaria, se ocupa de un periodo (1880-1913) de gran agitación social en el que brillaban con luz propia los ácratas. Existe una abundante producción anarquista en esos ámbitos y, desgraciadamente, al día de hoy sigue siendo muy desconocida. No creo que exista ningún otro movimiento que haya puesto tanto énfasis en la cultura como herramienta de emancipación, como manera de transformar el medio social y hacer mejores a los hombres. Ante las acusaciones de utopismo y de querer convertir a las personas en lo que no son, recordaremos que se trata de perfeccionar, no de conseguir lo perfecto, y cuanto menos de que la sociedad no suponga un medio de envilecimiento. En esa labor cultural, los anarquistas fueron fieles a sus principios y buscaron, consciente o inconscientemente, nuevas formas y medios para expresar ideas innovadoras. En muchos casos, esas inquietudes creativas provenían de los propios trabajadores, solidarios con los de su clase e inspirados por los más desfavorecidos. En otros, son escritores y artistas burgueses los que publicaron su obra directamente en medios libertarios o fueron reivindicados por los ácratas. Litvak recuerda que tal vez no se produjeron grandes obras anarquistas, pero sí se creo una encomiable alternativa radical por parte de la cultura popular con la más elevada de las aspiraciones: ser libre. Existe toda una discusión sobre la finalidad del arte, y parece muy aceptable que existe toda una vinculación entre la perfección formal, la belleza, y los sentimientos más nobles en el ser humano.

lunes, 1 de diciembre de 2014

El desarrollo del anarquismo en España

Dedicamos este texto a lo que será el desarrollo del movimiento en España a finales del siglo XIX, al que ya podemos calificar ya de anarquista; recordemos que la llegada de Fanelli, algo que por sí solo obviamente no puede explicar lo que fue el germen del anarquismo, cuyo desarrollo se ha atribuido casi al azar por parte de algunos historiadores, dará lugar a la sección española de la AIT, la cual adopta los principios libertarios de Bakunin, pero también se ve influida por un rico corpus precedente; incluimos al final un pequeño glosario para mayor comprensión de siglas y corrientes anarquistas

Como dijimos en textos precedentes, con la llegada de Fanelli a España se constituyen dos secciones: el núcleo promotor de la Internacional española en Madrid y, algo después, el grupo organizador en Barcelona. Si algunos historiadores, incluso de condición ideológica muy diferente, atribuyen más o menos al alzar el desarrollo del anarquismo en España (es decir, basto que llegara Fanelli para que todos se hicieran seguidores de Bakunin), Francisco Madrid sostiene que ese argumento no tiene base sólida alguna en la que apoyarse. Después de cierto periodo de preparativos y propaganda, se convocó un congreso obrero en Barcelona en junio de 1870; en él, se confirma la tendencia bakuninista, es decir, abstencionista en política, y se pusieron las bases organizativas desarrolladas posteriormente en los distintos congresos que la Internacional celebrará hasta 1874. De aquel congreso, nacerá la Federación Regional de Trabajadores (FRE), como sección española de la AIT. La organización quedaba estructura en dos vertientes federativas, una social y otra económica, partiendo ambas de la sección de oficio. En la vertiente social, las secciones del mismo oficio de una determinada localidad formaban la federación local; la federación comarcal estaría compuesta por las federaciones locales de la comarca; las federaciones comarcales darían lugar a las federaciones regionales, cuyos miembros eran elegidos en los congresos anuales. En la otra vertiente, las secciones de oficio símiles se federaban dando lugar a la agrupación local de oficios símiles, las cuales federadas formaban en todo el territorio la unión de oficios símiles. Esta estructura organizativa debía ser efectiva gracias a la recogida de todos los datos necesarios para conocer de forma exhaustiva la situación laboral de los obreros de cada oficio (empresas existentes, secciones, número de afiliados…); es por eso que se dará una importancia primordial a la estadística, considerada junto a la sociología como auténticas ciencias revolucionarias.