jueves, 19 de enero de 2012

Las propuestas anarquistas y la evolución sicológica

Veamos si podemos, gracias al trabajo de algunos expertos, buscar la relación entre las propuestas anarquistas y la evolución de la disciplina sicológica. Para ello, vamos a atender en primer lugar el pensamiento de uno de los grandes pensadores anarquistas, Proudhon, el cual se adelanta a su tiempo en cuanto a conceptos sicológicos reconociendo la existencia de inteligencias múltiples que conducen a comportamientos muy diferentes: "...pero la inteligencia del hombre, formada para atender a la vez al destino social y a las necesidades individuales, es de diferente factura, y a esto se debe que la voluntad humana sea infinitamente divergente" (¿Qué es la propiedad?). Por supuesto, Proudhon también reflexiona sobre cuestiones, no resueltas al día de hoy, como son la influencia de lo biológico y lo social o la formulación de principios básicos  comunitarios.

Después de Proudhon, hay que mencionar a Augustin Hamon, el cual realizó una serie de estudios científicos bajo el nombre de "Estudios de Psicología Social". El primero de ellos de llamó "Psicología del Militar Profesional" (1893), con el que trata de demostrarse la poderosa influencia que una determinada profesión tiene sobre la mentalidad de las personas que la ejercen. El segundo libro de estos estudios se llamó "Psicología del Socialista-Anarquista" (1894), el cual quiso caracterizar, gracias a un cuestionario realizado a una cantidad determinada de personas, las diversas particularidades síquicas propias de la mentalidad libertaria. Hamon describió que se recurrió al método positivo para este trabajo, y se utilizó sólo el método racional para confirmar las deducciones extraídas de los hechos relatados. Con este estudio, se quiso demostrar que existen unos rasgos mentales comunes en las personas vinculadas a la ideología socialista-anarquista: espíritu de rebeldía, amor al yo, altruismo, amor a la libertad, sentimiento de justicia, sentido de lógica, curiosidad de conocer y espíritu de proselitismo. No obstante, estas características no parecen darse con igual fuerza, ya que existe cierta subordinación del conjunto a algunas de ellas. Además, parece ser que la estructura síquica del anarquista puede clasificarse también dentro del tipo razonador (según Frédéric Paulhan en Los caracteres, 1894), ya que se trata de personas con un elevado índice de atención, examinan cognitivamente sus sentimientos, deseos, actos, cualidades y pensamientos. Hamon también describe una inteligencia flexible en el anarquista: "por flexibilidad de los sistemas psíquicos, Paulhan entiende su facilidad más o menos grande para transformarse, absorber nuevos elementos y adaptarse a las circunstancias sin deformarse o disolverse. Flexibilidad es sinónimo de plasticidad". Hamon también concibe al anarquista como un ser con más facultades críticas que creadoras, razona más que imagina. Puede existir entonces una subordinación, aunque la imaginación no está anulada, ya que también existe en la mentalidad anarquista un espíritu de innovación y un rechazo al inmovilismo.

Para resumir el estudio de Hamon, veamos sus propias palabras:
"En resumen, el socialista-anarquista tipo, por su mentalidad predeterminada, es un unificado, dueño de sí, reflexivo, contrariante. Tiene fijeza en sus ideas, amplitud en su carácter, pureza en sus tendencias, flexibilidad en su inteligencia. Es ardiente en sus empresas, audaz, enérgico, perseverante en su objetivo, inflexible en sus opiniones, de las que está orgulloso, muy impresionable, tan afectivo como intelectual, más critico que creador, orgulloso y ambicioso de influir sobre los hombres. Su dominante es la pasión social. Su fin característico por excelencia es el proselitismo para poder conducir la humanidad a establecer lo que él concibe como el ideal social. Refiriéndonos al estado mental, debemos decir que se trata del tipo del carácter socialista-anarquista. Es un carácter ideal, medio, correspondiente a todos los adeptos tomados colectivamente, pero que no corresponde a ninguno en particular. Cada individuo socialista-anarquista participa de este tipo, es decir, que su carácter, por ciertas tendencias, entra dentro de las categorías de que hemos hablado. Pero estas tendencias, según los individuos, están en grados diversos de desarrollo, y de la acción de unas sobre otras, como también de la acción de las demás tendencias particulares al individuo, resultan deformaciones más o menos atenuadas, más o menos pronunciadas, tendencias especificas del carácter del socialista-anarquista […] se trata, pues, en definitiva, de un tipo ideal de carácter del cual participaron todos los socialistas-anarquistas, pero que no es el retrato deninguno en particular".

En la actualidad, se valoran las investigaciones de Hamon por la enriquecedora relación que aporta su trabajo reflexivo a sus experiencias específicas vitales. De esto modo opina Alexandre Dorna ("Presencia y realidad de la psicología política francesa", Psicología Política, 16, 1998). Dorna subraya lo penoso de lo escasa acogida que tuvo el trabajo de Hamon; fue una hostilidad, según este autor, de la opinión pública y del ámbito académico sustentada en el rechazo a los enfoques sicológicos de las instituciones políticas y a las ideas libertarias.

Los grandes pensadores anarquistas también tuvieron, por supuesto, preocupaciones sobre cuestiones relacionadas con la sicología. Bakunin lo expresa del siguiente modo en Tres conferencias dadas a los obreros del Valle de Saint-Imier (1871):
"Por perfectamente aislados que os encontréis con vosotros mismos, para pensar debéis hacer uso de palabras; podéis muy bien tener imaginaciones representativas de las cosas, pero tan pronto como querías pensar, debéis serviros de palabras, porque sólo las palabras determinan el pensamiento […] El pensamiento no existe antes de la palabra, ni la palabra antes del pensamiento; estas dos formas de un mismo acto del cerebro humano nacen juntas. Por tanto, no hay pensamiento sin palabras. Pero, ¿qué es la palabra? Es la comunicación, es la conversación de un individuo humano con muchos otros individuos. El hombre animal no se transforma en ser humano, es decir, pensante, más que por esa conversación, más que en esa conversación. Su individualidad, en tanto que humana, su libertad, es, pues, el producto de la colectividad".

La siguiente entrada, estará dedicada a la obra de Kropotkin relacionada con la sicología, la cual merece un capítulo aparte.

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