lunes, 12 de diciembre de 2011

Unidad política y desarrollo cultural

Tal y como considera Rudolf Rocker, la palabra cultura no puede suponer una noción circunscrita o reducida, aunque se aluda con ella frecuentemente a múltiples cosas incluyendo, históricamente, la cuestión moral. Efectivamente, no pocos autores identificaron la cultura de un pueblo como más elevada si se identificada con "el espíritu de la humanidad". Incluso, hay quién consideró el progreso de la cultura como inhibición de lo animal y elevación de lo espiritual. Entramos así en otro problema terminológico, ese que alude a lo "espiritual" con excesiva facilidad, aunque vamos a verlo como sinónimo de lo "moral" para no entrar en controversia. Kant, por ejemplo, identificaba también la moral con el carácter esencial de la cultura, entendida ésta como la progresiva sociabilidad del ser humano. Para el filósofo alemán, la cultura sería el objetivo final de la naturaleza, la cual halla en el ser humano conciencia de sí misma. Aunque se reconocen la trabas que pueden producirse, toda expresión cultural sería para Kant una señal que indica el gran objetivo al que la humanidad aspira. Más adelante en la historia, se hizo una diferenciación entre civilización, que sería el dominio de la naturaleza externa por los hombres, y la cultura, que tendría que ver con lo "espiritual" (o con los valores morales). En ese sentido, la política, la economía y la técnica estarían bajo el domino de la civilización, mientras que el arte, la literatura, la música, la religión, la filosofía y la ciencia serían propios de la cultura. Podría ser discutible la ubicación de la ciencia, ya que afecta más obviamente sobre la vida material de los hombres, aunque no hay que desdeñar su influencia en otros aspectos. En cualquier caso, creo que es importante no ser categórico ni ofrecer límites a una u otra conceptualización, aunque aceptemos alguna clasificación de manera coyuntural para facilitar alguna investigación.

Según indica Rocker, la palabra cultura se aplicaba en origen casi exclusivamente al cultivo de la tierra, a la cría de animales y a otros trabajos similares que suponían una intervención del hombre en los procesos naturales. Se aludía entonces con cultura a "cuidar" o "cultivar" y se señala como probable que fuera el pensamiento teológico-cristiano el responsable de que se estableciera un contraste artificial entre naturaleza y cultura, ya que se puso al hombre por encima de lo natural como si todo hubiese sido creado por él y para él. Es por eso que puede insistirse, para que no haya malas interpretaciones, en que puede calificarse como cultura esa intervención consciente del hombre en la marcha arbitraria de los fenómenos naturales. De alguna manera, el hombre se rebela conscientemente contra el curso natural de las cosas, busca medios y vías para escapar a todo lo destructivo presente en el ambiente. Hay que aclarar que esta definición de cultura establece su relación con la naturaleza, pero no se opone a ella, ya que el hombre puede observarse como una especie más. Sin embargo, es su aparición la que da lugar a la cultura, que también puede verse como una expresión, especial eso sí, de la naturaleza. Cuando hablamos de combatir o de superar la naturaleza (ambiental), nos referimos a una dominio relativo, y no absoluto, ya que el ser humano sigue formando parte de ella. Así, también se cuestiona esa barrera artificial establecido entre pueblos supuestamente primitivos y pueblos civilizados, ya que todos ellos ofrecen expresiones culturales.

También hay que aclarar que, al igual que no todas las fuerzas naturales son provechosas para el hombre, tampoco lo son para el desarrollo todos los productos del ambiente social por él creados. Podemos decir que algunos son incluso nocivos, por lo que entendemos así que no todo desarrollo histórico es lineal. Existen innumerables expresiones culturales de lo más cuestionables, como demuestran las rebeliones que se producen una y otra vez contra ellas, y también el progresivo perfeccionamiento (o estimulación) de la conciencia humana. Rocker habla de "perfeccionamiento espiritual" o incluso de una "esencia" humana que se muestre en consonancia con el ambiente social creado, y que solo la ignorancia y la superstición habrían enturbiado en la historia. Bien, a pesar del excesivo optimismo sobre el progreso histórico, estamos de acuerdo en que las sociedad humanas pueden perfeccionarse gracias a las más elevadas expresiones culturales. Aunque tengamos serios motivos para dudar de una "esencia" humana, sí somos conscientes de nuestras capacidades (lenguaje, pensamiento, razón...) que, junto a la influencia de las condiciones sociales, nos pueden empujar hacia una cultura social que no conozca la explotación. Rocker considera que esa posibilidad existe gracias a los rasgos libertarios: libertad personal del individuo, de manera práctica y no abstracta, y cohesión social por la solidaridad, desarrollada gracias a los sentimientos sociales inherentes al ser humano. La libertad, libre de toda opresión autoritaria, como es lógico, solo puede completarse con la igualdad económica y social. Estas condiciones no son solo deseables, sino más adecuadas para un desarrollo social y sicológico, ya que las instituciones autoritarias bloquean toda formación cultural superior.

Otro factor que limita el desarrollo cultural es intentar mantener una "pureza", evitar que se produzcan injerencias externas, ya que solo bajo esas influencias nacen nuevas necesidades y nuevos conocimientos que impulsan nuevas formas de expresión. Las sociedades, al igual que los seres humanos, crecen culturalmente si se ven impregnadas de los logros de otros pueblos y la unidad político-nacional solo puede ofrecer limitación, mientras que la cultura es en sí misma revolucionaria. Es algo que demuestra el hecho de que todo sistema de dominación desaparece sin dejar huella alguna una vez se ha superado por formas culturales, que son la que perviven. No se pueden imponer los más altos valores ni los más nobles hábitos, ya que solo pueden germinar y fortalecerse sin coacción externa, gracias al reconocimiento y el anhelo de las personas. Violencia y autoridad no pueden dar lugar a lazos culturales sólidos, solo posibles mediante el apoyo mutuo y el libre acuerdo entre todos, los cuales se asientan por el bienestar material y moral del conjunto de la sociedad.

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