Blog integrado por reflexiones sobre el anarquismo, o mejor dicho, los anarquismos y sobre toda forma de emancipación individual y colectiva
miércoles, 15 de abril de 2009
Las más altas aspiraciones materialistas e ideales
Bakunin comenzaría su obra Dios y el Estado formulando una de las grandes preguntas de la filosofía: "¿Quiénes tienen razón, los idealistas o los materialistas"?". Aunque el anarquista ruso continuaría tomando partido tajantemente por el materialismo, es decir afirmando que el mundo material precede al del pensamiento y los hechos estarían antes que las ideas, más tarde trataría de suavizar tan categórica posición y mostraría la necesidad de analizar el mundo de las ideas en aras de una perfección moral y social. El determinismo que, supuestamente, supondrían las condiciones materiales de existencia puede ir paralelo a la incidencia de aspectos ideológicos y culturales, tal y como han sostenido autores posteriores a Marx y Bakunin. Si el materialismo determinista, en el que insistió en numerosas ocasiones el ruso, y la existencia de rígidas leyes mecánicas en la naturaleza, con su negación de los actos libres de la voluntad, se nos hacían demasiado antipáticos, se puede aceptar la influencia de su visión en los aspectos sociales. ¿Hay alguien que pueda negar la gran determinación del medio en los actos del individuo? Allí donde se da la educación, la higiene, el bienestar económico o la posibilidad del desarrollo moral y cultural, resulta muy complicado encontrar desequilibrio, violencia o apatía. Naturalmente, la complejidad del individuo y de la existencia sigue haciendo imposible obtener todas las respuestas. Los factores, de una u otra índole, que inciden sobre un ser capaz de modificar su entorno convierten en imposible obtener todas las respuestas a priori. No obstante, la capacidad de perfeccionar ese medio y de fomentar tanto el desarrollo individual como los hábitos de cooperación pueden ser el camino para conquistar la auténtica libertad. Una libertad que, recordando también a Bakunin, solo adquiere su verdadero significado para el hombre en sociedad. De nuevo obtenemos una muestra de la continua evolución, rectificación y enriquecimiento de los pensadores libertarios en aras de una mejora en la teoría y en la práctica. Supone a mi entender la negación del dogmatismo y de una lectura definitiva de la realidad o del pensamiento. Si Proudhon insistió en el equilibrio entre opuestos, Bakunin aspiró a alcanzar el ideal desde una lectura materialista y no desdeñó en absoluto la influencia de las ideas. Al fin y al cabo, se puede decir que lo que el gigante ruso profesaba no dejaba de ser un idealismo racionalista, un profundo humanismo en definitiva, que reclama todavía su fuerza en estos tiempos tan complicados para la épica. En la actualidad, sufrimos una supuesta crisis provocada por una sociedad materialista y consumista. Es falso, ese modelo sociopolítico, incluso cuando ha mantenida la tripa llena de gran parte de la población, ha supuesto siempre una profunda crisis de valores, una inhibición de la creatividad y una negación del pluralismo, por no hablar de la subordinación constante de unos seres humanos sobre otros. Ese materialismo que tantas personas mencionan peyorativamente y que suponen que se busquen alternativas "espirituales" peculiares (una perversión, a mi modo de ver las cosas, huyendo de lo que me parece un evidente malestar sicosocial), no es más que una lectura reduccionista de un problema social y político mucho más amplio. El anarquismo, con todo su rico legado, supone la aceptación de gran parte de las ideas liberales más puras (así se puede leer la obra de Bakunin y de muchos otros pensadores libertarios), que gran parte de las personas aceptan ya sin problemas, y crear nuevos caminos para un socialismo antiautoritario que aspira al más alto ideal humano y a los más profundos valores. Resulta fascinante como las ideas libertarias han tratado de analizar, sin desdeñar nada si ello no menoscaba el afán antiautoritario o la perfección de la civilización, tantos conceptos ideológicos o políticos que muchos consideran opuestos: materialismo/idealismo, socialismo/liberalismo, colectivismo/individualismo, convención/naturaleza…
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