A pesar de que los gobiernos cambian una y otra vez, ninguno de ellos aporta soluciones económicas novedosas. Recordemos que el anarquismo siempre ha sostenido que los poderes económico y político están vinculados; aunque no necesariamente el primero sea consecuencia del segundo, ya que cada uno tiene su propia dinámica. En cualquier caso, los modernos gobiernos democráticos, de uno u otro pelaje, parecen subordinados a las grandes corporaciones multinacionales.
Si alguna vez gobernara Podemos en España, cuyo ímpetu transformador ya se ha rebajado bastante, en cualquier caso, es dudoso que actúe de una manera muy diferente a cualquier otra fuerza socialdemócrata. Es decir, tal vez aprobando alguna que otra ley social para tranquilidad de su electorado, pero sin ningún cambio real de fondo. La realidad es que existe una economía globalizada, donde impera la ley del más fuerte, aceptada cada vez más por regímenes poco o nada democráticos. Los gobiernos apuntalan de una u otra manera, con represión más o menos explícita, esa "ley del más fuerte". Los anarquistas, por supuesto, no queremos que haya división de clases, por supuesto, pero tampoco represión política. No está de más insistir en ello constantemente, ya que la propaganda igualitaria de ciertos gobiernos, además de ser engañosa, asegura la represión y la dominación.
Si alguna vez gobernara Podemos en España, cuyo ímpetu transformador ya se ha rebajado bastante, en cualquier caso, es dudoso que actúe de una manera muy diferente a cualquier otra fuerza socialdemócrata. Es decir, tal vez aprobando alguna que otra ley social para tranquilidad de su electorado, pero sin ningún cambio real de fondo. La realidad es que existe una economía globalizada, donde impera la ley del más fuerte, aceptada cada vez más por regímenes poco o nada democráticos. Los gobiernos apuntalan de una u otra manera, con represión más o menos explícita, esa "ley del más fuerte". Los anarquistas, por supuesto, no queremos que haya división de clases, por supuesto, pero tampoco represión política. No está de más insistir en ello constantemente, ya que la propaganda igualitaria de ciertos gobiernos, además de ser engañosa, asegura la represión y la dominación.