Hace años, cuando se estaban produciendo numerosas manifestaciones ciudadanas en Venezuela junto a una intolerable represión estatal, mandé una carta a un conocido periódico izquierdista presumiblemente alternativo, en cuya cabecera rezaba la frase “actualidad crítica”, el cual estaba manteniendo un inquietante silencio sobre lo ocurrido en aquel país. No solo jamás publicaron mi texto, encabezado por la frase “¿Qué está ocurriendo en Venezuela”?, sino que sacaron enseguida otro con un título calcado en el que se hacía una pertinaz defensa del chavismo culpando, claro, de los disturbios a la derecha. Ya comenté en su momento la práctica imposibilidad del debate sobre la llamada revolución bolivariana, como todavía ocurría con la Cuba castrista décadas después de un régimen obviamente fracasado con una intolerable represión de las libertades, y que dicha polarización obligaba a sospechar de ambos lados a poco que se tuviera algo de espíritu crítico. Antes de ver lo que está ocurriendo este año 2024, para los que piensen en alguna verdadera transformación social en el régimen que una vez encabezó Hugo Chávez, remitiré al libro de Rafael Uzcátegui Venezuela: la revolución como espectáculo, subtitulado Una crítica anarquista al gobierno bolivariano. La hipótesis de aquel libro, publicado en 2010, era que la revolución bolivariana había devenido en, efectivamente, un espectáculo tal y como desarrolló Guy Debord dicho concepto, pero sin mejoras reales a nivel estructural en la vida cotidiana de la gente y con meros cambios de actores en las transacciones capitalistas (a pesar de llenarse la boca el chavismo de socialismo). Aquel libro, tal y como yo lo veo, y a pesar de la obvias dificultades de distribución, fue un punto importante en la siempre necesaria reflexión crítica, desde una perspectiva verdaderamente transformadora a nivel social, ante el silencio y mirada acrítica de gran parte de la izquierda internacional.
Blog integrado por reflexiones sobre el anarquismo, o mejor dicho, los anarquismos y sobre toda forma de emancipación individual y colectiva
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sábado, 21 de septiembre de 2024
sábado, 10 de agosto de 2024
Magonismo, anarquismo en México
El magonismo es una corriente de pensamiento que se ha definido como
indígena-libertaria, y que inició como su nombre indica Ricardo Flores
Magón, la cual impulsa al pueblo mexicano a hacer la revolución social.
El propio Flores Magón, nacido en 1874 en San Antonio de Eloxochitlán
(Estado de Oaxaca, México), tenía un origen indígena y humilde; sigue
sus estudios en México D.F., donde se iniciará en la política a través
de la lucha contra el dictador Porfirio Díaz junto a sus hermanos
Enrique y Jesús.
En 1900, Flores Magón crea el periódico Regeneración y será uno de los principales animadores de la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano. En 1904, se exilia a EE UU, sin que vuelva a pisar territorio mexicano; murió en circunstancias no aclaradas el 21 de noviembre de 1922 en el penal de Leavenworth (Kansas), en el que había sido recluido después de lanzar un manifiesto animando a la lucha a todos los anarquistas del mundo. El nacimiento del magonismo está determinado por dos factores: por el mencionado periódico Regeneración, a través del cual pudieron difundir sus ideas y establecer las praxis, y por el Partido Liberal Mexicano, nacido en 1905 y, a pesar de su nombre, inequívocamente anarquista. Puede decirse que las influencias del magonismo fueron principalmente tres corrientes: el liberalismo mexicano, el anarquismo europeo y la comunalidad indígena. Tal y como el propio Flores Magón señaló, en México vivían en aquel momento unos cuatro millones de indios, que unos años atrás se regían por el apoyo mutuo, no conocían autoridad alguna y tenían el derecho común a la tierra, al agua y, en general, todos los recursos naturales. Esas costumbres sencillas duraron hasta que la autoridad del Estado se hizo fuerte y se garantizaron los privilegios de la burguesía.
En 1900, Flores Magón crea el periódico Regeneración y será uno de los principales animadores de la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano. En 1904, se exilia a EE UU, sin que vuelva a pisar territorio mexicano; murió en circunstancias no aclaradas el 21 de noviembre de 1922 en el penal de Leavenworth (Kansas), en el que había sido recluido después de lanzar un manifiesto animando a la lucha a todos los anarquistas del mundo. El nacimiento del magonismo está determinado por dos factores: por el mencionado periódico Regeneración, a través del cual pudieron difundir sus ideas y establecer las praxis, y por el Partido Liberal Mexicano, nacido en 1905 y, a pesar de su nombre, inequívocamente anarquista. Puede decirse que las influencias del magonismo fueron principalmente tres corrientes: el liberalismo mexicano, el anarquismo europeo y la comunalidad indígena. Tal y como el propio Flores Magón señaló, en México vivían en aquel momento unos cuatro millones de indios, que unos años atrás se regían por el apoyo mutuo, no conocían autoridad alguna y tenían el derecho común a la tierra, al agua y, en general, todos los recursos naturales. Esas costumbres sencillas duraron hasta que la autoridad del Estado se hizo fuerte y se garantizaron los privilegios de la burguesía.
domingo, 10 de febrero de 2019
Campaña anarquista solidaria internacional con Venezuela
Hace ya tiempo que, en este blog,
denunciamos la falsta dicotomía en Venezuela entre un gobierno
supuestamente revolucionario y la oposición habitualmente señalada como
exclusivamente de derechas.
Al margen de eso, nadie puede negar la grave crisis humanitaria, política y social que asola ahora al país. Mientras esto se produce, el gobierno de Nicolás Maduro se enroca en el poder y, lo más grave, recrudece la represión a todo tipo de crítica y oposición, que no viene solo por la derecha, sino también por sectores auténticamente transformadores, de trabajadores, sindicalistas, movimientos sociales o indígenas. Ese maniqueísmo atroz, esa asuencia de grises entre partidario y opositores del proceso bolivariano, resulta tan grotesca como tramposa para construir una verdadera alternativa.
Al margen de eso, nadie puede negar la grave crisis humanitaria, política y social que asola ahora al país. Mientras esto se produce, el gobierno de Nicolás Maduro se enroca en el poder y, lo más grave, recrudece la represión a todo tipo de crítica y oposición, que no viene solo por la derecha, sino también por sectores auténticamente transformadores, de trabajadores, sindicalistas, movimientos sociales o indígenas. Ese maniqueísmo atroz, esa asuencia de grises entre partidario y opositores del proceso bolivariano, resulta tan grotesca como tramposa para construir una verdadera alternativa.
martes, 15 de noviembre de 2016
Anarquismo en Venezuela
Contracorriente: la historia del anarquismo en Venezuela (1811-1998) (Madrid, 2016), de Rodolfo Montes de Oca, es un libro recién editado por LaMalatesta Editorial y El libertario, que nos ofrece el recorrido de las ideas libertarias en el país latinoaméricano gracias a una rigurosa investigación; desde Bolivar hasta Chávez, se trata de una revisión antiautoritaria de la historia republicana de Venezuela.
La obra arroja luz a un tema poco investigado, por lo que supone una revisión de la historia de Venezuela desde una óptica anarquista. Tal y como afirma su autor, se trata de "recuperar el ayer para construir el mañana". El movimiento anarquista en Latinoamérica, a pesar de vivir un esperanzador auge en los últimos años, expandirse por aquellas tierras y renovar sus prácticas, hay que seguir considerándolo un movimiento minoritario. Son muchas las cuestiones sobre las que hay que reflexionar, por lo que resulta bienvenida esta recuperación de los antecedentes históricos. El trabajo de Montes de Oca supone la continuación de muchos otros trabajos historiográficos, sobre el anarquismo en Latinoamérica, que en los últimos años han recuperado la presencia libertaria en la historia enfrentados tantas veces a los discursos oficiales. La investigación presente en Contracorriente, no solo se remonta a los orígenes históricos, también indaga en las manifestaciones libertarias recientes; una amplia mirada abarcadora y un trabajo encomiable.
La obra arroja luz a un tema poco investigado, por lo que supone una revisión de la historia de Venezuela desde una óptica anarquista. Tal y como afirma su autor, se trata de "recuperar el ayer para construir el mañana". El movimiento anarquista en Latinoamérica, a pesar de vivir un esperanzador auge en los últimos años, expandirse por aquellas tierras y renovar sus prácticas, hay que seguir considerándolo un movimiento minoritario. Son muchas las cuestiones sobre las que hay que reflexionar, por lo que resulta bienvenida esta recuperación de los antecedentes históricos. El trabajo de Montes de Oca supone la continuación de muchos otros trabajos historiográficos, sobre el anarquismo en Latinoamérica, que en los últimos años han recuperado la presencia libertaria en la historia enfrentados tantas veces a los discursos oficiales. La investigación presente en Contracorriente, no solo se remonta a los orígenes históricos, también indaga en las manifestaciones libertarias recientes; una amplia mirada abarcadora y un trabajo encomiable.
martes, 27 de agosto de 2013
Manuel González Prada, gran escritor y anarquista
Manuel González Prada (1844-1918) fue un poeta y ensayista nacido en Perú, reconocido en la historia como una gran escritor y pensador. Proveniente de una familia aristocrática, tradicional y católica, su pensamiento evolucionó desde el liberalismo, aunque entonces ya crítico con la jerarquía clerical y con los perjuicios que el Estado ocasionaba al pueblo, hasta el anarquismo; no obstante, antes de llegar a las ideas libertarias, ya se le observaba una naturaleza librepensadora y antiautoritaria. Ya había deslumbrado con su trabajo literario, cuando realizó un viaje por Europa (1891-1898) incluyendo España. Cuando regresa a Perú, es ya un revolucionario anarquista, un incansable difusor del ideal libertario, gran esperanza para las clases oprimidas; su pensamiento hallará eco entre trabajadores y campesinos. Fue en Barcelona donde conoció los círculos libertarios y el pensamiento de Proudhon a través de los escritos de Pi y Margall; también conoció en profundidad el desarrollo de la Primera Internacional, tomando como es obvio partido por la rama antiautoritaria. En definitiva, González Prada maduró su pensamiento hasta lograr un enfrentamiento cabal contra el capital y el Estado, grandes obstáculos socioeconómicos y políticos para lograr la emancipación de la humanidad; así se observa en sus artículos anarquistas publicados en la prensa obrera. No obstante, tal como refleja en su obra Anarquía, el objetivo de su crítica era cualquier forma de autoridad coercitiva: "Odiemos, pues, a las autoridades por la única razón de serio: con el solo hecho de solicitar o ejercer mando, se denuncia la perversidad en los instintos. El que se figura tener alma de rey, posee corazón de esclavo; el que piensa haber sido creado para el señorío, nació para la servidumbre. El hombre verdaderamente bueno y libre no pretende mandar ni quiere obedecer: como no acepta la humillación de reconocer amos ni señores, rechaza la iniquidad de poseer esclavos y siervos".
También conoció González Prada el pensamiento de los grandes autores anarquistas, Bakunin, Kropotkin, Reclús, Faure, Grave o Malatesta, que utilizó para analizar el Perú de su época; para lograr la emancipación del indígena en su tierra y del trabajador en la sociedad estatal y capitalista era necesaria una gran organización de planteamientos anarquistas para superar los problemas y contradicciones de la vida. Los ensayos y artículos de este autor, en las páginas de medios de difusión anarquistas y librepensadores, eran firmes y rotundos, por lo que hallarán eco entre multitud de trabajadores que adoptarán las ideas libertarias y defenderán la causa popular. En 1905, se celebró por primera vez el 1 de mayo en Lima, organizado por la anarconsindicalista Federación de Obreros Panaderos "Estrella del Norte"; ese día, González Prada pronuncia su gran discurso "El intelectual y el obrero" a favor de la unificación entre trabajadores manuales e intelectuales en aras de la emancipación de la humanidad. A partir de entonces, se mostró totalmente afín a la clase obrera participando en todo tipo de veladas socioculturales organizadas por el movimiento anarquista; en ese contexto, se funda en 1911 el gran periódico anarquista La protesta, que es apoyado por González Prada con sus textos (firmados con su nombre o con el de Luis Miguel, homenaje a la anarquista Louise Michel). Los textos de este autor, difundidos en todos los periódicos sindicalistas y anarquistas, fueron un arma impagable de lucha de clase contra la burguesía y las instituciones autoritarias.
A nivel literario, este escritor está considerado como uno de los más importantes exponentes del realismo peruano. Su producción está llena de grandes obras, como Pájinas libres (1894), perteneciente a su etapa liberal, de la cual Unamuno llegaría a decir: "Es uno de los pocos, de los muy pocos libros latinoamericanos, que he leído más de una vez; y uno de los pocos, de los poquísimos, de los cuales tengo un recuerdo vivo". Dentro de la poesía, destacan Minúsculas (1901) y Exóticas (1911), consideradas como auténticos catálogos de innovaciones métricas y estróficas. La obra Baladas peruanas (1935) recopila trabajos de González Prada sobre la tradición indígena y la conquista española escritos desde 1871. En Grafitos (1917), se reúne una gran colección de epigramas y sátiras, género del que se le puede considerar un escritor mordaz y de gran inteligencia dirigiendo sus dardos contra escritores, políticos e ideas. Hay que decir también que, en los últimos años de su vida, González Prada decidió aceptar el cargo de director de la Biblioteca Nacional. En cualquier caso, las posiciones del autor sobre la anarquía y el anarquismo está bien expuestas en parte de su obra, como es el caso de la mencionada Anarquía (1901); en ella analiza las instituciones autoritarias, el socialismo, el Primero de Mayo, la huelga y la Comuna de París, entre muchas otras cuestiones, y figuras anarquistas como Louise Michel o Fermín Salvochea.
Una vez más, algo que se está aclarando gracias a trabajos actuales, se ha querido dar una imagen distorsionada de las ideas de González Prada. Su anarquismo no era ninguna pose simplista, idealista y romántica; como hemos dicho, su vida y pensamiento evolucionan hacia un compromiso revolucionario radical y fue un gran conocedor de la realidad social, tanto en el campo como en la ciudad, siempre al lado de los oprimidos desde una óptica verdaderamente humana. Precisamente, su defensa del anarquismo no le hacía caer en ninguna postura ingenua acerca de la naturaleza humana, observaba los numerosos obstáculos para edificar una sociedad ácrata a corto plazo, aunque sí consideraba las ideas libertarias como una sublimación de la ideas humanitarias y un bello ideal por el que merecía la pena luchar; en cualquier caso, la revolución no se queda en el terreno de las ideas y a ella debe seguir la transformación revolucionaria de la realidad. La fuerza de su pensamiento llega hasta la realidad latinoamericana de comienzos del siglo XXI, y del resto del mundo si consideramos la proyección cosmopolita de las ideas de este autor, y su figura es afortunadamente revitalizada gracias a continuos homenajes en el movimiento libertario.
Sitio web dedicado a la figura de Manuel González Prada, donde pueden encontrarse algunas de sus obras.
También conoció González Prada el pensamiento de los grandes autores anarquistas, Bakunin, Kropotkin, Reclús, Faure, Grave o Malatesta, que utilizó para analizar el Perú de su época; para lograr la emancipación del indígena en su tierra y del trabajador en la sociedad estatal y capitalista era necesaria una gran organización de planteamientos anarquistas para superar los problemas y contradicciones de la vida. Los ensayos y artículos de este autor, en las páginas de medios de difusión anarquistas y librepensadores, eran firmes y rotundos, por lo que hallarán eco entre multitud de trabajadores que adoptarán las ideas libertarias y defenderán la causa popular. En 1905, se celebró por primera vez el 1 de mayo en Lima, organizado por la anarconsindicalista Federación de Obreros Panaderos "Estrella del Norte"; ese día, González Prada pronuncia su gran discurso "El intelectual y el obrero" a favor de la unificación entre trabajadores manuales e intelectuales en aras de la emancipación de la humanidad. A partir de entonces, se mostró totalmente afín a la clase obrera participando en todo tipo de veladas socioculturales organizadas por el movimiento anarquista; en ese contexto, se funda en 1911 el gran periódico anarquista La protesta, que es apoyado por González Prada con sus textos (firmados con su nombre o con el de Luis Miguel, homenaje a la anarquista Louise Michel). Los textos de este autor, difundidos en todos los periódicos sindicalistas y anarquistas, fueron un arma impagable de lucha de clase contra la burguesía y las instituciones autoritarias.
A nivel literario, este escritor está considerado como uno de los más importantes exponentes del realismo peruano. Su producción está llena de grandes obras, como Pájinas libres (1894), perteneciente a su etapa liberal, de la cual Unamuno llegaría a decir: "Es uno de los pocos, de los muy pocos libros latinoamericanos, que he leído más de una vez; y uno de los pocos, de los poquísimos, de los cuales tengo un recuerdo vivo". Dentro de la poesía, destacan Minúsculas (1901) y Exóticas (1911), consideradas como auténticos catálogos de innovaciones métricas y estróficas. La obra Baladas peruanas (1935) recopila trabajos de González Prada sobre la tradición indígena y la conquista española escritos desde 1871. En Grafitos (1917), se reúne una gran colección de epigramas y sátiras, género del que se le puede considerar un escritor mordaz y de gran inteligencia dirigiendo sus dardos contra escritores, políticos e ideas. Hay que decir también que, en los últimos años de su vida, González Prada decidió aceptar el cargo de director de la Biblioteca Nacional. En cualquier caso, las posiciones del autor sobre la anarquía y el anarquismo está bien expuestas en parte de su obra, como es el caso de la mencionada Anarquía (1901); en ella analiza las instituciones autoritarias, el socialismo, el Primero de Mayo, la huelga y la Comuna de París, entre muchas otras cuestiones, y figuras anarquistas como Louise Michel o Fermín Salvochea.
Una vez más, algo que se está aclarando gracias a trabajos actuales, se ha querido dar una imagen distorsionada de las ideas de González Prada. Su anarquismo no era ninguna pose simplista, idealista y romántica; como hemos dicho, su vida y pensamiento evolucionan hacia un compromiso revolucionario radical y fue un gran conocedor de la realidad social, tanto en el campo como en la ciudad, siempre al lado de los oprimidos desde una óptica verdaderamente humana. Precisamente, su defensa del anarquismo no le hacía caer en ninguna postura ingenua acerca de la naturaleza humana, observaba los numerosos obstáculos para edificar una sociedad ácrata a corto plazo, aunque sí consideraba las ideas libertarias como una sublimación de la ideas humanitarias y un bello ideal por el que merecía la pena luchar; en cualquier caso, la revolución no se queda en el terreno de las ideas y a ella debe seguir la transformación revolucionaria de la realidad. La fuerza de su pensamiento llega hasta la realidad latinoamericana de comienzos del siglo XXI, y del resto del mundo si consideramos la proyección cosmopolita de las ideas de este autor, y su figura es afortunadamente revitalizada gracias a continuos homenajes en el movimiento libertario.
Sitio web dedicado a la figura de Manuel González Prada, donde pueden encontrarse algunas de sus obras.
sábado, 9 de marzo de 2013
A propósito de la muerte de Chávez
La muerte de Chávez lleva, una vez más, a lo que considero debates estériles en los que chavistas y antichavistas polarizan la cuestión de manera caricaturesca y lamentable. Recuerdo a un compañero de trabajo venezolano, alguien no excesivamente conservador y con cierta cultura, con el que era imposible hablar sobre Chávez adoptando una posición previa pobremente absolutista; para él, todo lo que rodeaba al dirigente venezolano era falaz, un fraude. Otros compatriotas suyos afincados en España, más ponderados, reconocían al menos que sobre el papel los proyectos sociales de Chávez estaban muy bien, pero la cosa acababa siendo obstaculizada en la práctica. Diré, en primer lugar, en un análisis más bien superficial y tratando de no ser nunca visceral, que me interesa saber antes que nada si en determinado sistema la gente vive mejor, especialmente los más humildes y, por supuesto, que el bienestar de una clase no sea a costa de otra como ocurre en nuestro sistema económico globalizado. Dejando claro que el personaje Hugo Chávez me era detestable (y la palabra Caudillo, me da la impresión, se ajusta muy bien a ese intolerable y enajenante culto a la personalidad que tienen los regímenes estatistas), siendo justos, tampoco puedo hacer a nivel personal un juicio definitivo sobre su gestión.
Por otros venezolanos que conozco, algunos muy progresistas y, insisto, nada viscerales, la información que tengo es que su retórica revolucionaria se traduce en poca transformación real, la democracia de base es solo de boquilla (el control estatal es grande) y al final solo han cambiado los actores económicos para convertirse Venezuela en otra pieza más del capitalismo mundial. Si lo que predican en parte ciertos regímenes, presuntamente socialistas, fuera cierto la tendencia sería hacia menos centralización estatal y mayor autogestión social y política (y no parece que eso sea así, más bien todo lo contrario). Lo que sí parece cierto es que la delincuencia es intolerable, y no se trata de algo producto de la necesidad, sino de la corrupción institucional (insisto, me comenta gente que vive allí, no es algo que yo haya simplemente leído). A pesar de todo esto, y es algo que se olvida con facilidad para favorecer a unos u a otros en el poder, en todo sistema hay cosas buenas y malas, y de ahí que se juegue tanto con los datos hacia un lado o hacia otro; es increíble, y bien triste, la tendencia del ser humano hacia el rechazo o la adhesión incondicional.
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Lo que tampoco parece verdad es que aquello tienda a ser una dictadura comunista, tal y como dicen los más conservadores y reaccionarios, a pesar de sus muy sospechosas simpatías hacia el régimen castrista o sus buenas relaciones con el iraní. En un análisis más profundo, desde una óptica socialista y libertaria, creo que la gestión de Chávez (iba a decir el "régimen", pero tal vez no sea justo) está más que influenciada por la perversión de la izquierda, al menos, desde los año 60 con su definitiva militarización y su insistencia en fórmulas estatistas más que fracasadas. Los llamados gobierno de "izquierda" parecen realizar un importante papel en la perpetuación del capitalismo, y da la impresión de estar comprendiéndose, al menos en ciertos movimientos, de manera esperanzadora; la cara amable y progresista de un Estado no parece atenuar la intolerable acumulación del capital ni palia de manera significativa la lucha de clases. El sociólogo Rafael Uzcátegui, en su importante obra Venezuela: la revolución como espectáculo, concluye que la solidaridad ciega con una figura como Chávez es un síntoma de la crisis en las ideas revolucionarias.
Otros estudios, como "De silencios y complicidades: la izquierda latinoamericana en tiempos posneoliberales", de Pablo Dávalos, llaman la atención sobre esos cambios constitucionales, realizados por gobiernos supuestamente progresistas en la región latinoamericana, que quieren ser vistos como una introducción a ciertos procesos históricos, mientras que en realidad consolidan y ratifican al liberalismo político y económico, clausurando con ello las propuestas libertarias de los pueblos. Es seguro que para el cambio social, sean cuales fueren nuestras simpatías, son necesarios el debate, la crítica y la pluralidad, y cierta izquierda latinoamericana parece negarlo desde el poder. Otro libro, Territorios en resistencia, de Raul Zibechi, también llama la atención sobre el tránsito hacia nuevas formas de dominación, y poco importa que se haga desde fuerzas que se denominan de izquierda. Zibechi considera que no es casualidad que estas nuevas formas de gobernar se estén dando en ciertos países (Venezuela, Argentina, Bolivia, Ecuador…) que poseen desde los años 70 una importante movilización y resistencia a la imposición de políticas neoliberales. Esas mismas prácticas y experiencias también fueron enseñando al poder que esos movimientos no pueden ser derrotados solo con la represión (si exceptuamos, claro está, el completo exterminio); por ello, desde dentro de la izquierda, gracias a determinados actores, como los partidos políticos y las ONG, se acaba quebrando y cooptando a los referentes individuales o colectivos de esos movimientos en origen autónomos. Los gobiernos progresistas se convierten en los más capaces para anular el carácter antisistema y transformador de los movimientos.
El comunicado que realizaron los compañeros de El libertario, tras la muerte de Chávez y reclamando la autonomía de los movimientos sociales, nos puede también acercar al asunto. Se recuerda el caudillismo, el grotesco culto a la personalidad, el nacimiento de la burguesía "bolivariana" y la corrupción , y ello sin olvidar la crítica a la oposición de derecha y socialdemócrata. El cuadro que se describe no es muy halagüeño: "…inflación desbocada, creciente desempleo y precariedad ocupacional, devaluación monetaria, espantosa inseguridad personal, crisis en los servicios de agua y electricidad, educación y salud por los suelos, falta de viviendas, obras públicas obsoletas o en ejecución atropellada, atención sólo demagógica para las extremas carencias de los más necesitados". Los libertarios reclaman, como no puede ser de otra manera, autonomía en la lucha social, democracia desde abajo, capacidad de autogestión y, en definitiva, dar sentido a las palabra libertad e igualdad sin el obstáculo de ninguna clase mediadora.
Esta profundización y comprensión, en las maneras de gobernar y en los movimientos y cuestiones sociales, es más que necesaria, en cualquier caso. A otro nivel, y observando la innumerables opiniones viscerales sobre la llamada "revolución bolivariana", lo que también debería hacernos reflexionar es la imposibilidad de tener en la distancia una opinión definitiva; ello, a pesar de las numerosas "fuentes" que se quieran aportar (hay mucho intelectual "progresista" que parece seguir confundiendo los deseos con la realidad, por mucho prestigio que tenga; es el caso de Chomsky o de Galeano), y teniendo en cuenta esta odiosa tendencia nuestra a buscar confirmación de lo que ya pensamos o deseamos. No es de recibo despreciar una información, solo porque venga de determinada gente o de ciertos medios, cuando se acepta acríticamente todo lo que favorezca una visión de la realidad más que cuestionable. En el caso de Chávez, mientras unos hablaban de un dirigente que estaba adoptando medidas para perpetuarse en el poder, con una progresiva concentración de poder (se habla incluso de una nula separación de poderes, aunque no sé si existe tal cosa en algún Estado), con la persecución de opositores y con el cierre de medios no afines, otros aseguraban que se trataba de un demócrata convencido que confiaba en que el pueblo eligiese continuamente y que se preocupaba por los más desfavorecidos; ¿cuál es la verdad? Tal vez es tan sencillo como utilizar una balanza y ver hacia donde se desborda el asunto. Otro ejemplo más de un mundo en el que fluye la información y, paradójicamente, no podemos estar más desinformados y enajenados sin contacto con la realidad en demasiados casos. Volviendo a un juicio (más bien, leve) sobre la gestión de Chávez, considero que vivimos en un sistema capitalista globalizado, con tantos problemas y tantos excluidos, que me da la impresión de que muchos tratan de aferrarse a cualquier cosa que parezca más humana.
Por otros venezolanos que conozco, algunos muy progresistas y, insisto, nada viscerales, la información que tengo es que su retórica revolucionaria se traduce en poca transformación real, la democracia de base es solo de boquilla (el control estatal es grande) y al final solo han cambiado los actores económicos para convertirse Venezuela en otra pieza más del capitalismo mundial. Si lo que predican en parte ciertos regímenes, presuntamente socialistas, fuera cierto la tendencia sería hacia menos centralización estatal y mayor autogestión social y política (y no parece que eso sea así, más bien todo lo contrario). Lo que sí parece cierto es que la delincuencia es intolerable, y no se trata de algo producto de la necesidad, sino de la corrupción institucional (insisto, me comenta gente que vive allí, no es algo que yo haya simplemente leído). A pesar de todo esto, y es algo que se olvida con facilidad para favorecer a unos u a otros en el poder, en todo sistema hay cosas buenas y malas, y de ahí que se juegue tanto con los datos hacia un lado o hacia otro; es increíble, y bien triste, la tendencia del ser humano hacia el rechazo o la adhesión incondicional.
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Lo que tampoco parece verdad es que aquello tienda a ser una dictadura comunista, tal y como dicen los más conservadores y reaccionarios, a pesar de sus muy sospechosas simpatías hacia el régimen castrista o sus buenas relaciones con el iraní. En un análisis más profundo, desde una óptica socialista y libertaria, creo que la gestión de Chávez (iba a decir el "régimen", pero tal vez no sea justo) está más que influenciada por la perversión de la izquierda, al menos, desde los año 60 con su definitiva militarización y su insistencia en fórmulas estatistas más que fracasadas. Los llamados gobierno de "izquierda" parecen realizar un importante papel en la perpetuación del capitalismo, y da la impresión de estar comprendiéndose, al menos en ciertos movimientos, de manera esperanzadora; la cara amable y progresista de un Estado no parece atenuar la intolerable acumulación del capital ni palia de manera significativa la lucha de clases. El sociólogo Rafael Uzcátegui, en su importante obra Venezuela: la revolución como espectáculo, concluye que la solidaridad ciega con una figura como Chávez es un síntoma de la crisis en las ideas revolucionarias.
Otros estudios, como "De silencios y complicidades: la izquierda latinoamericana en tiempos posneoliberales", de Pablo Dávalos, llaman la atención sobre esos cambios constitucionales, realizados por gobiernos supuestamente progresistas en la región latinoamericana, que quieren ser vistos como una introducción a ciertos procesos históricos, mientras que en realidad consolidan y ratifican al liberalismo político y económico, clausurando con ello las propuestas libertarias de los pueblos. Es seguro que para el cambio social, sean cuales fueren nuestras simpatías, son necesarios el debate, la crítica y la pluralidad, y cierta izquierda latinoamericana parece negarlo desde el poder. Otro libro, Territorios en resistencia, de Raul Zibechi, también llama la atención sobre el tránsito hacia nuevas formas de dominación, y poco importa que se haga desde fuerzas que se denominan de izquierda. Zibechi considera que no es casualidad que estas nuevas formas de gobernar se estén dando en ciertos países (Venezuela, Argentina, Bolivia, Ecuador…) que poseen desde los años 70 una importante movilización y resistencia a la imposición de políticas neoliberales. Esas mismas prácticas y experiencias también fueron enseñando al poder que esos movimientos no pueden ser derrotados solo con la represión (si exceptuamos, claro está, el completo exterminio); por ello, desde dentro de la izquierda, gracias a determinados actores, como los partidos políticos y las ONG, se acaba quebrando y cooptando a los referentes individuales o colectivos de esos movimientos en origen autónomos. Los gobiernos progresistas se convierten en los más capaces para anular el carácter antisistema y transformador de los movimientos.
El comunicado que realizaron los compañeros de El libertario, tras la muerte de Chávez y reclamando la autonomía de los movimientos sociales, nos puede también acercar al asunto. Se recuerda el caudillismo, el grotesco culto a la personalidad, el nacimiento de la burguesía "bolivariana" y la corrupción , y ello sin olvidar la crítica a la oposición de derecha y socialdemócrata. El cuadro que se describe no es muy halagüeño: "…inflación desbocada, creciente desempleo y precariedad ocupacional, devaluación monetaria, espantosa inseguridad personal, crisis en los servicios de agua y electricidad, educación y salud por los suelos, falta de viviendas, obras públicas obsoletas o en ejecución atropellada, atención sólo demagógica para las extremas carencias de los más necesitados". Los libertarios reclaman, como no puede ser de otra manera, autonomía en la lucha social, democracia desde abajo, capacidad de autogestión y, en definitiva, dar sentido a las palabra libertad e igualdad sin el obstáculo de ninguna clase mediadora.
Esta profundización y comprensión, en las maneras de gobernar y en los movimientos y cuestiones sociales, es más que necesaria, en cualquier caso. A otro nivel, y observando la innumerables opiniones viscerales sobre la llamada "revolución bolivariana", lo que también debería hacernos reflexionar es la imposibilidad de tener en la distancia una opinión definitiva; ello, a pesar de las numerosas "fuentes" que se quieran aportar (hay mucho intelectual "progresista" que parece seguir confundiendo los deseos con la realidad, por mucho prestigio que tenga; es el caso de Chomsky o de Galeano), y teniendo en cuenta esta odiosa tendencia nuestra a buscar confirmación de lo que ya pensamos o deseamos. No es de recibo despreciar una información, solo porque venga de determinada gente o de ciertos medios, cuando se acepta acríticamente todo lo que favorezca una visión de la realidad más que cuestionable. En el caso de Chávez, mientras unos hablaban de un dirigente que estaba adoptando medidas para perpetuarse en el poder, con una progresiva concentración de poder (se habla incluso de una nula separación de poderes, aunque no sé si existe tal cosa en algún Estado), con la persecución de opositores y con el cierre de medios no afines, otros aseguraban que se trataba de un demócrata convencido que confiaba en que el pueblo eligiese continuamente y que se preocupaba por los más desfavorecidos; ¿cuál es la verdad? Tal vez es tan sencillo como utilizar una balanza y ver hacia donde se desborda el asunto. Otro ejemplo más de un mundo en el que fluye la información y, paradójicamente, no podemos estar más desinformados y enajenados sin contacto con la realidad en demasiados casos. Volviendo a un juicio (más bien, leve) sobre la gestión de Chávez, considero que vivimos en un sistema capitalista globalizado, con tantos problemas y tantos excluidos, que me da la impresión de que muchos tratan de aferrarse a cualquier cosa que parezca más humana.
jueves, 13 de diciembre de 2012
El movimiento anarquista en Argentina
La lectura de las emotivas memorias de Juana Rouco Buela, militante anarquista no muy conocida en España, publicadas originalmente en Buenos Aires en 1967 y editadas recientemente por LaMalatesta, Historia de un ideal vivido por una mujer, me hace indagar en la rica historia, en experiencias y en creaciones, del anarquismo en Argentina. En las dos primeras décadas del siglo XX, el movimiento anarquista argentino puede definirse como masivo y con gran visibilidad; la gran central obrera de orientación anarquista, la FORA (Federación Obrera Regional Argentina), fue la más importante hasta 1915 y es una de las expresiones más importantes del movimiento, como lo son las innumerables publicaciones, las escuelas libertarias inspiradas en la creación pedagógica de Francisco Ferrer, así como la gran cantidad de ateneos y bibliotecas populares. En la autobiografía de Juana Rouco es posible ver este esplendor del anarquismo con movilizaciones como la legendaria huelga de inquilinos. Parecer ser que la historiografía limita el auge del anarquismo al año 1910 comenzando después una etapa de decadencia; son varias las causas que se suelen mencionar: la modificación de la ley electoral de 1916 (con la que se declara la universalidad del voto), los nuevos mecanismos de negociación desde el Estado en los conflictos gremiales, la transformación urbana con la que se producen nuevas relaciones sociales, el desarrollo de la industria del ocio (fútbol, cine...) y, como resulta obvio, la dura represión estatal iniciada en ese mismo año de 1910 con la Ley de Defensa Social, la clausura de periódicos, los encarcelamientos y exilios. El movimiento anarquista, irreductible en sus principios, fue perdiendo protagonismo ante otras fuerzas políticas y sindicales que no ponían objecione a adaptarse a los nuevos mecanismos de negociación y a participar en la lucha electoral. No obstante, a pesar de que el anarquismo desapareció de la historiografía oficial a partir de la tercer década del siglo XX, no pereció en absoluto, aunque sí es cierto que la FORA se encontraba en minoría frente a otras organizaciones sindicales. Sí es cierto que el golpe de Estado de Uriburu en 1930, con la consecuente dictadura militar y represión, fue un crudo episodio para el anarquismo argentino; el posterior régimen populista de Perón, de inaceptable aceptación para algunas corrientes que se dicen progresistas y revolucionarias, supuso otro golpe importante para el movimiento libertario.
No obstante, en 1935, y muy importante para la historia del anarquismo, se produce la creación del primer grupo "especifista": la Federación Anarco Comunista Argentina (FACA). Se trata de una organización con características diferentes a las que habían actuado dentro de la FORA; la base social era ya diferente y las luchas no se limitaban al mundo sindical, el cual estaba ya en ese momento muy mediatizado por el Estado. El desafío para el anarquismo, como es habitual en su historia, era mantener sus principios y, a la vez, procurar que su acción consecuente con ellos fuera efectiva en un entorno cambiante. No es que los integrantes de la FACA renunciaran por completo a la lucha anarcosindicalista, pero eran conscientes de que era necesario otorgar vitalidad al otro aspecto del pensamiento y de la práctica anarquistas. Así, nace la FACA, la cual se convertiría en 1955 en la Federación Libertaria Argentina. Es muy significativo este olvido en la historiografía oficial, cuando se limitan los estudios de un anarquismo solo como parte del movimiento obrero; se restrigen los aspectos políticos y se vinculan, de un modo un otro, a aquellos fenómenos vinculados de alguna manera al Estado. Estudios recientes explican así la desaparición del anarquismo en la historia oficial, por lo que desaparecen todos los grupos y prácticas autónomos y ajenos al Estado, o se les desprende de su carácter político y son relegados al campo de lo social. Son innumerables las actividades y proyectos llevado a cabo por la FACA, y la posterior FLA. Destaca entre ellos la labor de apoyo al movimiento anarquista español en el momento en que el general Franco se levanta contra la República. Con el también comienzo de la revolución en España, la FACA realiza una importante labor de apoyo a la misma; intervino en múltiples comités populares de Ayuda a España, fundó de acuerdo con la CNT y la FAI el Servicio de Propaganda de España (con la edición de la revista Documentos Históricos de España) e impulsó la formación de la Solidaridad Internacional Antifascista. En noviembre de 1936, la FACA designa tres delegados para colaborar en la Península Ibérica, los cuales desarrollaron una importante labor.
Dando un salto notable en el tiempo, con sus rupturas dentro del movimiento anarquista, pero no exento de cierto hilo conductor, a comienzos de la década de los 90 se crea la Biblioteca Archivo de Estudios Libertarios (BAEL); en ella, existe un importante material correspondiente a la revolución española, aunque también de muchos otros países. Un grupo de militantes argentinos decide ordenar los innumerables periódicos, revistas, folletos y documentos que contenían los más de cien años de historia del movimiento en aquel país sudamericano. Era un trabajo cultural, con el afán de compartir el conocimiento, muy propio de los anarquistas a lo largo de su existencia; aunque este trabajo de sistematización, hasta ese momento, no se había realizado, sí se había producido por parte de militantes una donación continuada de material a las diversas bibliotecas y por eso que el trabajo posterior con la creación de la BAEL fue posible. Se trataba de un valiosísimo material acumulado durante décadas, no solo por su extensión y contenido, también por la práctica que expresa y por el papel que ejerció cada documento a lo largo de su recorrido. Por supuesto, este gran trabajo concretado en BAEL se realizó de manera autogestionada definido en base a cuatro registros, que resumen el modo de hacer anarquista: horizontalidad, autonomía económica, transversalidad cultural y fraternidad. La Biblioteca nace al abrigo de la organización especifista Federación Libertaria Argentina, y realiza una fundamental labor de visiblidad del pensamiento y de la acción anarquistas acumulados durante décadas. Son muchas las personas que han participado en el recorrido de organización, ordenamiento y creación de BAEL, y la importancia histórica del trabajo, que acumula material desde finales del siglo XIX hasta nuestros días y procedente de 44 países, es incuestionable constituyéndose en uno de los archivos anarquistas más importantes del mundo.
SitIo web de la BAEL: http://www.libertario.org.ar/bael.html
No obstante, en 1935, y muy importante para la historia del anarquismo, se produce la creación del primer grupo "especifista": la Federación Anarco Comunista Argentina (FACA). Se trata de una organización con características diferentes a las que habían actuado dentro de la FORA; la base social era ya diferente y las luchas no se limitaban al mundo sindical, el cual estaba ya en ese momento muy mediatizado por el Estado. El desafío para el anarquismo, como es habitual en su historia, era mantener sus principios y, a la vez, procurar que su acción consecuente con ellos fuera efectiva en un entorno cambiante. No es que los integrantes de la FACA renunciaran por completo a la lucha anarcosindicalista, pero eran conscientes de que era necesario otorgar vitalidad al otro aspecto del pensamiento y de la práctica anarquistas. Así, nace la FACA, la cual se convertiría en 1955 en la Federación Libertaria Argentina. Es muy significativo este olvido en la historiografía oficial, cuando se limitan los estudios de un anarquismo solo como parte del movimiento obrero; se restrigen los aspectos políticos y se vinculan, de un modo un otro, a aquellos fenómenos vinculados de alguna manera al Estado. Estudios recientes explican así la desaparición del anarquismo en la historia oficial, por lo que desaparecen todos los grupos y prácticas autónomos y ajenos al Estado, o se les desprende de su carácter político y son relegados al campo de lo social. Son innumerables las actividades y proyectos llevado a cabo por la FACA, y la posterior FLA. Destaca entre ellos la labor de apoyo al movimiento anarquista español en el momento en que el general Franco se levanta contra la República. Con el también comienzo de la revolución en España, la FACA realiza una importante labor de apoyo a la misma; intervino en múltiples comités populares de Ayuda a España, fundó de acuerdo con la CNT y la FAI el Servicio de Propaganda de España (con la edición de la revista Documentos Históricos de España) e impulsó la formación de la Solidaridad Internacional Antifascista. En noviembre de 1936, la FACA designa tres delegados para colaborar en la Península Ibérica, los cuales desarrollaron una importante labor.
Dando un salto notable en el tiempo, con sus rupturas dentro del movimiento anarquista, pero no exento de cierto hilo conductor, a comienzos de la década de los 90 se crea la Biblioteca Archivo de Estudios Libertarios (BAEL); en ella, existe un importante material correspondiente a la revolución española, aunque también de muchos otros países. Un grupo de militantes argentinos decide ordenar los innumerables periódicos, revistas, folletos y documentos que contenían los más de cien años de historia del movimiento en aquel país sudamericano. Era un trabajo cultural, con el afán de compartir el conocimiento, muy propio de los anarquistas a lo largo de su existencia; aunque este trabajo de sistematización, hasta ese momento, no se había realizado, sí se había producido por parte de militantes una donación continuada de material a las diversas bibliotecas y por eso que el trabajo posterior con la creación de la BAEL fue posible. Se trataba de un valiosísimo material acumulado durante décadas, no solo por su extensión y contenido, también por la práctica que expresa y por el papel que ejerció cada documento a lo largo de su recorrido. Por supuesto, este gran trabajo concretado en BAEL se realizó de manera autogestionada definido en base a cuatro registros, que resumen el modo de hacer anarquista: horizontalidad, autonomía económica, transversalidad cultural y fraternidad. La Biblioteca nace al abrigo de la organización especifista Federación Libertaria Argentina, y realiza una fundamental labor de visiblidad del pensamiento y de la acción anarquistas acumulados durante décadas. Son muchas las personas que han participado en el recorrido de organización, ordenamiento y creación de BAEL, y la importancia histórica del trabajo, que acumula material desde finales del siglo XIX hasta nuestros días y procedente de 44 países, es incuestionable constituyéndose en uno de los archivos anarquistas más importantes del mundo.
SitIo web de la BAEL: http://www.libertario.org.ar/bael.html
domingo, 30 de septiembre de 2012
La originalidad revolucionaria del magonismo

Con la ruptura con su pasado liberal, los magonistas propusieron nuevas soluciones para el problema agrario. No solo había que restituir las tierras a los pueblos y comunidades a los que se les había robado, se rechazó también la solución de la pequeña propiedad; se consideraba que la subdivisión de las haciendas en pequeñas parcela generaría una burguesía más egoísta y reaccionaria con la diferencia de una nueva esclavitud económica con más amos que antes. La propuesta magonista era la propiedad colectiva y el consumo en común de la tierra y sus frutos, ya que con el esfuerzo de todos los brazos reunidos se trabajaría menos y se cosecharía más; se quería evitar que la propiedad, con el tiempo, volviera a quedar en pocas manos en el caso de dividir la tierra. Considerando que el monopolio agrario era el problema fundamental de México, como es lógico, los anarquistas no iban a esperar a soluciones por parte del Estado y propiciaron la expropiación por parte de campesinos e indígenas (los sujetos de la revolución). Se consideró que la toma de la tierra iba a superar al capitalismo, de ahí el lema "Tierra y libertad", al igual que la toma de la fábrica, por lo que los magonistas trataron de juntar la acción revolucionaria del proletariado industrial y de los campesinos. Menos rígidos que los marxistas en sus análisis, los anarquistas consideraron la importancia de ambos sujetos en la revolución, el obrero y el campesino, dependiendo la mayor importancia de uno u otro de las condiciones históricas.
Los magonistas consideraron también la opresión de la mujer en un sistema injusto, por lo que debería ser liberada al lado del hombre. Flores Magón vio que las cadenas de la mujer eran, incluso, más pesadas e indignantes, ya que por mucho que se produjera el progreso en algunos sectores sociales la mujer seguía subordinada al hombre. Como es obvio, la lucha magonista no se limitaba a una igualdad jurídica o al mismo derecho para votar, sino que proponían las mismas oportunidades para desarrollarse siempre regidos por el apoyo mutuo entre ambos sexos. Tal y como escribió Práxedis Guerrero: "Mujeres y hombres hemos de luchar por esta igualdad racional, armonizadora de la felicidad individual y la felicidad colectiva, porque sin ella habrá perpetuamente en el hogar la simiente de la tiranía, el retoño de la esclavitud y la desdicha social". La lucha magonista hay que verla también dentro de una contexto de rebeldía internacional, ya que todo pueblo que luche por su verdadera emancipación no puede contemplar solo al opresor de casa y debe recibir el aliento de todos los trabajadores mundiales.
La revolución mexicana deseaba garantizar a todo ser humano pan, tierra y libertad; al movilizar el gobierno de los EE UU tropas a la frontera, se consideró que la burguesía internacional estaba defendiendo sus intereses y se exhortó a los trabajadores del mundo a apoyar su lucha. Los magonistas establecieron comunicación y nexos organizativos con los asalariados que trabajaban en Estados Unidos; fue una lucha en común por el sueño emancipador de los International Workers of the Word que deseaba unir lenguas, razas y culturas para acabar con el dominio del capital. No era un apoyo de unos rebeldes de una nación a otros, sino una rebelión conjunta que asegurara la emancipación de todos los pueblos frente a la autoridad y el capital. Incluso, se quiso aprovechar el estallido de la Primera Guerra Mundial para denunciarla como un nuevo conflicto entre poderosos, en el que luchan y mueren los humildes, y convertirla en una revolución mundial antiautoritaria; para conseguir tal objetivo, había también que combatir el delirio patriotero que obnubilaba a las masas.
Flores Magón pensaba que había una concepción vulgar de la utopía, propia de los conservadores de todos los tiempos, que la consideraba un sueño irrealizable. Sin embargo, los magonistas consideraron que la utopía de hoy es la realidad de mañana. Solo gracias al esfuerzo de los utopistas, es posible el progreso de la humanidad; no ha existido ningún revolucionario o reformador social profundo que no haya sido atacado por las clases dirigentes de su tiempo. No obstante, como anarquistas, los magonistas no eran simples idealistas y soñadores, nunca abandonaron su tendencia al rigor científico: se trataba de la persecución de un ideal, no como una mera creencia, sino siempre atendiendo al análisis de la ciencia. El propio Flores Magón escribió: "¡Utopía, ilusión, sueños! ¡Cuánta poesía, cuánto progreso, cuánta belleza y, sin embargo, cuanto se os desprecia! (…) ¡Adelante! El insulto, el presidio y la amenaza de muerte no pueden impedir que el utopista sueñe".
viernes, 28 de septiembre de 2012
Magonismo, anarquismo en México
El magonismo es una corriente de pensamiento que se ha definido como indígena-libertaria, y que inició como su nombre indica Ricardo Flores Magón, la cual impulsa al pueblo mexicano a hacer la revolución social. El propio Flores Magón, nacido en 1874 en San Antonio de Eloxochitlán (Estado de Oaxaca, México), tenía un origen indígena y humilde; sigue sus estudios en México D.F., donde se iniciará en la política a través de la lucha contra el dictador Porfirio Díaz junto a sus hermanos Enrique y Jesús. En 1900, crea el periódico Regeneración y será uno de los principales animadores de la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano. En 1904, se exilia a EE UU, sin que vuelva a pisar territorio mexicano; murió en circunstancias no aclaradas el 21 de noviembre de 1922 en el penal de Leavenworth (Kansas), en el que había sido recluido después de lanzar un manifiesto animando a la lucha a todos los anarquistas del mundo. El nacimiento del magonismo está determinado por dos factores: por el mencionado periódico Regeneración, a través del cual pudieron difundir sus ideas y establecer las praxis, y por el Partido Liberal Mexicano, nacido en 1905 y, a pesar de su nombre, inequívocamente anarquista. Puede decirse que las influencias del magonismo fueron principalmente tres corrientes: el liberalismo mexicano, el anarquismo europeo y la comunalidad indígena. Tal y como el propio Flores Magón señaló, en México vivían en aquel momento unos cuatro millones de indios, que unos años atrás se regían por el apoyo mutuo, no conocían autoridad alguna y tenían el derecho común a la tierra, al agua y, en general, todos los recursos naturales. Esas costumbres sencillas duraron hasta que la autoridad del Estado se hizo fuerte y se garantizaron los privilegios de la burguesía.
Si en un principio, los magonistas quisieron educar a la gente en el liberalismo para despertarla y que se enfrentara a la dictadura, cuando evolucionaron al anarquismo buscaron la libertad económica a través de la insurrección, auténtica emancipación para los humildes. Hay que atribuir al magonismo un pensamiento original, formado tanto por sus análisis teóricos como por su intención instrumentalizadora para la acción. El tránsito del liberalismo, de la confianza en el progreso y en el crecimiento económico, al anarquismo constituyó una verdadera revolución teórico-política. Por supuesto, no es que desapareciera su antigua formación liberal, sino que adoptará una nueva realidad teórica; frente a la revolución democrático-burguesa del maderismo y el constitucionalismo, se construirá una alternativa anticapitalista y libertaria. Los magonistas fueron conscientes de que los derechos políticos preconizados por los liberales poco significaban para el proletariado, obligado a vender sus fuerza de trabajo e imposibilitado para acceder a los medios intelectuales. La libertad política liberal, basada en la libertad de expresión o en el derecho a practicar un oficio propio, se convertía, por lo general, en ilusoria. El análisis magonista se convertirá en plenamente anarquista: para poder gozar de la libertad política, es necesario conquistar la libertad económica liberándose el proletariado del trabajo asalariado y apropiándose de la tierra y de los medios de producción.
Los magonistas considerarán la propiedad privada de la riqueza material e intelectual el origen de todos los males sociales. Así, es necesario subvertir este tipo de apropiación de la riqueza para dar lugar a nuevas y superiores formas de propiedad. El trabajo en común, la propiedad colectiva de la tierra y la industria, la libre asociación de los productores y la distribución de lo comúnmente producido, según las necesidades de cada persona, harían posible la abundancia económica con un menor esfuerzo individual. En 1902, Flores Magón conocía ya los textos anarquistas, llegando a publicar ese año La conquista del pan; se notaba la influencia de Kropotkin, ya que el propósito del nuevo sistema sería distribuir la riqueza según las necesidades, y no según la capacidad, para no crear nuevos privilegios ni divisiones sociales. Del mismo modo, se deseaba igualmente subvertir esa contradicción social a la que daba lugar la división del trabajo entre las labores intelectuales y las actividades manuales. Como se ha dicho, no fue el anarcocomunismo la única influencia para los magonistas; las comunidades indígenas ofrecían un hermoso ejemplo vivo de propiedad común de la tierra, los bosques y el agua.
Se ha dicho que la concepción desarrollada por los integrantes del PLM sobre la revolución de 1910 es una de las más originales. Por la influencia anarquista, fueron conscientes que las grandes revoluciones en la historia no habían supuesto que sus principales actores fueran finalmente los usufructuarios, debido al nacimiento consecuente de una clase directora que no había tardado en regenerar la opresión y la explotación. Así, las revoluciones se habían visto integradas hasta entonces por tres actores principales: por cierta clases que hacen la revolución (que podía ser el proletariado junto a algunos sectores de la burguesía y de los intelectuales), por aquellas clases o sectores contra los que se empuñan las armas y, finalmente, por las clases directoras que acaban usufructuando los resultados de la tragedia social. Lo que se trataría de lograr entonces es que el actor que realiza la revolución fuera finalmente el mismo que obtuviera el beneficio de la misma. Los magonistas considerarán lo pernicioso en la revolución mexicana de la dirección burguesa del maderismo; una de las originalidades de la teoría revolucionaria magonista es haber comprendido la necesidad de una doble lucha: contra el gobierno de Díaz y contra el capital. Al contrario que algunos sectores socialistas del PLM, que priorizaban la lucha contra la dictadura para, después de un largo proceso educativo y organizativo, emprender la batalla contra el capitalismo, los magonistas deseaban orientar la rebelión hacía los dos objetivos; es una lucha en lo que insistirán los anarquistas en otros conflictos históricos, como es el caso de la Guerra Civil Española.
Recordaremos el análisis anarquista que vincula el Estado con el privilegio, por lo que hay que acabar con la autoridad para destruir el capital, y viceversa. Los magonistas, fieles a esta visión, consideraban que la conquista del poder se acaba volviendo un fin en sí mismo, ya que su ejercicio da lugar a intereses y corrompe a los hombres. Tal y como escribe Flores Magón: "Los hombres más sinceros cuando se han encontrado encima de los demás hombres se han sentido superiores y aunque antes de alcanzar el poder hubieran manifestado su respeto al pueblo y su deseo de ser un verdadero servidor de los demás, ya arriba no se han encontrado dispuestos a obedecer a nadie más que a sí mismos"; nada más ilustrativo para este análisis que la película ¡Viva Zapata! (Elia Kazan, 1952). Si los determinantes económicos y sociales del poder son la propiedad privada y el monopolio del conocimiento, los subjetivos son la sumisión de las masas y del individuo. Así, no se quieren solo cambios sociales y económicos, sino que cada individuo debe adquirir autonomía y ser consciente de su capacidad intelectual liberándose de toda una cultura de la sumisión. Estos principios éticos guiaron a los magonistas durante la Revolución Mexicana, el lema fue "¡Gobernaos por vosotros mismos!". La destrucción del poder, preconizada por los magonistas, iba pareja obviamente a una propuesta constructiva y organizativa de autogobierno y autogestión económica por parte de las clases humildes. Tal y como se ha dicho en la importante obra Magonismo: utopía y revolución, 1910-1913 (Rubén Trejo, Cultura Libre 2005), el magonismo es de una actualidad innegable por su teoría revolucionaria, como antecedente de la práctica autogestionaria en México, por su espíritu antiautoritario y, en general, por su afán emancipador de la clase trabajadora.

Los magonistas considerarán la propiedad privada de la riqueza material e intelectual el origen de todos los males sociales. Así, es necesario subvertir este tipo de apropiación de la riqueza para dar lugar a nuevas y superiores formas de propiedad. El trabajo en común, la propiedad colectiva de la tierra y la industria, la libre asociación de los productores y la distribución de lo comúnmente producido, según las necesidades de cada persona, harían posible la abundancia económica con un menor esfuerzo individual. En 1902, Flores Magón conocía ya los textos anarquistas, llegando a publicar ese año La conquista del pan; se notaba la influencia de Kropotkin, ya que el propósito del nuevo sistema sería distribuir la riqueza según las necesidades, y no según la capacidad, para no crear nuevos privilegios ni divisiones sociales. Del mismo modo, se deseaba igualmente subvertir esa contradicción social a la que daba lugar la división del trabajo entre las labores intelectuales y las actividades manuales. Como se ha dicho, no fue el anarcocomunismo la única influencia para los magonistas; las comunidades indígenas ofrecían un hermoso ejemplo vivo de propiedad común de la tierra, los bosques y el agua.
Se ha dicho que la concepción desarrollada por los integrantes del PLM sobre la revolución de 1910 es una de las más originales. Por la influencia anarquista, fueron conscientes que las grandes revoluciones en la historia no habían supuesto que sus principales actores fueran finalmente los usufructuarios, debido al nacimiento consecuente de una clase directora que no había tardado en regenerar la opresión y la explotación. Así, las revoluciones se habían visto integradas hasta entonces por tres actores principales: por cierta clases que hacen la revolución (que podía ser el proletariado junto a algunos sectores de la burguesía y de los intelectuales), por aquellas clases o sectores contra los que se empuñan las armas y, finalmente, por las clases directoras que acaban usufructuando los resultados de la tragedia social. Lo que se trataría de lograr entonces es que el actor que realiza la revolución fuera finalmente el mismo que obtuviera el beneficio de la misma. Los magonistas considerarán lo pernicioso en la revolución mexicana de la dirección burguesa del maderismo; una de las originalidades de la teoría revolucionaria magonista es haber comprendido la necesidad de una doble lucha: contra el gobierno de Díaz y contra el capital. Al contrario que algunos sectores socialistas del PLM, que priorizaban la lucha contra la dictadura para, después de un largo proceso educativo y organizativo, emprender la batalla contra el capitalismo, los magonistas deseaban orientar la rebelión hacía los dos objetivos; es una lucha en lo que insistirán los anarquistas en otros conflictos históricos, como es el caso de la Guerra Civil Española.
Recordaremos el análisis anarquista que vincula el Estado con el privilegio, por lo que hay que acabar con la autoridad para destruir el capital, y viceversa. Los magonistas, fieles a esta visión, consideraban que la conquista del poder se acaba volviendo un fin en sí mismo, ya que su ejercicio da lugar a intereses y corrompe a los hombres. Tal y como escribe Flores Magón: "Los hombres más sinceros cuando se han encontrado encima de los demás hombres se han sentido superiores y aunque antes de alcanzar el poder hubieran manifestado su respeto al pueblo y su deseo de ser un verdadero servidor de los demás, ya arriba no se han encontrado dispuestos a obedecer a nadie más que a sí mismos"; nada más ilustrativo para este análisis que la película ¡Viva Zapata! (Elia Kazan, 1952). Si los determinantes económicos y sociales del poder son la propiedad privada y el monopolio del conocimiento, los subjetivos son la sumisión de las masas y del individuo. Así, no se quieren solo cambios sociales y económicos, sino que cada individuo debe adquirir autonomía y ser consciente de su capacidad intelectual liberándose de toda una cultura de la sumisión. Estos principios éticos guiaron a los magonistas durante la Revolución Mexicana, el lema fue "¡Gobernaos por vosotros mismos!". La destrucción del poder, preconizada por los magonistas, iba pareja obviamente a una propuesta constructiva y organizativa de autogobierno y autogestión económica por parte de las clases humildes. Tal y como se ha dicho en la importante obra Magonismo: utopía y revolución, 1910-1913 (Rubén Trejo, Cultura Libre 2005), el magonismo es de una actualidad innegable por su teoría revolucionaria, como antecedente de la práctica autogestionaria en México, por su espíritu antiautoritario y, en general, por su afán emancipador de la clase trabajadora.
miércoles, 19 de septiembre de 2012
Periódico El libertario
El Libertario es un periódico anarquista, que edita desde 1995 la Comisión de Relaciones Anarquistas de Venezuela (CRA); se trata de una publicación fundamental para comprender la política latinoamericana y sus problemas sociales. Es uno de los medios anarquistas de mayor difusión en Latinoamérica, en el ambiente libertario y en los movimientos sociales en general, y cada vez más se ésta difundiendo en América del Norte y en Europa. Huelga decir que El Libertario no recibe subvención alguna ni admite anuncios comerciales y se realiza de manera autogestionada. En su página web, http://www.nodo50.org/ellibertario/, puede descargarse el periódico en PDF o leerlo online; también están disponibles infinidad de textos imprescindibles, clásicos y actuales, por lo que es aconsejable mirar con calma este sitio web.
También existe un blog, http://periodicoellibertario.blogspot.com.es, de constante actualización en lo informativo, también con opciones de descarga de textos y enlaces directos a vídeos.
La CRA, editora de El Libertario, es una organización ácrata venezolana integrada por diversos colectivos y personas. A pesar de no ser un sindicato, esta organización cuenta con el respaldo de la Asociación Internacional de Trabajadores y de ahí que también se la denomine CRA-Amigos de la AIT; se han esforzado en promover las reflexiones y documentos que se realizan en la AIT y en otros movimientos anarquistas de todas partes del mundo. El objetivo, al igual que en el anarquismo clásico, es lograr que las personas interioricen los valores de solidaridad, igualdad y justicia, construir un mundo más humano a partir de la conciencia individual. Los anarquistas venezolanos que integran la CRA han denunciado la política hipócrita y mistificadora de Hugo Chávez, el cual ha desmontado los movimientos sociales y favorecido a la burguesía bajo consignas supuestamente revolucionarias. El funcionamiento de la organización es, obviamente, asambleario buscándose el consenso mediante el debate en lo que denominan "práctica de la democracia directa".
Una de las iniciativas de la CRA fue crear en 2006 un Foro Social Alternativo, de nítida orientación libertaria y en respuesta al FSM, el cual había perdido el espíritu asambleario, autónomo y horizontal de sus primeros momentos.
También existe un blog, http://periodicoellibertario.blogspot.com.es, de constante actualización en lo informativo, también con opciones de descarga de textos y enlaces directos a vídeos.

Una de las iniciativas de la CRA fue crear en 2006 un Foro Social Alternativo, de nítida orientación libertaria y en respuesta al FSM, el cual había perdido el espíritu asambleario, autónomo y horizontal de sus primeros momentos.
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