domingo, 26 de julio de 2015

Proudhon y la religión

La relación de Proudhon con la religión es, tal vez, algo ambigua. Parece ser que Daniel Guerin llegó a decir que el pensador francés no se liberó nunca por completo de su formación cristiana. Una obra como Proudhon y el cristianismo, de Henri de Lubac, da muestra de esa ambivalencia o múltiple lectura que puede tener su obra. Por un lado, se admite en ese libro que el autor de Filosofía de la miseria fue el gran adversario de la fe religiosa en el siglo XIX, y sin embargo le dedica todo un libro, bien es verdad que tratando de llevar a su terreno ciertas nociones.

No obstante, Proudhon y el cristianismo es una obra de valía, importante para adentrarse en el pensamiento proudhoniano. Veamos si podemos introducirnos en la visión religiosa de Proudhon, que algunos han definido como demoledora de todo edificio autoritario. Para abrir boca, hay que recordar una frase tan impactante y escandalosa para su tiempo como aquella de "La propiedad es el robo"; Proudhon llegará a la siguiente conclusión: "Dios es el mal".

Proudhon inscribe las religiones, al igual que los Estados, en un sistema conceptual autoritario, tal y como expresa en las siguientes palabras (de su obra Idée générale): "Estas religiones, estas legislaciones, estos imperios, estos Gobiernos, esta sapiencia de Estados, esta virtud de los Pontífices, todo esto no es sino sueño e ilusión, un círculo de hipótesis interpenetradas que convergen hacia un mismo punto central desprovisto de realidad. Es preciso hacer estallar esta envoltura, si queremos llegar a una noción más exacta de las cosas y salir de este infierno, en que la razón del hombre, cretinizada, acabaría por extinguirse". Lo que caracteriza a todos los sistemas autoritarios es el principio de la trascendencia, el sometimiento del individuo a una autoridad ajena (Dios, Estado...) o a la clase mediadora que la representa (gobierno, clero...). La religión es un sistema universal de conceptos, el cual incluye el universo como un todo, algo que resulta ajeno a toda realidad científica, ya que ésta es para Proudhon un conjunto de dominios diferentes independientes entre sí. La religión es un intento de orientarse por el mundo, de forma reducida, simbólica e instintiva, y con pretensiones trascendentes, propio de una sociedad inmadura.

sábado, 18 de julio de 2015

Compendio de pacotilla intelectual

Existe un texto de Bertrand Russell con este nombre, tan lúcido como divertido, que se recoge en la valiosa recopilación Dios no existe, de Christopher Hitchens. Echemos un vistazo a las perlas que en él se comentan, muchas de ellas dedicadas a los hombres religiosos, siendo las épocas en las que mayor poder tenían menos proclives a la sabiduría. Efectivamente, en los periodos caracterizados por el predominio de la fe el clero imponía todo su criterio. Cada etapa oscurantista trata de ser ocultada con el fin de que la nueva etapa oscurantista no se reconozca como tal. Russell repasa algunos ejemplos de irracionalidad en el clero, desde que la ciencia comenzó a desarrollarse, y después analiza si el resto de la humanidad es mucho mejor.

En el mundo anglosajón, el clero se opuso al invento del pararrayos realizado por Benjamin Franklin, ya que ello suponía un intento de frustrar la voluntad de Dios. Entre las numerosas crueldades imaginables sobre una deidad, considerada encima omnibenevolente, no se me ocurren peores que considerar que un ser supremo envía fenómenos catastróficos para castigar a sus creaciones. No es esta visión exclusiva del monoteísmo occidental, ya que Gandhi (cuya figura está idealizada hasta el exceso), después de que unos seísmos sacudieran la India, comentó que aquello era un castigo divino por ciertos pecados. Estamos hablando de la época contemporánea, en la que se entiende que el deísmo habría sido la visión triunfante sobre los creyentes más razonables. Insistiremos en que, al margen de la creencia o no creencia de cada cual, no se nos ocurre que una mente saludable imagine una mano sobrenatural detrás de cada hecho accidental (esto es, en los que la mano del hombre no ha intervenido). Y ello por doble motivo, primero por una cuestión puramente racional, pero también, y más grave, por considerar que "alguien" merece esos castigos realizados por motivos inescrutables.

martes, 14 de julio de 2015

Ciudadano Krahe

Nos ha dejado, de forma muy temprana, Javier Krake. Cantautor brillante, irreverente y divertidísimo, digno heredero del gran George Brassens. Además de su obra, nos ha legado un enfrentamiento con instituciones de lo más cuestionables en una actitud permanentemente irreductible. Hay que recordar aquel tema de Cuervo ingenuo, interpretado en el mítico concierto de Joaquin Sabina y Viceversa, grabado en directo en febrero de 1986 en el Teatro Salamanca de Madrid. Cuando Krahe iba a iniciar su actuación, las cámaras de Televisión Española dejaron de grabar, en un ejercicio de censura gubernamental, un tema donde se cantaban las verdades al hoy sorprendentemente alabado Felipe González. Y es que lo de este país sigue siendo un grave problema de memoria histórica.

A Krahe se le llamó a menudo el "Brassens español", cantante y compositor francés del siglo pasado, y del que creo puede decirse que es uno de los grandes poetas contemporáneos. Efectivamente, no solo por su gran talento, son varías las similitudes que hay entre los dos cantautores: malos estudiantes, pero devoradores de libros con avidez, lo que les supuso una gran cultura, ambos empezaron a cantar pasados los treinta, se mantuvieron al margen de los circuitos de éxito permaneciendo fieles a sus músicos y amigos, y los dos son simpatizantes del anarquismo. A pesar de esa filosofía vital coherente, honesta y profundamente inconformista, Brassens acabó siendo adorado por Francia y sus discos son ampliamente conocidos. No es el caso, todavía, de Javier Krahe, aunque sus fieles son (somos) una enorme minoría.

viernes, 10 de julio de 2015

Por qué no es necesario el Estado

No es fácil dar una explicación sobre el origen del Estado, como no lo es darlo sobre la religión. Ambos, a nuestro modo de ver las cosas, tienen mucho que ver con una cultura autoritaria. Como dice Gaston Leval, en El Estado en la historia, la razón de por qué unos seres humanos se han impuesto sobre otros debe suponer uno de los capítulos de estudio más importantes de la historia.

El Estado, sea cual fuera la forma que adopte, impone su voluntad, y su gran mérito en la era contemporánea es haber hecho creer a gran parte de la sociedad que su existencia es necesario e incluso que cada ciudadano está integrado en su estructura. No obstante, a pesar de aceptar la importancia histórica de la llamada "voluntad de poder", de cuyo estudio se ha encargado también de manera inmejorable Rudolf Rocker, hay que aceptar otras explicaciones, además del hecho autoritario, para la aparición del Estado y de toda institución jerarquizada. Es posible, aunque más tarde desemboque en la aparición estatal, que la autoridad se presente en un primer momento como un factor positivo, como la elección de aquellas personas más capacitadas para realizar cierta labor.

lunes, 6 de julio de 2015

Apuntes sobre la tradición anarquista italiana


Aunque seamos reacios a poner etiquetas restringidas a un ámbito nacional, introducimos en este texto a los orígenes del anarquismo en tierras italianas; una vez más, encontramos un pensamiento antiautoritario valioso, que es de una innegable actualidad.

Vincenzio Russo (1770-1799), en Pensamientos políticos, considera la mejor forma de gobierno una república popular en la que cada hombre tenga sus necesidades fundamentales cubiertas y posea, además, la máxima libertad. Criticando el concepto de sacrificio de la libertad, en aras de una supuesta "voluntad general", considera que es precisamente la libertad asociativa, el fomento de la cooperación, la que garantiza las libertades individuales. El desarrollo de la humanidad quedaría fortalecido gracias a las facultades asociativas. Para Russo, la libertad no es otra cosa que el equilibrio entre la voluntad particular de cada individuo y la ley general, imposibles en una sociedad que no esté bien organizada. Es una defensa de la libertad y la igualdad, junto a una profunda crítica al privilegio económico, en las que muchos italianos observan a un precursor del movimiento anarquista. Naturalmente, este autor confía en la educación para lograr una sociedad de tales

jueves, 2 de julio de 2015

El poder político y el desarrollo cultural

Aunque no siempre lo veamos expresado de esa manera, no podemos estar más de acuerdo con Rudolf Rocker, el anarquismo es la gran síntesis entre liberalismo y socialismo. Las dos grandes corrientes producidas a partir de la Revolución francesa confluyen en el ideal libertario. Ello se produjo cuando determinados autores observaron que "la cuestión social" no se resuelve con cambios de constitución ni de gobierno, y sí llegando al fondo del problema.

El movimiento socialista, partidario de la supresión del monopolio económico y de la colectivización de los medios de producción, sufrió enseguida diversas influencias, mencionando Rocker la democracia y el liberalismo como las que tuvieron una significación decisiva, que acabaron por conducir a ciertas fracciones. Liberalismo y democracia eran conceptos eminentemente políticos, pero sus principios originarios se vieron distorsionados por el rumbo que tomó el desenvolvimiento económico capitalista. La "igualdad ante la ley" preconizada por la democracia se convertiría en un fraude cuando millones de seres humanos se vieron obligados a vender su fuerza de trabajo a una minoría de propietarios. El "derecho de sí mismo", propio del liberalismo, resulta otra pantomima por los mismos motivos, la necesidad de someterse al dictado económico de otro.