jueves, 22 de mayo de 2008

Portada "El día de Barcelona"


Me siento particularmente orgulloso del diseño de cubierta de esta novela, donde se relata el triunfo de anarquistas y otras fuerzas populares en julio de 1936 sobre la sublevación fascista en Barcelona, escrita por César Galiano Royo y editada por la FAL (Fundación Anselmo Lorenzo). Cuando me encargaron este trabajo, mencionaron el deseo del autor de utilizar la famosa fotografía de Agustí Centelles, en la que unos guardias de asalto se parapetan tras los cadáveres de dos caballos (en la novela se recoge la posible gestación de esta toma). Problemas de derechos hicieron imposible la utilización de dicha imagen, pero me hace ilusión mostrar algunas de las posibilidades que barajé para el diseño final. Lo que sí tuve claro desde el principio, tal como se contempla en los diseños iniciales y en el resultado final, es usar los dos colores "corporativos" de la FAL (además del blanco y negro propio de la fotografía, con diversas variantes en el tratamiento del color), integrando así el logotipo y nombre de la Fundación en el conjunto final; una caja superior con el color más oscuro y con el texto calado en el color más claro, y de la misma manera el lomo en toda su altura, separarían claramente el título del resto del diseño. La idea de utilizar finalmente una imagen conceptual, elaborada ad hoc para esta novela, me resultó finalmente un reto muy atractivo. A la mente me venían los grandes trabajos de Daniel Gil para Alianza Editorial y, teniendo como modelo a este inalcanzable diseñador, quise utilizar una fotografía con diversos elementos que, ya en un primer vistazo, dieran una idea del contenido de la novela. La idea de una figura de plomo de un miliciano anarquista sobre un mapa de la ciudad de Barcelona de la época me pareció que podía cumplir muy bien este papel. No fue fácil dar con una figura de esas caracerísticas, Después de recorrer varias tiendas especializadas de Madrid, en las que el material que tenían no luciría demasiado, y de visitar incluso una exposición (donde aparecía un miliciano, de confección curiosa y detallada, pero algo siniestro -parece que los aficionados a estas cosas suelen ser más bien fachas-), mi gran amigo Alfredo, una de las personas que conozco que más ha hecho por el anarquismo y que mejor conoce su historia, me proporcionó el material que necesitaba. La magnífica figura utilizada es de su propiedad, confeccionada por un habilidoso amigo suyo llamado Juan Antonio Martín. El resultado fotográfico (una toma de la figura sobre el mapa) no me convenció. El miliciano de plomo no podía perder protagonismo, por lo que decidí finalmente realizar un montaje sin que la artificiosa labor de nuestro amigo Photoshop estuviera demasiado presente. Dar la perspectiva adecuada a la imagen digitalizada del mapa, rebajar sus colores y crear una pequeña sombra a la figura (para tratar de darle algo más de presencia y movimiento) fueron las tareas finales no demasiado complicadas. Ahí está el resultado, que no pasará a la historia del diseño, pero que me hace sentir algo de orgullo.

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