martes, 30 de julio de 2013

Fermín Salvochea, del republicanismo federal al anarquismo

Unos días de vacaciones en Cádiz obligan a rememorar la personalidad singular de Fermín Salvochea. Allí se encuentran, dedicados a su figura, una calle y, no muy lejos de la misma, un busto en la plaza de Argüelles. También tengo oportunidad de hacerme con un buen libro sobre su figura, Fermín Salvochea. República y anarquismo, de Fernando Puelles; se trata de una obra con casi 30 años, no muy fácil de encontrar, y la desaparición de su autor hace más de dos décadas no facilita las cosas para una nueva edición crítica.

Salvochea nació en Cádiz en 1842, en el seno de una familia acomodada de origen navarro. Se educó en un excelente colegio de la capital y, para ampliar su educación, se le envío a Inglaterra a la edad de 15 años. Es de suponer que poco podía imaginar su familia que su hijo Fermín, lejos de apasionarse por las técnicas comerciales, objetivo de su educación, volvería convertido en todo un revolucionario. En tierras británicas, se iniciará su desenvolvimiento intelectual con gran sensibilidad hacia los problemas sociales. Robert Owen, el gran teórico socialista, será una de sus primeras grandes influencias. El ateísmo radical le vino por el apasionamiento laico de Charles Bradlaught, del cual admiró Salvochea su oratoria vigorosa y efectiva, sus audaces planteamientos y su capacidad para la persuasión. Otra gran influencia temprana para el joven Fermín fue Thomas Paine, del que adoptó su conocida frase: "Mi patria es el mundo, mi religión hacer el bien y mi familia la humanidad". Hay que recordar también el vigor intelectual y moral de Paine, cercano a lo libertario, que consideró que cuanto más mejoraba la civilización menos necesario se hacía el gobierno; al conocido aforismo de Benjamin Franklin, "Donde hay libertad, allí está mi patria", solía responder este autor: "Donde no la hay, está la mía". Fermín Salvochea volvería a Cádiz en torno a 1861, cargada ya de ideas revolucionarias.

Hay que recordar que estaba reservado a Cádiz un lugar de preferencia en la marcha política de España. En 1808, es elegida escenario de las Cortes; se encontraba el país en plena guerra de la Independencia. Los ciudadanos de Cádiz habían padecida la funesta administración del absolutismo monárquico, por lo que la ciudad era un buen lugar para acoger la celebración de las Cortes representativas; era un momento en que el liberalismo se presentaba tan atractivo como práctico, opuesto a las viejas formas, mientras que el pueblo y los diputados parecían coincidir en las innovaciones de pensamiento y de sentimientos. Es en este contexto, con la forja de una conciencia nueva, donde aparecerán figuras revolucionarias como Mendizábal, Abrea y el propio Salvochea. Solo desde una mentalidad amplia y liberal, como la que se producía en aquel momento en Cádiz, se podía evolucionar hacia planteamientos sociales y políticos más avanzados. La revolución pacífica que se estaba produciendo quedó anulado con el regreso de Fernando VII de su cautiverio en Francia, por lo que el país retrocedió a formas propias del Antiguo Régimen. No obstante, como dijo alguien, "el corazón liberal de Cádiz latía" y aquella semilla debía aflorar tarde o temprano. Mendizabal, junto a los generales Riego y Quiroga, gracias a una confluencia favorable de circunstancias, proclamaban, de nuevo en Cádiz, la Constitución de 1812.

Uno de los primeros introductores de las ideas socialistas en España fue Joaquín Abreu Orta, natural de la localidad gaditana de Tarifa; fue un apasionado adepto de las ideas de Fourier, al que llegó a conocer personalmente en París. Uno de los discípulos de Abreu, Fernando Garrido, será el fundador en Madrid de La atracción, primer periódico socialista publicado en España. Puede decirse que Abreu introduce el socialismo en España en torno a 1832 y, desde esa fecha hasta 1868, cuando la escuadra de Topete se rebelará contra la monarquía borbónica, se produce la actividad de ciertas figuras que podemos llamar de forma genérica "demócratas"; se estaba preparando el camino para lo que será la Revolución de Septiembre o "Gloriosa". Por otra parte, como hechos sociales relevantes, el campo andaluz en aquellas fechas estaba cargado de inseguridad; entre 1840 y 1861, se producen diversos movimientos de agitación que serán conocidos con el nombre de "espartaquismo agrario", precedentes de lo que luego serán las luchas del campesinado andaluz.Cuando Salvochea regresa a Cádiz, en torno a 1861, tendrá oportunidad de encontrarse y debatir con los compañeros de Abreu y enfrentarse a sus ideas fourieristas, no muy cercanas a sus influencias.

En septiembre de 1868 tiene lugar la conocida como "La Gloriosa", levantamiento revolucionario que supuso el destronamiento de Isabel II. Salvochea participó activamente en esta revolución y es nombrado dirigente de uno de los batallones de los Voluntarios de la Libertad de Cádiz; debido a estos hechos, será encarcelado. Un año después es puesto en libertad y no tarda en organizar partidas armadas contra el gobierno en la Sierra de Cádiz. La amnistía decretada por Amadeo de Saboya hace que puede regresar a Cádiz en 1870. Entre esa fecha y 1873, se suceden en el país diversos acontecimientos políticamente relevantes: el asesinato de Prim, la ascensión al trono de Amadeo de Saboya y la proclamación de la Primera República. En febrero de 1873 se proclama la República en España y un mes más tarde Salvochea es elegido alcalde de Cádiz; se convertirá en uno de los protagonistas indiscutibles del Cantón de Cádiz, finalmente aplastado, por lo que es detenido por las tropas del general Pavía, juzgado en Sevilla y condenado a cadena perpetua.

Después de este fracaso de los cantones, resultado de las políticas del republicanismo federal, Salvochea empezará a evolucionar hacia el anarquismo. No obstante, nuestro protagonista ya había formado parte, antes de aquellas experiencias, de las filas de la Internacional en la región gaditana; si en un primer momento sus ideas son republicanas y federales, se orientará hacia el antiautoritarismo de Bakunin y hacia un decidido internacionalismo. A comienzos de enero de 1872, apareció en Cádiz el periódico La internacional, del cual solo llegarán a publicarse tres números después de la persecución gubernativa. En febrero de aquello año, Anselmo Lorenzo se encuentra viajando por Andalucía organizando grupos internacionalistas, tratando de vencer la ilegalidad proclamada por el gobierno de Sagasta; señalará a Salvochea como una gran figura revolucionaria. A pesar de la dificultades, se produce un gran auge del movimiento socialista gaditano y la clase trabajadora encontrará en el anarquismo unas ideas perfectas para sus medios y fines específicos. No tardará mucho en producirse la inevitable ruptura entre autoritarios y antiautoritarios, en el seno de la Internacional, y las federaciones locales españoles se decantaron casi de forma unánime por los principios anarquistas y federalistas.
Salvochea, antes de decantarse decididamente por el anarquismo, ya poseía cierto espíritu libertario; tal como dirá Federico Urales, "el anarquismo es la evolución lógica del republicanismo federal". En entradas posteriores, nos adentraremos en el pensamiento ácrata de Fermin Salvochea.

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