Ayer, viernes 5, se presentó en la Librería La Malatesta de Madrid, un nuevo número de Germinal. Revista de Estudios Libertarios. Además de las secciones habituales de recensiones, materiales (con un texto de Proudhon, La capacidad política de la clase obrera) y convocatorias, cinco son los estupendos artículos que componen esta rigurosa y exigente publicación bianual.
Anarquía como autodeterminación. Introducción al federalismo político-económico de Proudhon, de Emanuele Treglia, se centra en la parte constructiva del "padre del anarquismo"; dicho con otros palabras, en su idea de autogestión social y federalismo. No obstante, el primer epígrafe del artículo se dedica a la base de sus teorías: la acerada crítica a la propiedad privada de los medios de producción y al Estado. Se clarifica el concepto que Proudhon tenía de la propiedad, como una realidad económica creadora de intereses y de toda suerte de ganancía, bien diferenciada de la posesion, utilización por parte del individuo de un determinado bien. A propósito de esta cuestión, hay que recordar la noción proudhoniana de droit d'aubaine (difícil de traducir al castellano), cercana a lo que Marx llamaría posteriormente plusvalía, y su importante teoría de la fuerza colectiva del trabajo, para nada asimilable a la adición de los trabajos individuales (ciñéndonos, exclusivamente, a la actividad industrial). El análisis de Treglia no deja lugar a dudas sobre estos conceptos. El Estado, por otra parte, mitiga la espontaneidad, dinamicidad y creatividad de los individuos y anula la pluralidad social, por lo que por primera vez nos encontramos en la historia con una crítica feroz a cualquier forma de gobierno para, consecuentemente, elaborar una teoría organizativa de la sociedad compatible con una auténtica e integral liberación del ser humano. Se trata de un orden basado en la capacidad de los hombres, como animales sociales, para dar forma autónomamente a su propio destino. En los siguientes apartados, Treglia repasa en profundidad la visión proudhoniana sobre la autogestión económica, o cómo asegurar el libre desarrollo de las fuerzas sociales en un contexto social pluralista en el que la libertad estará permanentemente relacionada con otros valores primordiales como la igualdad y la equidad, y su idea federalista, en la que se comprueba que la organización política se injerta directamente en la económica y el federalismo será una clara consecuencia de esa concepción pluralista de la sociedad.
Europa y Occidente en la Nueva Geografía Universal de Élisée Reclus, de Federico Ferretti, profundiza en esta obra no suficientemente estudiada, bien por considerarse superada en las primeras décadas del siglo XX, bien porque algunos redescubridores de Reclus en los años 70 y 80 del pasado siglo la consideraron inferior a El hombre y la tierra al haber sufrido censura en su visión política. Lo que pretende este cuidado artículo, en palabras de su autor, es tratar de comprender el texto, y dilucidar la convencionalidad o no, acerca del inconformismo sobre un supuesto eurocentrismo, de la visión de Reclus sobres cuestiones como Europa, Occidente y su hegemonía.
El trabajo: Una idea-fuerza debilitada, del venezolano Alfredo D. Vallota (miembro también del comité científico de la revista), es un texto sorprendente que me supuso una gran satisfacción el haber contribuido a incluirlo en esta selección. Se trata de un impagable repaso histórico a la noción de trabajo, y una reinvindicación emancipadora del mismo que nos otorque tiempo para el cultivo corporal y espiritual. Si durante un largo periodo histórico fue considerado denigrante para la naturaleza humana, existirá un enaltecimiento en el Renacimiento y en la Modernidad, llegando incluso a considerarse como esencia del ser humano. Vallota dirige sus críticas a la situación actual a comienzos del siglo XXI, en la que se pretenda casi que sea un valor en vías de desaparición, y analiza la visión fracasada de las diversas corrientes de pensamiento (cristiana, humanista, capitalista, marxista...). Asimismo, reclama una educación, insertada en la deshumanizada tecnocracia, que no esté dirigida únicamente al trabajo, tratar de recuperar horas de ocio creativo gracias a la liberación que supone la técnica. Por otra parte, y como es lógico viniendo de un libertario, muestra la necesidad de nuevas formas de convivencia social, basadas en una comunicación racional y educada, sin estar mediatizadas por el trabajo, y el desarrollo integral del ser humano, compuesto de facetas creativas que van mucho más allá de un mero trabajo productivo. Es una exigencia netamente anarquista, que no tiene reparos en bucear en algunos aspectos históricos y filosóficos claramente recuperables y reivindicables.
Carilanteras. Mujeres y franquismo en un pueblo andaluz, de José Luis Gutiérrez Molina (también miembro del comité científico), es un estremecedor relato acerca de cómo los golpistas de julio de 1936 (hay que llamarlo sin tapujos "Golpe de Estado"; desde un punto de vista sentimental y militante, tal y como se comentó en la presentación de ayer, lo llamaríamos "Contrarrevolución preventiva") aniquilaron a todos los que consideraban sus enemigos. En este texto, se cuenta la repugnante violencia "ejemplarizadora", para nada puntual y sí muestra de lo que ocurrió en este país tras la victoria fascista, dirigida hacia las mujeres en un pueblo gaditano: rapadas, violadas, humilladas, encarceladas, asesinadas... No apto para personas sensibles, y sin embargo tan necesarios este tipo de trabajos en un país que pretende negar su memoria e incluso se legisla al respecto.
Por último, el historiador Juan Pablo Calero realiza un trabajo que algunos consideran que va a suponer que Germinal. Revista de Estudios Libertarios se convierta en un punto de referencia en el mundo historiográfico. Vísperas de la revolución. El congreso de la CNT (1936) está compuesto por un texto, que nos sitúa en la etapa histórica previa a la sublevación militar y a la revolución libertaria que desencadenó, y un exhaustivo apéndice con todos los sorprendentes datos de asistencia al congreso aludido en el título, lo que demuestra que el anarcosindicalismo estaba fuertemente arraigado en la industria española y no solo en el medio rural.
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2 comentarios:
Me alegro que hayas puesto la foto (la otra mitad no está contenta de cómo ha salido), pero te has pasado con los elogios. Un abrazo
Vaya, Antonio Arbeig. Un maestro chocalatero que lee Germinal
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