Como continuación de la entrada anterior, seguimos reflexionando sobre el anarquismo y el existencialismo, concluyendo que no existen dos órdenes diferenciados en la vida, uno material y otro espiritual, sino un constante fluir de acontecimientos; un equilibrio dialéctico entre las condiciones materiales de la existencia humana y los más altos valores como la libertad y la solidaridad.
Sartre dijo que el hombre está condenado a ser libre y Herbert Read matiza que en realidad lo está al ir a la deriva, por lo que debe inventar los instrumentos por medio de los cuales pueda otorgarse un rumbo y, consecuentemente, proceder a partir en busca del descubrimiento (sin una meta preestablecida, pero con una dirección puesta por él mismo, la vida sería el mismo viaje). Naturalmente, este viaje está condicionado por la vida en sociedad y por una conciliación con los demás, no se produce de manera aislada en medio del océano. Volviendo al existencialismo, existen para Read diversas formas de reaccionar ante el abismo de la nada. El nihilismo será para él una estado de desesperanza que agobia al hombre al dirigir su mirada hacia ese abismo y comprender su propia insignificancia; el nihilista rehusará creer en otra cosa que los propios intereses egoístas (aunque el "egoísta" y nihilista Stirner no parece que parta de ninguna falta de esperanza, exactamente, y sí del desarrollo de su propia individualidad, sin que el alemán diera todas las respuestas en su impresionante El único y su propiedad).
Otra reacción sería la de Dostoievsky, que es la de un cristiano pesimista para Read, y su "si Dios no existe, todo está permitido"; los nazis, y cualquier forma de totalitarismo añadiremos, reaccionan conviertiéndose en un poder político "realista". Heidegger y Sartre buscarán salidas como salvamento, aunque parecen aceptar que el nihilismo es la naturaleza fundamental de la realidad, un estado subjetivo y espiritual. Read afirma, y atentos a la actualidad de su razonamiento, que el nihilismo pesimista no es más que un reflejo de la bancarrota del sistema capitalista. Coincide con los marxistas al considerar la conciencia como un suceso existencial, histórico, en el que los factores subjetivos entrarían en el proceso dialéctico y se explicaría así la evolución del hombre hasta alcanzar cierta estatura moral e intelectual (el progreso y perfectabilidad del hombre, en los que a pesar de todo seguimos confiando). Pero Read se niega a admitir que los factores evolucionistas se reducen al trabajo, considera que el juego (tan desdeñado por el marxismo), entendido como actividad libre y desinteresada, ha sido determinante para la creación de los valores culturales.
Herbert Read, frente al abismo del existencialismo, reivindica toda una tradición en la historia de la filosofía, que parte de lo mismo que los existencialistas (contemplar la naturaleza), pero reacciona de forma contraria primando la curiosidad frente al desastre. Es una forma de fe en la naturaleza, pero Read se mantiene bien lejos de cualquier idealización poética de la misma que desemboque en la adoración. Esta reivindicación de una filosofía basada en una reacción positiva ante la contemplación cósmica puede llamarse perfectamente "humanismo". A pesar del gusto libertario por el análisis de Stirner (aunque, tal vez, no por sus conclusiones, que mantienen la suspensión de juicio en una vida sociopolítica más justa y cooperativa), hay que considerar al anarquismo bien diferenciado de cualquier forma de nihilismo. El humanismo, entendido como la conquista de un ideal humano, de un mundo gobernado por los valores humanos, es reivindicable por la tradición libertaria y no deberíamos dejar que ese rumbo emprendido se aparte de esa línea.
De la misma manera, puede decirse que el anarquismo asume en cierta medida la visión marxista (el proceso dialéctico, la lucha de clases, la importancia de las fuerzas económicas...), pero no deja a un lado la idea de una conciencia de la solidaridad humana; es más, la considera incluso más importante que aquellos elementos tomados como dogmas en el marxismo. Puede decirse, como afirmaba Kropotkin, que existe una estrecha dependencia entre la felicidad de cada uno y la felicidad de todos, y una confianza evolutiva del sentido de justicia que conduce a un ser humano a considerar sus derechos tan importantes como los del prójimo (el más alto sentimiento moral). La biología reclamada por el autor de El apoyo mutuo no basta, es necesario recordar nuestras capacidades como animales autoconscientes y recurrir a la filosofía (Read llama a la ontología, la ciencia del ser o de la esencia, pero a nuestro modo de ver ese término se hace demasiado metafísico).
El despertar de la conciencia, el actuar consciente y el pensar consciente, pueden denominarse procesos naturales, como afirma Read, o materiales, como diría Bakunin. El gigante ruso quería partir de esos procesos materiales, que impregnaban la vida sociopolítica y también la constitutiva del hombre, para lograr los más altos ideales. Read tampoco quiere reconocer dos órdenes en la realidad (aunque él no quiere denominarse materialista en sentido marxista), existiría una corriente única de acontecimientos (naturaleza) que abarca también la vida psíquica o espiritual del hombre (con diversos nombres: ciencia, técnica, civilización, política, historia, arte...). El hombre produce esas cosas al igual que cualquier otro animal formas más elementales, y también el desarrollo de su conciencia entraría en ese proceso natural. No existe distinción entre acontecimientos físicos (Naturaleza) y no físicos (Espíritu), solo hay una corriente única, un fluir único y constante de acontecimientos.
Existencia y esencia, materialismo e idealismo, están entretejidos en la evolución de la vida y solo depende de nuestras facultades partir de los primeros para perseguir los segundos. Ese proceso único presente en la vida puede ser llamado "libertad" y se define por la constante traslación a nuevos planos de existencia y por la continua creación innovadora. La libertad sería entonces una aspiración creativa, no únicamente una esencia o ideal, que marca la evolución moldeando la realidad y otorgando vitalidad e intensidad al ser humano. Read hace una distinción fundamental entre marxismo y anarquismo, al confiar este último también, además de en una supuesta necesidad o conquista histórica, en los desenvolvimientos espontáneos y, sobre todo, en tener una concepción de la libertad que se extiende al proceso total de la vida (no solo en las relaciones económicas). Sin una actitud filosófica que sustente este concepto de la libertad, la vida se vuelve brutal. Creemos que el pensamiento anarquista posee una tradición de pensamiento con unas bases muy poderosas, este contrajuego dialéctico entre existencia y esencia que propone Herbert Read recuerda a los orígenes del anarquismo: el equilibro de Proudhon y su particular concepción de la dialéctica, la visión materialista de Bakunin (o lo que el denominaba el verdadero idealismo), así como la solidaridad o "ayuda mutua" de Kropotkin, sustentada no solo en tesis biológicas sino también filosóficas.
Sartre dijo que el hombre está condenado a ser libre y Herbert Read matiza que en realidad lo está al ir a la deriva, por lo que debe inventar los instrumentos por medio de los cuales pueda otorgarse un rumbo y, consecuentemente, proceder a partir en busca del descubrimiento (sin una meta preestablecida, pero con una dirección puesta por él mismo, la vida sería el mismo viaje). Naturalmente, este viaje está condicionado por la vida en sociedad y por una conciliación con los demás, no se produce de manera aislada en medio del océano. Volviendo al existencialismo, existen para Read diversas formas de reaccionar ante el abismo de la nada. El nihilismo será para él una estado de desesperanza que agobia al hombre al dirigir su mirada hacia ese abismo y comprender su propia insignificancia; el nihilista rehusará creer en otra cosa que los propios intereses egoístas (aunque el "egoísta" y nihilista Stirner no parece que parta de ninguna falta de esperanza, exactamente, y sí del desarrollo de su propia individualidad, sin que el alemán diera todas las respuestas en su impresionante El único y su propiedad).
Otra reacción sería la de Dostoievsky, que es la de un cristiano pesimista para Read, y su "si Dios no existe, todo está permitido"; los nazis, y cualquier forma de totalitarismo añadiremos, reaccionan conviertiéndose en un poder político "realista". Heidegger y Sartre buscarán salidas como salvamento, aunque parecen aceptar que el nihilismo es la naturaleza fundamental de la realidad, un estado subjetivo y espiritual. Read afirma, y atentos a la actualidad de su razonamiento, que el nihilismo pesimista no es más que un reflejo de la bancarrota del sistema capitalista. Coincide con los marxistas al considerar la conciencia como un suceso existencial, histórico, en el que los factores subjetivos entrarían en el proceso dialéctico y se explicaría así la evolución del hombre hasta alcanzar cierta estatura moral e intelectual (el progreso y perfectabilidad del hombre, en los que a pesar de todo seguimos confiando). Pero Read se niega a admitir que los factores evolucionistas se reducen al trabajo, considera que el juego (tan desdeñado por el marxismo), entendido como actividad libre y desinteresada, ha sido determinante para la creación de los valores culturales.
Herbert Read, frente al abismo del existencialismo, reivindica toda una tradición en la historia de la filosofía, que parte de lo mismo que los existencialistas (contemplar la naturaleza), pero reacciona de forma contraria primando la curiosidad frente al desastre. Es una forma de fe en la naturaleza, pero Read se mantiene bien lejos de cualquier idealización poética de la misma que desemboque en la adoración. Esta reivindicación de una filosofía basada en una reacción positiva ante la contemplación cósmica puede llamarse perfectamente "humanismo". A pesar del gusto libertario por el análisis de Stirner (aunque, tal vez, no por sus conclusiones, que mantienen la suspensión de juicio en una vida sociopolítica más justa y cooperativa), hay que considerar al anarquismo bien diferenciado de cualquier forma de nihilismo. El humanismo, entendido como la conquista de un ideal humano, de un mundo gobernado por los valores humanos, es reivindicable por la tradición libertaria y no deberíamos dejar que ese rumbo emprendido se aparte de esa línea.
De la misma manera, puede decirse que el anarquismo asume en cierta medida la visión marxista (el proceso dialéctico, la lucha de clases, la importancia de las fuerzas económicas...), pero no deja a un lado la idea de una conciencia de la solidaridad humana; es más, la considera incluso más importante que aquellos elementos tomados como dogmas en el marxismo. Puede decirse, como afirmaba Kropotkin, que existe una estrecha dependencia entre la felicidad de cada uno y la felicidad de todos, y una confianza evolutiva del sentido de justicia que conduce a un ser humano a considerar sus derechos tan importantes como los del prójimo (el más alto sentimiento moral). La biología reclamada por el autor de El apoyo mutuo no basta, es necesario recordar nuestras capacidades como animales autoconscientes y recurrir a la filosofía (Read llama a la ontología, la ciencia del ser o de la esencia, pero a nuestro modo de ver ese término se hace demasiado metafísico).
El despertar de la conciencia, el actuar consciente y el pensar consciente, pueden denominarse procesos naturales, como afirma Read, o materiales, como diría Bakunin. El gigante ruso quería partir de esos procesos materiales, que impregnaban la vida sociopolítica y también la constitutiva del hombre, para lograr los más altos ideales. Read tampoco quiere reconocer dos órdenes en la realidad (aunque él no quiere denominarse materialista en sentido marxista), existiría una corriente única de acontecimientos (naturaleza) que abarca también la vida psíquica o espiritual del hombre (con diversos nombres: ciencia, técnica, civilización, política, historia, arte...). El hombre produce esas cosas al igual que cualquier otro animal formas más elementales, y también el desarrollo de su conciencia entraría en ese proceso natural. No existe distinción entre acontecimientos físicos (Naturaleza) y no físicos (Espíritu), solo hay una corriente única, un fluir único y constante de acontecimientos.
Existencia y esencia, materialismo e idealismo, están entretejidos en la evolución de la vida y solo depende de nuestras facultades partir de los primeros para perseguir los segundos. Ese proceso único presente en la vida puede ser llamado "libertad" y se define por la constante traslación a nuevos planos de existencia y por la continua creación innovadora. La libertad sería entonces una aspiración creativa, no únicamente una esencia o ideal, que marca la evolución moldeando la realidad y otorgando vitalidad e intensidad al ser humano. Read hace una distinción fundamental entre marxismo y anarquismo, al confiar este último también, además de en una supuesta necesidad o conquista histórica, en los desenvolvimientos espontáneos y, sobre todo, en tener una concepción de la libertad que se extiende al proceso total de la vida (no solo en las relaciones económicas). Sin una actitud filosófica que sustente este concepto de la libertad, la vida se vuelve brutal. Creemos que el pensamiento anarquista posee una tradición de pensamiento con unas bases muy poderosas, este contrajuego dialéctico entre existencia y esencia que propone Herbert Read recuerda a los orígenes del anarquismo: el equilibro de Proudhon y su particular concepción de la dialéctica, la visión materialista de Bakunin (o lo que el denominaba el verdadero idealismo), así como la solidaridad o "ayuda mutua" de Kropotkin, sustentada no solo en tesis biológicas sino también filosóficas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario