Blog integrado por reflexiones sobre el anarquismo, o mejor dicho, los anarquismos y sobre toda forma de emancipación individual y colectiva
martes, 9 de junio de 2009
Anarquismo y existencialismo
Herbert Read consideraba que el existencialismo comienza con un agudo ataque de autoconciencia, de "interioridad" (en lenguaje que suele utilizar el propio filósofo existencialista). De esta manera, adquiere conciencia de su individualidad separada, solitaria, y la contrapone tanto al resto de la humanidad como al conjunto de los sucesos del universo según han sido revelados por la investigación científica. Puede decirse que se trata de la consciencia de ser una pizca insignificante y finita frente a la extensión infinita del universo (si es que podemos considerar al universo de tal manera, ya que en caso contrario se empeoran las cosas al entrar en juego la nada). El hombre está con la boca abierta ante el abismo y se muestra aterrorizado, por lo que se manifesta el llamado Angst (miedo o ansiedad), piedra fundamental de esta filosofía. Read considera que hay dos reacciones fundamentales frente al Angst: la comprensión de la insignificancia del hombre en el universo da lugar a una especie de desesperado desafío en la que el hombre se afana en demostrar conciencia e independencia espiritual (aunque la vida carezca de sentido, el hombre quiere tener responsabilidad y puede probar que es una ley en sí mismo). No podemos estar seguros de que somos libres o de que somos responsables de nuestro propio destino, pero actuamos como si lo fuéramos (una especie de "pragmatismo" con mayor hondura y rectitud filosófica). No obstante, el existencialismo parece objetar al mero pragmatismo, y a cualquier filosofía materialista, el tener que depender de las condiciones económicas o sociales y privar así al hombre de su libertad (la libertad se definiría así como el poder alzarse sobre el ambiente material). Sartre dijo "la posibilidad de apartarse de una situación con el fin de adoptar un punto de vista con relación a ella es precisamente lo que llamamos libertad". Según Read, el existencialista estará obligado a afirmar que el hombre ha adoptado una facultad especial, la conciencia o autoconocimiento intelectual, que lo capacita para llevar a cabo esa tarea (Read, y yo con él, se pone de lado del existencialismo en este razonamiento). La conciencia animal más desarrollada le lleva a poder apartarse del rebaño, de la sociedad o incluso de su situación frente al universo. Esta forma de entender la conciencia humana puede conducir a explicar tanto la falta de sociabilidad en sentido negativo como la creatividad humana más fascinante que haya conducido a los mayores adelantes científicos. El existencialista considera que una vez que el hombre ha experimentado su libertad en la separación y desarrollado su propio idealismo (su propia utopía social) debería reincorporarse al contexto social y tratar de modificar esas condiciones. De nuevo citando a Sartre: "El hombre revolucionario debe ser un ser contingente, injustificable pero libre, enteramente inmerso en la sociedad que lo oprime, pero capaz de trascender esta sociedad por su esfuerzo para modificarla. El idealismo lo embauca porque lo ata con derechos y valores ya dados, y le oculta su poder de descubrir caminos propios. Pero también lo engaña el materialismo, privándolo de su libertad. La filosofía revolucionara debe ser una filosofía de trascendencia". La otra reacción típica con el Angst según la cual la posición existencial del hombre frente al abismo queda aliviada por la existencia previa de Dios (creador trascendente, responsable de toda la existencia y también de la conciencia del hombre). Esta búsqueda de "sentido" puede considerarse idéntica a la esencia, y Sartre dijo que el existencialismo considera que la existencia es previa a la esencia. Rousseau consideraba la libertad como una esencia, como un valor eternamente subsistente en el hombre, pero estoy totalmente de acuerdo con Sartre y con Read (y con Bakunin, si lo llevamos al terreno social) en considerar la libertad únicamente como una de las posibilidades de su existencia. Sobre el ser humano cae la enorme responsabilidad de crear las condiciones de la libertad. El existencialismo parece eliminar todos los sistemas idealistas, toda subordinación del hombre a una idea, a una abstracción cualquiera; del mismo modo, también deja a un lado todos los sistemas materialistas, que subordinan al hombre al funcionamiento de las leyes físicas y mecánicas, al afirmar que el hombre en concreto (no en sentido abstracto) es la realidad y que todo lo demás (libertad, razón, amor, Dios...) es una contingencia dependiente de la voluntad del individuo. Según esta importante contribución del existencialismo podríamos considerar a Stirner muy emparentado con esta filosofía, pero donde se aparta Sartre del autor de El único y su propiedad es en estar dispuesto a comprometer el ego en ciertos fines superegoístas o idealistas. Aunque Stirner es un autor muy del gusto del anarquismo, hay que insistir en que las ideas libertarias se apartan de él (es una crítica muy recurrente y razonada en el mundo libertario), al igual que el existencialismo, al buscar la alianza con un humanismo militante que por medios políticos y culturales logre la libertad del individuo en sociedad. Bakunin partió del materialismo para tratar de lograr los más altos ideales terrenales, y parece recordar este postulado del existencialismo que afirma que la esencia (el ideal) solo puede captarse desde la particular etapa de la existencia. Frente a los planes predeterminados de algunas ideas sociales, Read opina que el existencialismo y el anarquismo creen que la subjetividad humana es la realidad existente y que el ideal es una esencia hacia la cual el hombre se proyecta y espera realizar en el futuro (sin planes racionales preconcebidos). Según esta creencia en que la existencia precede a la esencia, no puede hablarse de una naturaleza humana dada y fija, ni de la existencia de Dios, no existe determinismo, el hombre es libre sin justificaciones ni excusas de ninguna índole. El hombre avanzaría así en una dirección que él mismo ha determinado libremente, con toda la responsabilidad y dificultad que ello conlleva (pero el tener consciencia de esa situación consituye, al menos, un punto de partida).
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