miércoles, 7 de agosto de 2013

Voces de Diccionario de Ateos (Sylvain Maréchal)


6 comentarios:

janusz dijo...

Para mí se ha convertido últimamente en un misterio insondable la centralidad otorgada de algunos ateos (muy orgullosos de serlo) hacia su propia creencia. ¿De verdad alguien considera seriamente que un creyente recién convertido al ateísmo abrazará de forma natural e inmediata la doctrina anarquista? Me temo que en estos tiempos lo que se requiere no son tanto viejas y facilonas argumentaciones contra la religión, sino más bien lúcidas interpretaciones y estrategias transformadoras de la sociedad. Por supuesto que hacer esto no es tan sencillo como puede resultar el hecho de saber refutar las declaraciones del Papa o desenmascarar al más ingenuo creyente, pero nadie ha dicho que hacer la revolución sea un camino de rosas.

Capi Vidal dijo...

Hola, Janusz.

¿De verdad te parecen "facilonas" la argumentaciones? Creo que el libro de Maréchal es un derroche de ingenio, humor e irreverencia; cualquier cosa, menos "facilón".

Por otra parte, nadie desea que la gente abrace la "doctrina anarquista" (¿un oxímoron?), sino que piensen por sí mismos: eso que llaman "librepensamiento"; si las personas, después de agitarlas intelectualmente, siguen abrazando el "misterio", pues qué le vamos a hacer.
Donde supongo que estaremos de acuerdo es en que si no hay librepensamiento, al menos, no es nuestra revolución.

Saludos.
Capi

janusz dijo...

Me refería al tipo de argumentaciones que son más habituales, pues desconozco la obra de Maréchal.
Por otro lado, estoy de acuerdo en que debe haber libre pensamiento y total rechazo hacia todo dogma. A este respecto te pregunto si te suenan de algo las tesis de los deístas racionalistas, o bien si conoces la epistemología del teórico de la ciencia Karl Popper. Mi intuición es que no. De lo contrario no caerías tan a menudo en argumentaciones facilonas.

Postdata: Una de las acepciones del término "doctrina" que recoge la RAE es la siguiente: "Conjunto de ideas u opiniones religiosas, filosóficas, políticas, etc., sustentadas por una persona o grupo." Creo por tanto que se podría hablar en términos más que correctos de "doctrina anarquista", entendida al menos en un sentido filosófico.

Capi Vidal dijo...

¡Acabáramos! O sea, que lo de "argumentaciones facilonas" iba por mí. Caigo "a menudo" en ellas, ¡qué le vamos a hacer! Lo que me resulta curioso es que, a pesar de ello, estés tan pendiente de este (modesto y "facilón") blog.

Prometo empaparme más de Popper y compañía, tu intuición no te engaña: lo mismo hasta me vuelvo "complejo".

Un saludo.

janusz dijo...

Espero que te lo tomes como una sana crítica constructiva. Sigo tu blog porque valoro especialmente los artículos en los que abordas otras cuestiones ajenas a la tan manida e insustancial crítica a la religión.

Sobre Popper, me gustaría citar un texto suyo que sintetiza bastante bien su posición entorno a los inevitables límites de la ciencia:

"La actitud racionalista se caracteriza por la importancia que le asigna al razonamiento y a la experiencia. Pero no hay ningún razonamiento lógico ni ninguna experiencia que puedan sancionar esta actitud racionalista, pues solo aquellos que se hayan dispuestos a considerar el razonamiento o la experiencia y que, por lo tanto, ya hayan adoptado esta actitud racionalista, se dejarán convencer por ellos. Es decir que debe adoptarse primero una actitud racionalista si se quiere que una argumentación o experiencia dadas tengan eficacia, y esa actitud no podrá basarse, en consecuencia, ni en el razonamiento ni en la experiencia. (Y esta consideración es completamente independiente del problema de si existen o no argumentos racionales convincentes en favor de la adopción de la actitud racionalista). Pero esto significa que todo aquel que adopte la actitud racionalista lo hará porque ya ha adoptado previamente, sin ningún razonamiento, algún supuesto, decisión, creencia, hábito o conducta que caen dentro de los límites de la irracionalidad. Sea ello lo que fuere, podríamos darle el nombre de fe irracional en la razón. El racionalismo dista necesariamente de ser comprensivo o autónomo." (La sociedad abierta y sus enemigos, 1945)

Como ya sabes, y por si hubiera alguna duda, quiero aclarar que yo no me identifico ni con la concepción deísta ni con la ateísta. Pero tampoco me considero ni mucho menos antiracionalista. Mas bien me encuentro en cierta armonía con el humanismo existencialista de Kierkegaard y Unamuno. Y por muy raro que te parezca, considero que un deísta racionalista es tan librepensador como el ateo, al margen de lo erróneo de las respectivas concepciones.

janusz dijo...

Hay racionalidad en las necesidades fisiológicas del "hombre concreto" de carne y hueso, pero al mismo tiempo el deseo o sentimiento de trascendencia nos mueve a adoptar una posición irracional. Esta tensión angustiosa es la que define al existencialista.

Albert Camus, uno de tus autores predilectos, se adscribió al existencialismo agnóstico. Baste decir que los agnósticos siempre fueron más piadosos y comprensivos con los creyentes que los ateos. Mis dos lecturas obligadas son Albert Camus y Simone Weil, ésta última también existencialista, pero de signo cristiano.