Empecemos, una vez más, con que consideramos que el anarquismo no se reduce a ideología o doctrina alguna, y si así lo consideramos caemos en los viejos errores dogmáticos (autoritarios), quizá incluso de forma aún peor al adornarse con una retórica libertaria. Así, cada vez estoy más convencido de que las ideas libertarias necesitan de una buena dosis de nihilismo. Aunque haya quien, seguramente dogmáticos de diverso pelaje, insista en que los nihilistas son seres sin ningún principio moral, ni de tipo alguno, que pretenden seguramente la mera destrucción de la civilización, de nuevo nos encontramos con visiones reduccionistas, superficiales o, directamente, falaces. El nihilismo, tal y como lo veo y sin entrar en densas disquisiciones filosóficas, no es casualidad que a veces se la haya confundido con un escepticismo radical, ya que se trata en mi opinión de la negación de que haya una esencia en la realidad humana. Así, puede entenderse como el rechazo de principios absolutos, lo que consideramos uno de los grandes males que ha llevado al enfrentamiento de la humanidad, y todo se encuentra en movimiento, poco o nada permanece en ese cambio.
Reflexiones desde Anarres
Blog integrado por reflexiones sobre el anarquismo, o mejor dicho, los anarquismos y sobre toda forma de emancipación individual y colectiva
sábado, 12 de julio de 2025
Una dosis de nihilismo para el anarquismo
Empecemos, una vez más, con que consideramos que el anarquismo no se reduce a ideología o doctrina alguna, y si así lo consideramos caemos en los viejos errores dogmáticos (autoritarios), quizá incluso de forma aún peor al adornarse con una retórica libertaria. Así, cada vez estoy más convencido de que las ideas libertarias necesitan de una buena dosis de nihilismo. Aunque haya quien, seguramente dogmáticos de diverso pelaje, insista en que los nihilistas son seres sin ningún principio moral, ni de tipo alguno, que pretenden seguramente la mera destrucción de la civilización, de nuevo nos encontramos con visiones reduccionistas, superficiales o, directamente, falaces. El nihilismo, tal y como lo veo y sin entrar en densas disquisiciones filosóficas, no es casualidad que a veces se la haya confundido con un escepticismo radical, ya que se trata en mi opinión de la negación de que haya una esencia en la realidad humana. Así, puede entenderse como el rechazo de principios absolutos, lo que consideramos uno de los grandes males que ha llevado al enfrentamiento de la humanidad, y todo se encuentra en movimiento, poco o nada permanece en ese cambio.
sábado, 21 de junio de 2025
La negación de toda necesidad histórica
Ya autores anteriores al autor de El capital señalaron la importancia de ello, pero es necesario analizar otras razones para explicar los fenómenos sociales. En ese sentido (y en un muchos otros), Rudolf Rocker es de una actualidad innegable, al negar esa visión necesaria y absoluta de la historia. No es casualidad que Marx sea un discípulo de Hegel, el creador del Absoluto, de la necesidad histórica y descubridor de las "auténticas" leyes sociales. A su vez, los discípulos de Marx convirtieron su visión en poco menos que una nueva religión, de índole científica, pero religión al fin y al cabo al estar plagada de dogmas y ser aceptados de forma más bien acrítica. No es posible equiparar, con pertinaz cientifismo, los fenómenos sociales a los fenómenos físicos. Las leyes de causalidad gobiernan la naturaleza y los hechos estrictos la caracterizan. Por su parte, la existencia humana está determinada también por esas leyes, y aunque es posible canalizar esas fuerzas naturales hasta cierto punto, nunca será posible suprimirlas.
sábado, 7 de junio de 2025
Colin Ward y la anarquía en acción
viernes, 16 de mayo de 2025
La indignante mistificación de la condición libertaria
El éxito de Javier Milei, un peculiar economista reconvertido en político, en las elecciones argentinas ha traído a la actualidad, y exacerbado, algo que solo puede enervar a alguien con un mínimo de conocimiento político y sensibilidad social. Esto es, la apropiación por parte de vulgares ultraliberales del término libertario[1] y su reproducción, totalmente acrítica, por parte de los medios generalistas en su sentido fraudulento con, desgraciadamente, notable calado en un imaginario popular no siempre sobrado de bagaje moral e intelectual[2].
Aunque no pocas veces podamos usar en el lenguaje lo libertario como sinónimo de anarquista, puede venir al caso la distinción que Carlos Taibo ha realizado en ciertas ocasiones y con la que podemos estar muy de acuerdo. Así, aunque, efectivamente, en nuestro idioma libertario y anarquista resultan prácticamente sinónimos, podemos considerar anarquista a alguien que conoce bien las ideas y las prácticas históricas adscritas a dicha filosofía (término que me resulta francamente preferible a los de doctrina o ideología), mientras que aquellas personas esforzadas en organizar la sociedad desde abajo, trabajando por la autogestión y el apoyo mutuo, podemos tenerlas, conozcan o no a los grandes pensadores ácratas, como inequívocamente libertarias.
viernes, 25 de abril de 2025
Carlos Giménez: talento, memoria y compromiso en la viñeta

Carlos Giménez nació en el madrileño barrio de Lavapiés, cuando solo hacía dos años del final de la Guerra Civil. Creció en un colegio de Auxilio Social, tal y como quedará reflejado en la serie de Paracuellos, una de sus grandes obras, y allí empezó a dibujar tebeos emulando a los que serían sus primeros maestros, como es el caso de Juan G. Iranzo artífice de las peripecias del personaje de El Cachorro.
A los 18 años, Carlos Giménez entró ya a trabajar en el estudio del dibujante López Blanco y, después de pasar por un penoso servicio militar, en algún que otro estudio donde empezó sus primeros pasos como historietista en series alimenticias.
Poco después, se va a Barcelona donde se convertirá en todo un profesional en la agencia Selecciones-Creaciones Ilustradas, en la que realiza multitud de trabajos que serán reconocidos internacionalmente. De nuevo esta parte de su vida quedó magistral e hilarantemente inmortalizada en otra de sus grandes obras: la serie de Los Profesionales. Obras que le consagrarán, y que alegrarán la vida de multitud de españoles en la Dictadura franquista, son Delta 99, con guión de Jesús Flores, y Dany Futuro, escrita por Víctor Mora -autor de los populares personajes de El Capitán Trueno y sus posteriores calcos El Jabato y El Corsario de Hierro-.
sábado, 29 de marzo de 2025
El anarquismo y la renovación de sus propuestas emancipadoras
El mundo se ha transformado radicalmente en las últimas décadas, de ahí que las antiguas recetas emancipadoras, con una concepción de la revolución social con mayúsculas, resulten cuestionables. Si preguntamos a gran parte de la sociedad sobre los anhelos anarquistas, de libertad, igualdad y justicia para todos, lo más probable es que, en el mejor de los casos, lo consideren un bello sueño inalcanzable. Ello, a pesar de que tal y como está el mundo, con una evidente y creciente desigualdad económica y política, y con la amenaza constante incluso de la destrucción del planeta, las ideas libertarias sean más necesarias que nunca. ¿Qué podemos hacer? Por supuesto, no conducirnos a la desesperanza, pero tampoco a la automarginación, enclaustrándonos en la defensa de principios inamovibles ni en cierta actitud esteril desuperioridad moral. La primera tarea es comprender que, por mucho que nos guste buscar un vínculo con el pasado, con el anarquismo clásico o moderno, el mundo es hoy muy diferente. Hay que comprender que la praxis emprendida por los libertarios del pasado, no sabemos si están o no obsoletas o resultan absolutamente inviables, pero sí pertenecen a un mundo que ya no existe. Ello no impide, por supuesto, aprender mucho de militantes y pensadores pertenecientes a otro tiempo, pero no podemos abundar en concepciones dogmáticas ni en una suerte de papanatismo adornado con bellas propuestas emancipadoras.
sábado, 8 de marzo de 2025
En defensa del anarquismo, o la falta de legitimación del Estado

El anarquista es un escéptico o incrédulo. Hay quien afirma que (casi) toda la historia de la filosofía política ha sido un esfuerzo para justificar la "autoridad de la coacción legítima". La mayoría de las personas creen en el Estado sin cuestionarse de donde mana la obligación de obedecer la ley.
Eduardo Colombo, en el prólogo de En defensa del anarquismo (cuyo autor es Robert Paul Wolff), afirma que una filosofía política normativa, preocupada por los valores, por decidir sobre lo mejor para una comunidad humana, debe dar respuesta al conflicto entre la autonomía individual y la autoridad del Estado (que califica de "putativa"). La democracia aparece hoy en día como única solución a ese conflicto, aparente construcción por parte de los gobernados de las instituciones que les gobiernan. Dejando a un lado la coacción, la ignorancia o el conformismo, el ciudadano obedece la ley, tal vez, porque la encuentra justa o porque siente que ha participado en su formulación. Sin embargo, según los teóricos liberales, hay dos razones más que obligan a la obediencia: la justicia de la estructura de base, que supone un avance frente al autoritarismo tradicional, y la ley de la mayoría, transmutada de una pluralidad de personas en el sujeto único del Estado (representante de la soberanía general).