Nietzsche, al contrario que Stirner, acepta el ateísmo como "constructivo y radical", lo mismo que acepta con todas sus consecuencias el nihilismo y la rebeldía. Su rebeldía parte del "Dios ha muerto", para revolverse contra todo aquello que tiende a substituir falsamente a la divinidad fenecida, y acabar construyendo una filosofía del renacimiento. Se suprime a Dios, desde luego, pero para fundar una nueva ética y valores inéditos. Tal y como dice Onfray, en su Tratado de ateología, "sólo el ateísmo hace posible la salida del nihilismo". Camus considera que el pensamiento de Nietzsche, como un espíritu libre, pretende destruir todos los valores fundados en ilusiones (siendo culpables de ellos, tanto la religión, como el socialismo), una inteligencia lúcida debe superar el nihilismo activo gracias a un nihilismo activo. El hombre se libera de Dios, y de las ideas morales que han conducido a la resignación y al conformismo, no tiene ya dueño y lo que se encuentra es la soledad en un primer estadio, pero asume ahora todas sus responsabilidades para construir un mundo nuevo. La verdadera emancipación supone aceptar nuevos deberes en un contexto de nuevos valores que representarán a su vez al nuevo hombre. La esperanza no está ya en un terreno sobrenatural, el pensamiento de Nietzsche lleva a la divinización del hombre y del mundo, pero nada que ver ya con lo religioso y sí con un mundo real y tangible. Huelga decir que el concepto del superhombre de Nietzsche parece más que inspirado en la obra de Stirner.Camus, en El hombre rebelde, considera la injusticia realizada con Nietzsche por su supuesta interpretación por el nacionalsocialismo. Lo que considera que es un pensamiento "enteramente iluminado por la nobleza" ha sido pervertido hasta la extenuación gracias a un desfile de mentiras. Si el predicamento del superhombre dio lugar a la fabricación metódica de infrahombre, lo que Camus reclamaba era recuperar el grito desesperado de Nietzsche a su época: "Mi conciencia y la vuestra no son ya una misma conciencia" (algo que podemos trasladar a nuestra propia época). No obstante, es posible explicar el crimen resultante del espíritu de rebeldía, si no existe un proceso de purificación posterior. Ese proceso estaba presente en el pensamiento nietzscheano de una forma metódica; si ello se olvida, la lógica de la rebeldía acaba exaltando el mal. Dicha exaltación no estriba en derribar ídolos, sino en el "todo está permitido" (decir que sí a todo), que puede acabar consintiendo el crimen. Este consentimiento adopta también otra forma, y es cuando el esclavo acepta la existencia del amo, en lugar de resistirse al mal. Recapitulando, Nietzsche representa la conciencia más aguda del nihilismo. Gracias a él, el espíritu de rebeldía salta de la simple negación del ideal a la secularización del ideal, la salvación pasa de un terreno sobrenatural a la realidad del mundo. Esta transformación del mundo implica una dirección que tiene que ser ahora humana, Nietzsche confiaba plenamente en la evolución y en el devenir. El autor de Así habló Zaratustra no es, obviamente, un pensador libertario, aunque hay que aceptar la gran importancia de este hombre en la historia de la inteligencia y de la libertad. Dentro del proceso positivo (constructivo) de su pensamiento puede haber una lectura libertaria, que a todas luces puede hacerle más justicia que muchas otras que han acabado justificando el crimen y el el totalitarismo. Nietzsche, al igual que Stirner, era tremendamente crítico con el socialismo (y la historia le dio la razón, entendiendo socialismo solo en sentido autoritario), al considerarlo una especie de visión religiosa que continuaba confiando en la finalidad de la historia. Recordaremos que el anarquismo es mucho más que una corriente socialista, y entre las autocríticas históricas que podemos realizar está este hecho reduccionista, además de la constante asunción de otras teorías emancipatorias. No podemos ni debemos arrodillarnos ante ninguna abstracción, sobrenatural o terrenal, pero tampoco ante la historia.
1 comentario:
Me gusta que reinvindiques la figura de Nietzsche tan injustamente asociado con el nacionalsocialismo, cuando yo creo que se situa en sus antipodas. Stirner,por contra, es un pensador que me resulta antipatico. Lei, hace tiempo, El Unico y encontre que iba de "sobrado",¡puro subjetivismo mio!.Camus es otro de mis amores intelectuales. Creo que he leido todo lo que esccribio (o casi), y siempre saque provecho de su lectura.
¿Se nota que me ha encantado el articulo?...pues eso.
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