domingo, 31 de enero de 2016

La ciencia moderna y la anarquía

Piotr Kropotkin no necesita presentación, se trata de uno de los padres del anarquismo clásico y un filósofo con merecido lugar propio en la historia. Además de pensador y activista revolucionario, fue un importante investigador científico, especialmente en los campos de la geografía y de la antropología.

Nos llega ahora, editada por LaMalatesta Editorial, la obra La ciencia moderna y la anarquía, y como se pregunta Philippe Pelletier en el inicio de su imprescindible prólogo, la gran pregunta es lo que puede aportarnos un libro sobre ciencia escrito hace más de un siglo. Kropotkin, en una época en la que se pretende haber superado la modernidad, es habitualmente tildado de utópico cientifista, pero lo que el pensamiento posmoderno suele pasar por alto es que, por mucho que haya cambiado el mundo y la ciencia en este tiempo, los debates que se planteaban entonces siguen estando de plena actualidad. No es casualidad que la obra de Kropotkin causara una gran controversia en su propia época, molestando tanto a la burguesía como a la izquierda parlamentaria, y esté siendo en los últimos años cuando se esté dando el verdadero valor a su trabajo.

miércoles, 27 de enero de 2016

La posibilidad libertaria de una perfecta síntesis

Voy a hablar de liberalismo como resultante histórico englobando también, por lo tanto, el término neoliberal -utilizado de forma más bien peyorativa, aunque quizá acertada, por sus antagonistas para referirse a una doctrina pervertida en la actualidad y que nació, en gran medida, con ímpetu progresista y como defensora de las libertades-; por lo tanto, cotejaremos el liberalismo con el anarquismo, el cual contiene todo lo que de emancipatorio tiene, y tuvo, aquel conjunto de ideas.

Con el liberalismo, estamos hablando de la doctrina política y económica triunfante en la modernidad y en los países desarrollados -tal vez, el llamado “tercer mundo” todavía nos depare algunas sorpresas que rompan, sin caer en ninguna otra barbarie, este cuestionable avance de la civilización que sufren tantas vidas- y que aboga por la reducción del Estado -al menos parcialmente, ya que si bien abomina de él como intervencionista en lo económico, recurrirá a él cuando lo necesite, especialmente en su faceta policial-. ¿Supone esta minimización del Estado una esperanza para el anarquismo? Que nadie se alarme ante dicho "razonamiento". Simplemente, quiero señalar lo que resultará paradójico para todo simpatizante de los auténticos valores anarquistas -esos históricos que deben servir como impulsores para encontrar nuevas respuestas a los nuevos tiempos-: el mencionado “desarme” del Estado se da en un contexto donde se asume la desigualdad, marcada por la ley económica del más fuerte; de esta manera, la atomización, la incomunicación y una individualidad y materialismo mal entendidos son los resultantes de esta sociedad de consumo donde se diluyen los valores o se convierten en coyunturales, como esa petición de solidaridad para los más desfavorecidos en la cual los grandes poderes se abstraen hábilmente.

miércoles, 20 de enero de 2016

A vueltas con la televisión y los factores manipuladores

La televisión, junto con el resto de los medios, incluidas las nuevas tecnologías que tanto han fomentado la inmediatez y el rápido ólvido, forman parte de un mundo donde la información, de un modo u otro, consciente o inconscientemente por parte de los que la producen, es constantemente deformada. Como no puede ser de otro modo, es necesario mantener la mirada y el espíritu crítico ante un mundo en el que quizá, a pesar de la ilusión de libre circulación, la manipulación esta servida.
 
Que los medios, y muy especialmente la televisión, son en gran medida una maquina de desinformación y, consecuentemente, de manipulación de la opinión de las personas, es una cosa (que, en alguna ocasión, se ha tratado en este blog). Otra muy distinta, en la que podríamos caer los que tenemos posiciones ferozmente críticas sobre la alienación que produce la tecnología y los medios en manos del interés económico y político, es atribuirle todos los males del mundo. Hay quien ha dicho que esta visión es producto de un viejo esquema de pensamiento sobre lo que representa la transmisión del saber: un emisor (persona o institución), como fuente del saber y utilizando una canal de información, y un receptor, que recibe y registra la información de forma transparente y sin obstáculo alguno. Así, para que este sistema funcione solo es necesario que la fuente sea fiable, sinceridad en lo que se transmite y verificación sólida de la información. Si nos adentramos en el terreno de la moral, es decir, obligación del que porta el saber de transmitirlo a los otros, la cuestión se convierte en un deber solidario.

domingo, 17 de enero de 2016

La revista Ajoblanco, revulsivo contracultural en la España de los 70

La revista Ajoblanco se publicó en España durante más de dos décadas y en dos etapas: 1974-1980 y 1987-1999; abarcó, por lo tanto, desde el final de la dictadura franquista, pasando por la Transición y llegando hasta casi el siglo XXI. Esta publicación, a la que podemos denominar "contracultural", fue todo un revulsivo para la época.

Ajoblanco, junto a otras publicaciones, como Star, Nueva Lente u Ozono, es una de las revistas fundamentales para comprender la difusión de la contracultura en España. En los años 70, la España de Franco estaba viviendo un momento interesante con las protestas estudiantiles, las luchas del movimiento obrero, las comunas, el teatro alternativo, las editoriales y librerías independientes…; era un despertar de la contracultura en las grandes ciudades del país. Uno de los fundadores de Ajoblanco, José Ribas, de origen burgués e ideas libertarias, tal y como él mismo explica, decidió con un impulso libertario dar voz y lenguaje a una generación con muchas ideas, pero castrada por el nacional-catolicismo y por todo tipo de fuerzas autoritarias; era la realidad de una España gris, anquilosada y opresiva.

miércoles, 13 de enero de 2016

La apuesta directa. Debate libertario y ciclo político

Este libro, La apuesta directa. Debate libertario y ciclo político (318 páginas. Enclave de libros, Madrid 2015), recoge 13 artículos, con la pretensión de ser propuestas libertarias para los tiempos que corren, en nuestra opinión de desigual recorrido y análisis del estado de las cosas.

Diremos en primer lugar, para evitar una controversia a veces innecesaria, que nada más lejos de nuestra pretensión reclamar ortodoxia (palabra odiosa, que debería ser ajena a las ideas libertarias) alguna para el anarquismo, todo lo contrario, ni acaparar una visión unívoca sobre el capitalismo o el Estado; aunque recordemos, eso sí, que ambos poderes se encuentran muy vinculados para la perspectiva ácrata. Además, tal y como afirma Mario Domínguez en el epílogo del libro, la propuesta es tratar de crear debate a partir de un grupo de personas y colectivos de inspiración libertaria, pero sin excluir otras; la premisa, en cualquier caso, es buscar alternativas fuera de la vía institucional. Se considera, para tal empresa, que no es solo hoy el movimiento libertario el que recoge "ciertos principios antijerárquicos".

domingo, 10 de enero de 2016

Juan Peiró, anarquista y sindicalista revolucionario

Juan Peiró nació en 1887, en la popular barriada barcelonesa de Hostafrancs, y fue fusilado por el régimen franquista en 1942 al ser extraditado desde Francia cuando los alemanes la invadieron. El mérito de figuras como ésta, siendo innumerables nombres en el movimiento sindical y libertario de la historia de España, es enorme.

A los ocho años, Peiró comenzará a trabajar de vidriero y no aprenderá a leer y escribir hasta la edad de veintidós. Su gran capacidad de trabajo y su talento de organizador quedaron de manifiesto en la Confederación Nacional del Trabajo, ocupando importantes cargos como secretario general del Comité Nacional y secretario de la Federación Nacional de Obreros Vidrieros. También mostró sus dotes intelectuales en la dirección de los diarios Solidaridad Obrera y Catalunya, órgano de la Confederación Regional del Trabajo de Cataluña; igualmente, fue un asiduo articulista en diversas publicaciones libertarias españolas. Como es sabido, durante la Guerra Civil ocupó el cargo de ministro de Industria en el gobierno republicano; al final del conflicto, pasó a Francia insistiendo en permanecer al lado de sus compañeros encerrados en campos de concentración. Su final es legendario cuando, en un gesto más de dignidad y rebeldía, se negó tajantemente a recibir un cargo en el sindicalismo fascista y fue finalmente ejecutado por un nuevo régimen criminal. Como fuente de memoria viva, José Peirats escribía, en el apartado correspondiente a Peiró en Figuras del movimiento libertario español (Ediciones Picazo, Barcelona 1977), que se trataba de un escritor formidable, sin ningún asomo de demagogia, y un orador, tal vez no brillante, pero sí conciso y sincero; su profunda humanidad, en cualquier caso, resultaba incuestionable.

miércoles, 6 de enero de 2016

Industrial Workers of the Word - Trabajadores Industriales del Mundo

La Industrial Workers of the World (IWW) fue fundada en Chicago en 1905, y desde los orígenes hizo especial hincapié en su carácter industrial. Se distinguía de la American Federation Labor (AFL), organización predominante en la época, que no tenía en cuenta las industrias con mano de obra no cualificada, privilegiando así una élite de trabajadores del país. En cambio, la IWW tuvo en cuenta a todo tipo de obreros, no importaba su origen social, formación, sexo, ni raza, y estamos hablando de una época en la que los Estados Unidos recibió, entre 1880 y 1910, a unos 30 millones de inmigrantes europeos.

La IWW fue una organización auténticamente democrática que combatió todo tipo de jerarquización y no tuvo en cuenta la distinción entre trabajo manual e intelectual, que consideró otro peligro para crear privilegios. La creación y desarrollo de esta organización hay que insertarla en los del propio capitalismo, ya que junto a mano de obra procedente de Europa hubo una transferencia masiva de capitales; un escenario privilegiado para el desarrollo capitalista, no exento por supuesto de crisis cíclicas, que como siempre pagaban los trabajadores. Desde los años 90 el siglo XIX, puede hablarse ya de una fase del capitalismo que podemos denominar "imperialismo", con la búsqueda de nuevos mercados y materias primas a bajo precio. Se trata de una ofensiva expansionista desarrollada durante todo el siglo XX y que llega hasta nuestros días con una incierta nueva etapa globalizadora.