martes, 15 de noviembre de 2016

Anarquismo en Venezuela

Contracorriente: la historia del anarquismo en Venezuela (1811-1998) (Madrid, 2016), de Rodolfo Montes de Oca, es un libro recién editado por LaMalatesta Editorial y El libertario, que nos ofrece el recorrido de las ideas libertarias en el país latinoaméricano gracias a una rigurosa investigación; desde Bolivar hasta Chávez, se trata de una revisión antiautoritaria de la historia republicana de Venezuela.

La obra arroja luz a un tema poco investigado, por lo que supone una revisión de la historia de Venezuela desde una óptica anarquista. Tal y como afirma su autor, se trata de "recuperar el ayer para construir el mañana". El movimiento anarquista en Latinoamérica, a pesar de vivir un esperanzador auge en los últimos años, expandirse por aquellas tierras y renovar sus prácticas, hay que seguir considerándolo un movimiento minoritario. Son muchas las cuestiones sobre las que hay que reflexionar, por lo que resulta bienvenida esta recuperación de los antecedentes históricos. El trabajo de Montes de Oca supone la continuación de muchos otros trabajos historiográficos, sobre el anarquismo en Latinoamérica, que en los últimos años han recuperado la presencia libertaria en la historia enfrentados tantas veces a los discursos oficiales. La investigación presente en Contracorriente, no solo se remonta a los orígenes históricos, también indaga en las manifestaciones libertarias recientes; una amplia mirada abarcadora y un trabajo encomiable.

Tal y como aparece en el título, el estudio abarca el amplio periodo, que comprende un tiempo de nada menos que cuatro Repúblicas predecesoras a la actual, que va de 1811 a 1998, justo antes de la eclosión del chavismo. El primer capítulo se sitúa en pleno proceso secesionista iniciada por la Junta Patriótica a través de la figura de Coto Paul, el cual ya lanzó elogios a la anarquía como el sistema que debía adoptar la república; las analogías con el proceso de la Guerra Popular de 1814, la desmitificación de las figuras de Simón Bolivar y Ezequiel Zamora; la conexión con los círculos librepensadores y la participación en la Venezuela rural del siglo XIX. En cuanto al segundo capítulo, comienza con la llegada de los andinos a la primera magistratura con Cipriano Castro, el acompañamiento de Biófilo Panclasta en la marcha de la Revolución Liberal Restauradora, la influencia de José María Vargas Vila en la política antiimperialista del "cabito", la articulación de los primeros sindicatos, las huelgas de trabajo y la publicación de la prensa obrera; también se repasa el acercamiento de algunos estudiantes de la Generación del 28 a las propuestas del anarquismo en una Venezuela que se abría paso a través de la explotación petrolera. El tercer y cuarto capítulo se dedica a la presencia de las ideas antiautoritarias en el periodo de la República Liberal Democrática (1945-1998), los puentes de afinidad tendidos con los elementos contestatarios de Acción Democrática, la presencia del exilio ibérico y su actuación durante la dictadura corporativista de Marcos Pérez Jiménez; sin dejar de lado los sucesos del Caracazo y la participación de anarquistas en el derrumbe institucional sufrido durante los últimos años del siglo XX.

Este trabajo demuestra que el anarquismo no es una mera propuesta teórica que se mantenga al margen de las dinámicas sociales. El movimiento anarquista en Venezuela, a pesar de los numerosos obstáculos y de cierta carencias orgánicas, contó con figuras de primer orden; su devenir supuso un camino trazado perdurable y perfectamente reivindicable en sus prácticas. No es este país, conservador, religioso y con tendencia al caudillismo, el mejor ejemplo de calado de las ideas libertarias, con su crítica radical al poder y a la gestión capitalista. A pesar de ello, el anarquismo germinó y ocupa su lugar en la historia republicana de Venezuela. Un país que vive un presente turbulento, donde el discurso revolucionario ha sido acaparado por el poder chavista desde una perspectiva simplista y maniquea, por lo que este rescate de la memoria antiautoritaria puede ser un precedente para que las nuevas generaciones de anarquistas tengan un sólido punto de apoyo. 


















 

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