El sustantivo scientia procede del verbo scire, cuyo significado es "saber". Sin embargo, habrá que ser cauto al equiparar ciencia con saber, ya que el llamado saber común, vulgar u ordinario nada tiene que ver con la ciencia. Es decir, se saben muchas cosas que difícilmente pueden ser presentadas como enunciados científicos. Platón distinguía rigurosamente entre el saber y la opinión, y advertía que ésta última se situaba entre la perfecta ciencia y la absoluta ignorancia. Se podría decir que el saber científico debe ser culto, desinteresado, un saber teórico susceptible de aplicación práctica técnica, un saber riguroso, metódico, etc. Pero esos calificativos no parecen suficientes para satisfacer lo que entenderíamos como conocimiento científico y, además, no parece fácil distinguir entre ciencia y filosofía, una diferencia que no fue demasiado importante a lo largo de gran parte de la historia. A medida que se fueron organizando las ciencias particulares, esa distinción entre ciencia y filosofía se hizo más importante y urgente: en la Física de Aristóteles no es un obstáculo para su comprensión que no exista tal diferenciación, pero en la contribución científica y filosófica de Descartes o Leibniz sí es un problema no poder trazar una línea divisoria.
Resulta común considerar la ciencia como un modo de conocimiento con aspiraciones a formular, mediante lenguajes rigurosos a apropiados, leyes por medio de las cuales se rigen los fenómenos. Todas esas leyes tienen en común lo siguiente: el ser capaces de describir series de fenómenos, el ser comprobables por medio de la observación de los hechos y de la experimentación y el ser capaces de predecir acontecimientos futuros. Comprobación y precisión dependerán de los métodos empleados, que serán diversos para cada ciencia y para cada parte de la ciencia. En general, se considera que una teoría científica es tanto más perfecta cuanto más formulada se halla.
Ante la relación entre ciencia y filosofía, pueden darse tres respuestas: que carecen de relación alguna; que están íntimamente relacionados entre sí hasta el punto que son, de hecho, la misma cosa, y que mantienen entre sí relaciones muy complejas.
Para apoyar el primer caso, puede decirse: la ciencia progresa y nos informa cada vez más acabada y detalladamente sobre la realidad, mientras que la filosofía no progresa porque es un incesante tejer y destejer de sistemas; la ciencia es un modo de conocer y la filosofía es un modo de vivir; la ciencia se refiere al ser, la filosofia al deber ser y, en general, al valor; la ciencia es conocimiento riguroso, la filosofía es una concepción del mundo expresable mediante el arte y la religión; la ciencia es conocimiento limitado y no existe, sin embargo, límite para el conocimiento filosófico; la ciencia opera mediante observación, experimentación, inferencia y deducción, en tanto que la filosofía lo hace mediante la intuición.
Para el segundo caso, puede sostenerse lo siguiente: la filosofía no difiere de la ciencia más que por constituir un estado primitivo (o preliminar) de la actividad científica, por lo que la filosofía puede considerarse como una fase de la ciencia; la filosofía es una ciencia igual que las otras en cuanto a la estructura de sus teorías, métodos usados y propósitos que la mueven; aun existiendo una filosofía que no puede llamarse ciencia, ya que es una expresión poética o concepción del mundo, no puede calificarse tampoco seriamente de filosofía; la filosofía que merece tal nombre es una ciencia que se ocupa de ciertos problemas lógicos y semióticos, el análisis de los cuales consitituye un auxilio indispensable para el desarrollo de las demás ciencias.
En el caso tercero, se puede mantener lo siguiente: la relación entre filosofía y ciencia es de índole histórica: la filosofía ha sido y seguirá siendo la madre de las ciencias, por ser la disciplina que se ocupa de la formación de problemas tomados luego por la ciencia para resolverlos; también es la filosofía la reina de las ciencias, por conocer mediante el más alto grado de abstracción, por ocuparse del ser en general y por tratar de los supuestos de las ciencias; la ciencia es uno de los objetos de la filosofía, por lo que existe una filosofía de la ciencia; la filosofía es fundamentalmente la teoría del conocimiento de las ciencias; la filosofía se halla en relación de constante mutuo intercambio con respecto a la ciencia y examina ciertos enunciados que la ciencia presupone, pero que no pertenecen al lenguaje de la ciencia.
Todos estos argumentos pueden encontrar en la historia de la filosofía y de la ciencia datos para apoyarlos, dependiendo de cómo se interpreten los datos históricos, los cuales a su vez también dependen de varios modos posibles de entender la filosofía y la ciencia. Se trata de una especie de círculo vicioso del que es difícil escapar, aunque no imposible.
1 comentario:
Bueno,yo supongo que entre la ciencia y la filosofía, siempre hay algo en común. Quiero decir que, si la filosofía explica el comportamiento humano, eso ya es ciencia y si la ciencia explica algunos porqués de la psique humana y animal, eso se relaciona con la filosofía...
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