Uno de los grandes factores que juegan a favor del conservadurismo,
de considerar que vivimos en un sistema inmutable, es la distorsión del
lenguaje. La confusión semántica es tal, la insistencia en estereotipos,
la pobreza intelectual en definitiva, que solo cabe insistir una y otra
vez en el enriquecimiento cultural, en el conocimiento como una
poderosa herramienta de cambio social.
De hecho, hablar de lo "social" parece motivo suficiente para colocar etiquetas de anacrónico o lindezas parecidas, cuando el significado de ese término es el mismo que hace cien años. Si hablamos de lo social, estamos aludiendo a la estructura de la sociedad, a la división en clases que se produce en su seno, y también a las relaciones de propiedad y producción que hay establecidas entre esas clases. Estas relaciones están estrechamente vinculadas a las relaciones de poder. Si hablamos de "política", nos referimos más bien a ese poder, y concretamente a la capacidad de algunos para tomar decisiones que afecten al conjunto de la sociedad, y sin que se produzca cambio en esa estructura social dividida en clases. Dicho de un modo elemental, lo social alude a los que producen y a los que poseen los frutos del trabajo, y lo político se refiere a los que deciden cómo se produce y como se dividen los bienes. Insisto, esto sigue siendo así hoy en día y, desde el anarquismo, solo cabe recordar que estas relaciones de producción y de poder siguen siendo primordiales para la vida de los seres humanos, por mucho que parezca que vivimos en una burbuja en las sociedades de consumo en la que cada uno se muestra aislado de los demás, practicando una especie de "sálvese el que pueda" a nivel económico y un seudohedonismo a nivel vital.
De hecho, hablar de lo "social" parece motivo suficiente para colocar etiquetas de anacrónico o lindezas parecidas, cuando el significado de ese término es el mismo que hace cien años. Si hablamos de lo social, estamos aludiendo a la estructura de la sociedad, a la división en clases que se produce en su seno, y también a las relaciones de propiedad y producción que hay establecidas entre esas clases. Estas relaciones están estrechamente vinculadas a las relaciones de poder. Si hablamos de "política", nos referimos más bien a ese poder, y concretamente a la capacidad de algunos para tomar decisiones que afecten al conjunto de la sociedad, y sin que se produzca cambio en esa estructura social dividida en clases. Dicho de un modo elemental, lo social alude a los que producen y a los que poseen los frutos del trabajo, y lo político se refiere a los que deciden cómo se produce y como se dividen los bienes. Insisto, esto sigue siendo así hoy en día y, desde el anarquismo, solo cabe recordar que estas relaciones de producción y de poder siguen siendo primordiales para la vida de los seres humanos, por mucho que parezca que vivimos en una burbuja en las sociedades de consumo en la que cada uno se muestra aislado de los demás, practicando una especie de "sálvese el que pueda" a nivel económico y un seudohedonismo a nivel vital.