Ésta ha sido la imagen de portada del periódico Tierra y libertad de este mes de octubre. La idea era un homenaje a la creación del concepto "utopía" como sociedad ideal a cargo de Tomás Moro en el siglo XVI (de ahí, el barco de época y la isla). Sin embargo, la ambigüedad del término (de la que Moro era, tal vez, muy consciente), como posible lugar que no existe, y su habitual utliización como sinónimo de "irrealizable" (utlización, en la práctica, que es obligatorio señalar como muy vulgar y conservadora) me obligó a no hacer el juego a aquellos que identifican el anarquismo con ideas políticas bellas pero imposibles de llevar a la práctica. Es por eso que la frase es esta vez un mensaje rotundo más que una explicación: la utopia de hoy puede ser la realidad de mañana; asi ha sido a lo largo de la historia, no de una manera totalmente lineal o determinista, aportando así también una idea del progreso menos cuestionable de lo que pretende el "pensamiento único". La estética del diseño y la idea general se refuerzan con el concepto de un lugar por conquistar a nivel social y político (que simboliza esa isla extraña, donde todo puede ser posible, o ese horizonte "luminoso"). Recuerdo un comentario de José Luis Sampedro que, en esta misma línea, identificaba la utopía con una estrella que pudiera guíar a nuestro barco. En ese caso, el escritor quería significar que no era un punto necesariamente alcanzable, pero sí necesario como modelo. Yo he preferido verlo como un lugar "constantemente conquistable".
Versión primera de la misma idea, más confusa y realizada con menos medios.
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