sábado, 7 de junio de 2025

Colin Ward y la anarquía en acción

Colin Ward (1924-2010) fue un hombre cuyo compromiso con el anarquismo fue activo hasta el final de sus días; arquitecto, urbanista, pedagogo, autor de numerosos ensayos (aunque, de nuevo hay que decirlo lamentablemente, escasea su obra publicada en castellano) y colaborador incansable en el grupo vinculado a la publicación Freedom. El mismo Ward, hablando de los orígenes de sus ideas libertarias, afirmó en alguna ocasión cómo logro inmunizarse en los años 30 contra el dogmatismo y la idolatría por Stalin que afectó a gran parte de la izquierda. Ello se produjo gracias a las lecturas de Emma Goldman y Alexander Berkman, provenientes de la librería anarquista de Glasgow, por un lado, y a las de Arthur Koestler y George Orwell, por otro. Ward subscribía la famosa definición para anarquismo realizada por Kropotkin en 1905 para la Enciclopedia Británica. Podía denominarse tanto socialista como anarcosindicalista, aunque consideraba que existían diversos caminos para desembocar en el anarquismo, como se había demostrado en el colectivo de Freedom Press. Su crítica era evidente hacia aquellos que empleaban tiempo en tratar de denostar otra facción ácrata. 
Anarquía en acción
(Enclave, Madrid 2013), Colin Ward defiende que la sociedad libertaria que nos gustaría ya se encuentra aquí (a excepción de algunos "pequeños" contratiempos como la explotación, la guerra, el autoritarismo o el hambre), enterrada bajo el peso del poder político, de la burocracia, del capitalismo y de la religión. Se niega así cualquier especulación anarquista sobre una sociedad futura y se apuesta por la organización humana producto de la vida cotidiana, capaz de superar toda suerte de inclinaciones autoritarias. Gustav Landauer lo expresó de la siguiente manera: "la actualización y reconstrucción de algo que siempre ha estado presente, que existe junto al Estado, aunque subterráneo y desperdiciado". El mismo autor aportará una interesante reflexión: "El Estado no es algo que pueda ser destruido por una revolución, sino una condición, cierta relación entre seres humanos, un modo de comportamiento humano; lo destruimos contratando nuevas relaciones, comportándonos de diferente forma". Paul Goodman, a su vez, afirmó: "una sociedad libre no puede ser la substitución del 'viejo orden' por el 'nuevo orden'; es la extensión de círculos de acción libre hasta que constituyen la mayor parte de la vida social". Se trata de un bello punto de vista; si se comienza a mirar la sociedad humana desde una óptica anarquista, se acaba descubriendo que las alternativas están ahí en el subsuelo de la dominación socipolítica y que todas las personas las tienen al alcance de la mano.

viernes, 16 de mayo de 2025

La indignante mistificación de la condición libertaria

El éxito de Javier Milei, un peculiar economista reconvertido en político, en las elecciones argentinas ha traído a la actualidad, y exacerbado, algo que solo puede enervar a alguien con un mínimo de conocimiento político y sensibilidad social. Esto es, la apropiación por parte de vulgares ultraliberales del término libertario[1] y su reproducción, totalmente acrítica, por parte de los medios generalistas en su sentido fraudulento con, desgraciadamente, notable calado en un imaginario popular no siempre sobrado de bagaje moral e intelectual[2].

Aunque no pocas veces podamos usar en el lenguaje lo libertario como sinónimo de anarquista, puede venir al caso la distinción que Carlos Taibo ha realizado en ciertas ocasiones y con la que podemos estar muy de acuerdo. Así, aunque, efectivamente, en nuestro idioma libertario y anarquista resultan prácticamente sinónimos, podemos considerar anarquista a alguien que conoce bien las ideas y las prácticas históricas adscritas a dicha filosofía (término que me resulta francamente preferible a los de doctrina o ideología), mientras que aquellas personas esforzadas en organizar la sociedad desde abajo, trabajando por la autogestión y el apoyo mutuo, podemos tenerlas, conozcan o no a los grandes pensadores ácratas, como inequívocamente libertarias.

viernes, 25 de abril de 2025

Carlos Giménez: talento, memoria y compromiso en la viñeta


Carlos Giménez nació en el madrileño barrio de Lavapiés, cuando solo hacía dos años del final de la Guerra Civil. Creció en un colegio de Auxilio Social, tal y como quedará reflejado en la serie de Paracuellos, una de sus grandes obras, y allí empezó a dibujar tebeos emulando a los que serían sus primeros maestros, como es el caso de Juan G. Iranzo artífice de las peripecias del personaje de El Cachorro.

A los 18 años, Carlos Giménez entró ya a trabajar en el estudio del dibujante López Blanco y, después de pasar por un penoso servicio militar, en algún que otro estudio donde empezó sus primeros pasos como historietista en series alimenticias.
Poco después, se va a Barcelona donde se convertirá en todo un profesional en la agencia Selecciones-Creaciones Ilustradas, en la que realiza multitud de trabajos que serán reconocidos internacionalmente. De nuevo esta parte de su vida quedó magistral e hilarantemente inmortalizada en otra de sus grandes obras: la serie de Los Profesionales. Obras que le consagrarán, y que alegrarán la vida de multitud de españoles en la Dictadura franquista, son Delta 99, con guión de Jesús Flores, y Dany Futuro, escrita por Víctor Mora -autor de los populares personajes de El Capitán Trueno y sus posteriores calcos El Jabato y El Corsario de Hierro-.

sábado, 29 de marzo de 2025

El anarquismo y la renovación de sus propuestas emancipadoras

El anarquismo es enemigo de todo dogma y propulsor de un auténtico pensamiento libre; por ello, está obligado a revisar y renovar sus planteamientos emancipadores, máxime en un escenario tan diferente al que vivieron los militantes clásicos.

El mundo se ha transformado radicalmente en las últimas décadas, de ahí que las antiguas recetas emancipadoras, con una concepción de la revolución social con mayúsculas, resulten cuestionables. Si preguntamos a gran parte de la sociedad sobre los anhelos anarquistas, de libertad, igualdad y justicia para todos, lo más probable es que, en el mejor de los casos, lo consideren un bello sueño inalcanzable. Ello, a pesar de que tal y como está el mundo, con una evidente y creciente desigualdad económica y política, y con la amenaza constante incluso de la destrucción del planeta, las ideas libertarias sean más necesarias que nunca. ¿Qué podemos hacer? Por supuesto, no conducirnos a la desesperanza, pero tampoco a la automarginación, enclaustrándonos en la defensa de principios inamovibles ni en cierta actitud esteril desuperioridad moral. La primera tarea es comprender que, por mucho que nos guste buscar un vínculo con el pasado, con el anarquismo clásico o moderno, el mundo es hoy muy diferente. Hay que comprender que la praxis emprendida por los libertarios del pasado, no sabemos si están o no obsoletas o resultan absolutamente inviables, pero sí pertenecen a un mundo que ya no existe. Ello no impide, por supuesto, aprender mucho de militantes y pensadores pertenecientes a otro tiempo, pero no podemos abundar en concepciones dogmáticas ni en una suerte de papanatismo adornado con bellas propuestas emancipadoras.

sábado, 8 de marzo de 2025

En defensa del anarquismo, o la falta de legitimación del Estado


El anarquista es un escéptico o incrédulo. Hay quien afirma que (casi) toda la historia de la filosofía política ha sido un esfuerzo para justificar la "autoridad de la coacción legítima". La mayoría de las personas creen en el Estado sin cuestionarse de donde mana la obligación de obedecer la ley.

Eduardo Colombo, en el prólogo de En defensa del anarquismo (cuyo autor es Robert Paul Wolff), afirma que una filosofía política normativa, preocupada por los valores, por decidir sobre lo mejor para una comunidad humana, debe dar respuesta al conflicto entre la autonomía individual y la autoridad del Estado (que califica de "putativa"). La democracia aparece hoy en día como única solución a ese conflicto, aparente construcción por parte de los gobernados de las instituciones que les gobiernan. Dejando a un lado la coacción, la ignorancia o el conformismo, el ciudadano obedece la ley, tal vez, porque la encuentra justa o porque siente que ha participado en su formulación. Sin embargo, según los teóricos liberales, hay dos razones más que obligan a la obediencia: la justicia de la estructura de base, que supone un avance frente al autoritarismo tradicional, y la ley de la mayoría, transmutada de una pluralidad de personas en el sujeto único del Estado (representante de la soberanía general).

sábado, 22 de febrero de 2025

"Anarquismos en perspectiva. Conjugando el pensamiento libertario para disputar el presente", de Tomás Ibáñez

Tomás Ibáñez es un veterano libertario, con infinidad de textos escritos y unos cuantos libros a sus espaldas. Entre ellos, se encuentran: Contra la dominación, que versa sobre el relativismo, un concepto que veremos que se repite en su obra, y sobre cuatro autores: Cornelius Castoriadis, Michel Foucault, Richard Rorty y Michel Serres; y Municiones para disidentes. Realidad-Verdad-Política, donde se abordan temas cruciales para la posmodernidad como, de nuevo, el relativismo enfrentado al absolutismo o el controvertido tema de qué entendemos por la realidad. 

Entre la obra de Tomás Ibáñez, se encuentran tres libros que recopilan artículos suyos. En 2006, hubo una primera entrega con el nombre de ¿Por qué A? Fragmentos dispersos para un anarquismo sin dogmas. En 2017, con el nombre de Anarquismos a contratiempo, un nuevo libro recogía algunos de sus textos. Y, el último, ha aparecido en 2022 con este sugerente título: Anarquismos en perspectiva. Conjugando el pensamiento libertario para disputar el presente, que recopila artículos de los 5 años previos (con una crisis sanitaria de por medio). La fidelidad de Tomás Ibáñez al anarquismo pasar por una máxima, que repite con frecuencia, según la cual no hay anarquismo más genuino que el que es capaz de dirigir hacia sí mismo la más implacable de las miradas críticas”. De esa manera, sus textos son impagables reflexiones sobre el pensamiento y las prácticas anarquistas, las cuales no siempre responden acertadamente a los desafíos de la actualidad. El libro agrupa los artículos en tres bloques temáticos: el primero sitúa cómo encaja el anarquismo en la situación actual y cómo podría evolucionar.

sábado, 8 de febrero de 2025

Libertad y nexos sociales en el anarquismo

Insistimos, desde el anarquismo, en la solidaridad como nexo social, lo que implica el ejercicio de ser libre en cada individuo y la posibilidad de que esa convivencia se produzca en paz.

Kant afirmó, ante la cuestión de si nuestros actos espontáneos y libres acaban con la destrucción de la sociedad,  que el nexo social forma parte de nuestra naturaleza. De esta manera, según el filósofo alemán, el hombre avanza moralmente mediante el uso de su razón, por lo que existiría una especie de determinismo positivo hacia el perfeccionamiento. Hay que insistir en la fe de Kant en el progreso; no se habría producido un paso brusco del estado de la naturaleza al estado civil, son necesarios unos cuantos pasos previos antes de la aparición de la moralidad.