domingo, 26 de octubre de 2008

La apelación a "lo científico"

Se me reprocha a menudo mi visión excesivamente escéptica (valga la cacofonía, realizado con toda intención) a la hora de analizar o asentar las verdades indiscutibles de cierta teorías. No les quito razón (aunque nuestra actitud intelectual sea muy diferente), el escepticismo es para mí un contrapeso que acompaña a todo dogmatismo, y seguramente nace en muchos casos de la más vulgar ignorancia (por lo que la "suspensión de juicio" es lo más honesto y lúcido). Incluso, mi torpe apelación a "lo científico" para combatir dudosas teorías juega muchas veces contra mí en esos debates que hieren susceptibilidades y chocan frecuentemente con las creencias cosmogónicas de cada uno (o con "los deseos de creer", me da la impresión). Vamos a ver si me explico. Obviamente, es complicado (y se escapa a mi corto entender) asentar lo que resulta "ciencia"; pero lo que a mí me inquieta es que las fisuras que pueda haber en eso tan solemne, y en lo que tanto se confió para cambiar el mundo (fracasando estrepitosamente), que es el llamado conocimiento científico dé lugar a insisir en modelos que subordinan al hombre y lo alejan del saber y de la razón (insisto, con todo lo ambiguo que ello resulta, es necesario establecer cierto punto de partida para el racionalismo y para el saber científico). El ejemplo más común, y tal vez más pedestre, es el del "creacionismo": que las lagunas científicas que pueda haber en la "teoría de la evolución" sean aprovechadan para volver a insistir en el fanatismo religioso que lleva a que el ser humano no se haga preguntas y lo resuelva todo con el "mito" (el paso del mito al logos, visto lo visto, resulta más que cuestionable en la historia de la humanidad). Si en lugar de una divinidad creadora, usamos algo como la existencia de una "energía universal" (donde se diluye la frontera entre religión y otro tipo de cuestiones vitales) espero que se entiende a dónde quiero llegar. La creencia monoteísta insiste en que esa afirmación de la existencia de una energía vital controlable es una usurpación de su concepto de la divinidad. Yo lo que que creo, y lo que me inquieta, es que ambas posturas mantienen al ser humano a merced de factores reguladores externos (alguna suerte de trascendencia) y le imposibilitan su perfección en todos los ámbitos (algo que tal vez se me refute por ambiguo, pero mantener que el ser humano es algo inmanente me parece que es reducirlo). "Energía" es una palabra, claro que aquí peco de atenerme a la etimología grecolatina (tal vez en otras culturas tenga un significado más amplio o sea difícilmente traducible), que alude a cierta "capacidad" en sus dos acepciones, la vulgar y la científica, por lo que es importante discernir su vertiente científica de la que se aleja de ella. Me parece que los practicantes de ciertas teorías tendrían que dejar muy claro que lo enseñan es muy cuestionable como "proposición científica" (donde lo dusoso se considera falso), pero tal vez eso es pedir tanto como decirle a un sacerdote a que haga algo similar cuando hable del Espíritu Santo. Si nos encontramos en el campo de la creencia (donde dudas y debilidades del ser humano están a merced de toda especulación), el "usuario" debería ser plenamente consciente, es lo que yo sostengo.

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