No son demasiado conocidas la figura y la obra de Alexander Berkman en España, aunque en 2007 publicó Melusina su imprescindible Memorias de una anarquista en prisión. Se trata de una figura muy interesante y El ABC del comunismo libertario es tal vez la obra más sencilla, clara y precisa para quien desee conocer cuáles son las bases ideológicas y los medios de una posible revolución anarquista. Emma Goldman, en un prólogo para una edición de 1937, señalaba que "la superioridad de la literatura anarquista, comparada con los escritos de otras escuelas sociales, está en la sencillez de su estilo. Berkman era un judio ruso, nacido en lo que sería posteriormente Lituania en 1870, y a pesar de pertenecer a una familia acomodada fue un rebelde precoz; a los 15 años fue expulsado de la escuela por insubordinación y ateísmo, y a los 17 tuvo que emigrar a Estados Unidos. Su llegada a aquel país se produjo en un momento de gran agitación social, recordaremos los sucesos de 1886, de donde nació la celebración del Primero de Mayo, con el asesinato legal de cuatro obreros un año después. Es historia su fallido atentado contra el magnate Frick el 22 de julio de 1892, en Homestead (Pensylvania), después de duras jornadas de huelga con once trabajadores muertos por pistoleros de la agencia Pinkerton contratados por Henry C. Frick. Berkman fue condenado a 22 años de cárcel, de los que cumplió 14, tiempo en que estudió y reforzó su visión anarquista. Los años posteriores fueron de intensa militancia con mítines, conferencias, manifestaciones y una intensa organización que jamás decaería. Dirigió la revista de su pareja Emma Goldman, Mother Earth, y publicará en 1912 Memorias de un anarquista en prisión; siguiendo los principios de Ferrer Guardia y de la Escuela Moderna, participó en la creación de la Ferrer Modern School de Nueva York, siendo también profesor en ella. En San Francisco, también creo una revista propia, The Blast (1915-1916), y colaboró activamente en la oposición antimilitarista a la Primera Guerra Mundial; esa actividad le llevará de nuevo a prisión durante siete meses. Finalmente, fue deportado a la Rusia revolucionaria a finales de 1919 junto a Emma Goldman. Es sabido que ambos fueron de los primeros opositores al régimen bolchevique desde una perspectiva revolucionaria; el aplastamiento de los marinos de Kronstadt fue el episodio que tal vez liquidó la última esperanza de que la URSS no tomará una definitiva deriva totalitaria, del que Berkman publicará años después en Berlín un folleto llamada La rebelión de Kronstadt junto a otro texto: The Russian Tragedy (A Review and an Outlook). La Federación anarquista judía de Nueva York le encargará su último libro, escrito en París y publicado por primera vez en 1929 con el título de Now and After; Vanguard Press de Nueva York lo publicará en formato pequeño con el título What is Communist Anarchism? En 1937, fue reeditado por la Freie Arbeiter Stimme, también de Nueva York, con el título de Now an After: The ABC of Communist Anarchism; en 1942, la Freedom Press de Londres publicará una versión abreviada llamada ABC of Anarchism, que será reeditada una y otra vez.
Efectivamente, por lo general, los pensadores anarquistas escribieron de modo que sus obra pudieran ser comprendidas fácilmente por gente sencilla. No obstante, tal como señaló Emma Goldman, no era lo mismo escribir para un trabajador latino, que para uno de origen anglosajón. El primero solía tener una mentalidad forjada en luchas y tradiciones revolucionarias, mientras que el segundo había sido educado, usualmente, en las bendiciones del parlamentarismo. Fue esa necesidad de crear una obra adecuada a la mentalidad anglosajona la que empujó a Berkman a escribir El ABC del comunismo libertario en un estilo sencillo acorde para el hombre de la calle, el cual solía estar saturado de extravagancias sobre el anarquismo gracias a la prensa diaria; desde ese perspectiva, la de una lectura que introduzca en nociones generales sobre anarquismo e invita a lectura más profundas, la obra de Berkman cumple perfectamente su cometido. El otro gran motivo para escribir El ABC del comunismo libertario fue el deseo de aportar una orientación revolucionaria diferente a la de la experiencia soviética, la cual había liquidado toda visión romántica sobre una revolución. Lúcidamente, Berkman y Goldman mostraron que el fervor revolucionario, aunque se había demostrado posible en la práctica, podía muy pronto ser distorsionado por una minoría autoritaria; era necesario mostrar la voluntad para el trabajo constructivo junto a la preparación económica y social adecuada para dirigir la revolución hacia canales libertarios. Berkman dedica gran parte de su obra a denunciar la lección negativa de la Revolución Rusa, y la experiencia anarquista en la España de 1936 dotará de un sentido aún mayor a su intención, aunque desgraciadamente él ya no estaba vivo para contemplarlo. Para no repetir los errores del pasado, es siempre necesaria una preparación constructiva para la revolución social, esa es la gran lección de Alexander Berkman. Éste, consideraba el anarquismo como la concepción más racional y práctica de una vida social en libertad y en armonía. Estaba, asimismo, convencido de que ese tipo de sociedad se convertiría algún día en realidad en el curso del desarrollo humano. La necesidad social sería uno de los factores para la llegada de la sociedad libertaria, pero también el hecho de que las ideas anarquistas fueran finalmente comprendidas y aceptadas. Si el Estado y el capitalismo finalmente se vienen abajo, será porque unas ideas superiores han ocupado su lugar. El curso de los acontecimientos en la época de Berkman, con la Revolución Rusa y el gran conflicto mundial, parecía dar la razón a la visión anarquista: solo la abolición de la autoridad coercitiva y de las desigualdades materiales puede dar respuesta a las necesidades políticas y económicas. No obstante, en cualquier época es necesaria la revisión de ideas, actitudes y argumentaciones, aunque las proposiciones básicas sean las mismas. La actitud de Berkman es plausible, acercar el pensamiento a gentes sencillas y tratar los problemas sociales de forma simple e inteligible, como primer paso para futuras profundizaciones. Como ya se ha dicho, desde ese punto de vista su El ABC del comunismo libertario resulta indiscutible.
Descarga de El ABC del comunismo libertario (Libros de Anarres: LaMalatesta ; Tierra de fuego, 2009).
Efectivamente, por lo general, los pensadores anarquistas escribieron de modo que sus obra pudieran ser comprendidas fácilmente por gente sencilla. No obstante, tal como señaló Emma Goldman, no era lo mismo escribir para un trabajador latino, que para uno de origen anglosajón. El primero solía tener una mentalidad forjada en luchas y tradiciones revolucionarias, mientras que el segundo había sido educado, usualmente, en las bendiciones del parlamentarismo. Fue esa necesidad de crear una obra adecuada a la mentalidad anglosajona la que empujó a Berkman a escribir El ABC del comunismo libertario en un estilo sencillo acorde para el hombre de la calle, el cual solía estar saturado de extravagancias sobre el anarquismo gracias a la prensa diaria; desde ese perspectiva, la de una lectura que introduzca en nociones generales sobre anarquismo e invita a lectura más profundas, la obra de Berkman cumple perfectamente su cometido. El otro gran motivo para escribir El ABC del comunismo libertario fue el deseo de aportar una orientación revolucionaria diferente a la de la experiencia soviética, la cual había liquidado toda visión romántica sobre una revolución. Lúcidamente, Berkman y Goldman mostraron que el fervor revolucionario, aunque se había demostrado posible en la práctica, podía muy pronto ser distorsionado por una minoría autoritaria; era necesario mostrar la voluntad para el trabajo constructivo junto a la preparación económica y social adecuada para dirigir la revolución hacia canales libertarios. Berkman dedica gran parte de su obra a denunciar la lección negativa de la Revolución Rusa, y la experiencia anarquista en la España de 1936 dotará de un sentido aún mayor a su intención, aunque desgraciadamente él ya no estaba vivo para contemplarlo. Para no repetir los errores del pasado, es siempre necesaria una preparación constructiva para la revolución social, esa es la gran lección de Alexander Berkman. Éste, consideraba el anarquismo como la concepción más racional y práctica de una vida social en libertad y en armonía. Estaba, asimismo, convencido de que ese tipo de sociedad se convertiría algún día en realidad en el curso del desarrollo humano. La necesidad social sería uno de los factores para la llegada de la sociedad libertaria, pero también el hecho de que las ideas anarquistas fueran finalmente comprendidas y aceptadas. Si el Estado y el capitalismo finalmente se vienen abajo, será porque unas ideas superiores han ocupado su lugar. El curso de los acontecimientos en la época de Berkman, con la Revolución Rusa y el gran conflicto mundial, parecía dar la razón a la visión anarquista: solo la abolición de la autoridad coercitiva y de las desigualdades materiales puede dar respuesta a las necesidades políticas y económicas. No obstante, en cualquier época es necesaria la revisión de ideas, actitudes y argumentaciones, aunque las proposiciones básicas sean las mismas. La actitud de Berkman es plausible, acercar el pensamiento a gentes sencillas y tratar los problemas sociales de forma simple e inteligible, como primer paso para futuras profundizaciones. Como ya se ha dicho, desde ese punto de vista su El ABC del comunismo libertario resulta indiscutible.
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