miércoles, 23 de abril de 2008

Reivindicaciones libertarias

El que fue coordinador general de la devaluada coalición Izquierda Unida, y secretario general de Partido Comunista de España, ha entregado un documento al Comité Federal de dicho partido llamado "No hay tiempo para más dilaciones", en el que manifiesta sus opiniones sobre el fracasado proyecto político de la coalición y hace diversas propuestas. Anguita reivindica la "democracia radical", el "federalismo" y la "decidida voluntad de que la III República sea una realidad" y denuncia la creación de cuotas de poder que han anulado el auténtico federalismo. Lo que yo no entiendo es que nadie se pueda rasgar las vestiduras, y mucho menos un señor que ha estado tanto tiempo en la actividad política, por el autoritarismo interno de los partidos, por muy antisistema que se manifiesten. Tampoco comprendo los lloros ahora por un sistema electoral (tendente al bipartidismo sí, pero también favorecedor de los nacionalismos periféricos) del que han formado parte durante tanto tiempo (se han quedado con dos escaños y llegaron a tener más de 20). El muy peculiar Anguita sorprendió a propios y extraños (a mí, me indignó) hace pocos años, cuando declaró en cierto acto que se fue de IU después de la derrota de sus posiciones y que la historia del PCE había estado marcada después del franquismo por tres tendencias: la socialdemócrata, la fiel a la III Internacional y la comunista. El amigo se atrevió a decir que esta última vertiente, que él naturalmente lideraba, poseía "medio litro de sangre anarquista" y era heredera de la antigua tradición de lucha anarcosindicalista. Creo que no se puede tener más morro. Naturalmente, no creo que tuviera que ver en dicha reivindicacion el hecho de la presencia en ese acto de miembros de cierto sindicato que decidió escindirse hace más de dos décadas de la CNT para cambiar de estrategia (y que, por lo tanto, abandono los postulados anarcosindicalistas). Si hay algo por lo que los anarquistas han apostado en su historia es por la coherencia entre medios y fines, y en ello no puede caber ninguna "lucha parlamentaria" ni por "cuotas de poder" ni por formar parte del Estado (vamos, que vergüenza da decirlo). Claro que se me dirá que en qué mucho vivo y esas lindezas, pero yo es que hablo de anarquismo y de partidos políticos (dos cosas que no casan), señores, y no se puede pretender tener dos terceras partes del cuerpo dentro del sistema y una fuera. Ello, a nivel de estrategia política me refiero, luego a nivel personal o militante que cada uno haga lo que le parezca y afronte sus contradicciones como pueda. Una vez más, parece que los valores libertarios son los que más se ajustan a lo deseado: federalismo (frente al centralismo tan característico de los partidos marxistas), asamblearismo (es decir "democracia radical"), denuncia de la socialdemocracia (como una cara más del autoritarismo estatal y capitalista), sindicalismo autónomo (y no domesticado). Lo de republicanismo es cuestión de matices. Si eso significa defensa de la "causa pública" es muy loable. Pero si no es más que otra forma de Estado, que puede suponer un sistema incluso más perverso (pues no ha habido regímenes autoritarios y totalitarios que se han calificado como "repúblicas" o "democracias"), pues no sé que valores son esos. Claro que si se trata de eliminar a esa pandilla de parásitos tan simpáticos que hay en este país (otra herencia del franquismo) me parece estupendo, pero enarbolar el "republicanismo" como programa político me parece más un ejercicio de voluntarismo romántico que otra cosa.

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