Rudolf Rocker escribió en 1952 una introducción a la compilación que realizó Maximoff de escritos de Bakunin con el nombre inglés The Political Philosophy of Bakunin. El alemán consideró que el ruso era una figura única entre las personalidades revolucionarias del siglo XIX, una mezcla de pensador socio-filosófico y hombre de acción siempre dispuesto a agitar cualquier esfera humana.
Bakunin tuvo un papel destacado en dos grandes periodos revolucionarios. Se presentó en París cuando estallo allí la revolución en febrero de 1848, considerando que era necesario unir a todos los elementos revolucionarios y extender ese ejemplo a otros países de Europa. Viajo a Alemanía poco después de la revolución de Berlín, para establecer contacto con sus numerosas amistades polacas, checas y procedentes de otros pueblos eslavos; su idea era incitarles a una rebelión general junto a la democracia occidental y alemana. Bakunin consideraba los países de Austria, Rusia y Prusia los últimos bastiones del absolutismo real y de cualquier reacción, los cuales no habían tenido influencia alguna de la Revolución Francesa, y por lo tanto constituían los más fuertes obstáculos para una transformación social en el continente. Su gran objetivo era acabar con dichos baluartes absolutistas. Este activo periodo revolucionario de Bakunin, correspondiente a los años 1848 y 1849, alcanzará su culmen con el alzamiento de Desdre en mayo de 1849, en el que tuvo un papel dirigente. Se convertiría en uno de los revolucionarios europeos más respetados y aplaudidos, incluso por Marx y Engels. A este periodo le siguieron años penosos en los que sufrió prisión en Aleman, Austria y Rusia, solo aliviados con el exilio a Siberia en 1857.
Después de tantos años de cárcel y exilio, Bakunin se evadió de Siberia y fue acogido en Londres por sus amigos Herzen y Ogarev. Es justo entonces cuando se vuelve a activar en él la lucha contra la reacción, y aparecen además en esa década nuevas tendencias que proclaman la libertad del hombre. Bakunin encontró un nuevo oxígeno para su ímpetu revolucionario, para nada mitigado por sus años de confinamiento, aunque si sufrió un aislamiento en cuanto a los hechos que estaban teniendo lugar en Europa. Tal vez por eso se explica el hecho de que el ruso intenta continuar su lucha contra los despotismos ruso, austriaco y prusiano, retomándola de donde la había dejado en 1849, y apuesta de nuevo por la confederación paneslava y por la colectivización de la tierra. Únicamente tras el fracaso de la insurrección polaca de 1863, en la que tomará parte directiva, y su marcha a Italia, país en el que encontrará un nuevo horizonte revolucionario, las acciones de Bakunin tendrán un sesgo ya definitivamente internacional. En Italia, iniciará un movimiento social-revolucionario con no pocos adeptos entre lo mejor de la juventud de aquel país.
Más tarde, Bakunin será el auténtico espíritu motivador de la corriente libertaria dentro de la Primera Internacional. Se le puede considerar el fundador de la vertiente federalista y antiautoritaria del socialismo, que pronto se extenderá por todas partes y que combatirá siempre a su contrapartida socialista estatalista. La correspondencia con populares revolucionarios de todos los países creció hasta alcanzar unas magnitudes casi de leyenda. Tomó Bakunin parte activa en la revuelta de Lyon en 1870 y en el movimiento italiano de insurrección en 1874, estando incluso su salud ya en declive. Estas palabras de Herzen dan una idea de la singularidad del ruso: "Todo en este hombre es colosal, su energía, su apetito, hasta el propio hombre".
Rocker considera que es lo tempestuoso de la vida que llevó, la razón por la que los escritos de Bakunin estuvieran tan fragmentados. Una selección de su obra no vio la luz hasta casi dos décadas después de su muerte. Max Nettlau y James Guillaume fueron los responsables de estas primeras ediciones en Francia. De los años 1919 a 1922 aparece en Petrogrado una edición rusa de la obra de Bakunin en cinco volúmenes, siendo el primero Estatismo y anarquismo (es más habitual en castellano el título de Estatismo y anarquía), inexistente en las ediciones francesas. Pero esta edición rusa carece a su vez de otros escritos presentes en las del país galo y, por otra parte, tampoco hubo continuidad en lo ya publicado y se retiraría pronto de la circulación. Durante el periodo de 1921 a 1924, el periódico aleman Der Syndikalist publicó tres volúmenes; por sugerencia del propio Rocker, iniciaron la producción de dos nuevos volúmenes con traducción y preparación de Max Nettlau, tarea que sería imposible al llegar el régimen nazi. Es en 1920 cuando se planifica una edición en castellano de Bakunin, gracias al periodico anarquista La Protesta de Buenos Aires, con Abad de Santillán en labores de traducción y Nettlau como asesor editorial; en 1929 aparecen cinco volúmenes, incluido en último lugar el Estatismo y anarquía con prólogo de Nettlau, pero los cinco restantes no ven la luz al verse suprimida La Protesta, junto a su línea editorial, con la llegada en 1930 de otro régimen dictatorial. En plena Guerra Civil española, Santillán promoverá la publicación de varios volúmenes en Barcelona. Parece que la publicación de la obra de Bakunin sería tan azarosa como su propia vida.
Es habitual la opinión de que los escritos del ruso estaban en su mayoría influidos directamente por inmediatos acontecimientos contemporáneos, y la parte activa de él mismo en ellos es la causa con seguridad que no tuviera tiempo de pulir sus textos, con tiempo para la reflexión, y se hallen no pocas veces incompletos o fragmentados. Gustav Landauer diría: "He querido y admirado a Mijail Bakunin, el más seductor de todos los revolucionarios, desde el primer día que le conocí porque pocas disertaciones están escritas tan vivazmente como las suyas, y éste es quizás el motivo de que sean tan fragmentarias como la vida misma". El deseo del propio Bakunin de compilar sus teorías en un grueso volumen fue conseguido solo en parte, comprensible lo casi imposible de la labor dada su incansable actividad y sus múltiples propósitos. El primer intento del ruso al respecto fue su trabajo La cuestión revolucionaria: Federalismo, socialismo y anti-teologismo (así aparece el título en el prólogo de Rocker). En el Primer Congreso de la Liga para la Paz y la Libertad, en 1867 en Ginebra, Bakunin presentó junto a sus amigos una resolución con la pretensión de ganar adeptos entre los delegados. La extensa argumentación del ruso, realizada en los tres puntos mencionados en el título, debía imprimirse en Berna, pero no terminó de ver la luz por razones no aclaradas. El texto se publicará en 1895 en el primer volumen de la edición francesa antes mencionada, aunque con la conclusión inacabada, las más de 200 páginas impresas demuestran el intento sistematizador de Bakunin de su pensamiento.
Un segundo intento fue el libro El Imperio Knuto-germánico y la Revolución Social, con la primera parte publicada en 1871 y una segunda parte que no pudo acabar el ruso. El hecho histórico que sirvió de inspiración a Bakunin para escribir esta obra fue la guerra franco-alemana de 1870 y 1871, intentando motivar la resistencia revolucionaria francesa con un precedente introductorio de la obra llamado Carta a un francés sobre la crisis actual. Aunque Bakunin nunca pudo acabar su ambiciosa obra, dejando varios manuscritos que serán publicados después de su muerte en la edición francesa, esta dedicación a sus propias teorías sociales y filosóficas serviría para refutar a Mazzini con brillante argumentos, al atacar el italiano la Primera Internacional y la Comuna de París. Rocker considera que estos escritos polémicos de Bakunin contra Mazzini, especialmente La teología política de Mazzini y la Internacional, están entre lo más brillante de la obra del ruso. La última obra importante del gigante ruso será Estatismo y anarquismo (o Estatismo y anarquía), "canto de cisne de Bakunin" según Max Nettlau, aparecido en 1873. Será el único texto extenso escrito en ruso y se recogen ideas ya encontradas de una manera u otra en diversos manuscritos destinados a El Imperio Knuto-germánico... En 1874, Bakunin estaba ya retirado de la vida revolucionaria, pero su enfermedad y problemas para subsistir le impidieron dedicar sus dos últimos años a una labor literaria más intensa en la que hubiera deseado escribir sus memorias, más allá de un fragmento titulado Historia de mi vida en la que relata su primera juventud. Curiosamente, la circulación más extensa de una obra de Bakunin ha sido el impresionante panfleto, publicado en 1882 por Carlo Cafiero y Elisée Rucles, llamado Dios y el Estado. Se recogen en él diversos memorandos esquemáticos del ruso, los cuales pretendía desarrollar con tiempo
Tamaña fragmentación de su obra no impedirá que en sus manuscritos se recojan originales ideas brillantemente desarrolladas sobre diversos problemas intelectuales, políticos y sociales. Entre esas teorías, se encuentran profundas observaciones sobre la naturaleza de la ciencia y su relación con la vida social a lo largo de la historia. Como Rocker recuerda, Bakunin vivió un tiempo en el que los intelectuales se encontraban influenciados por el resurgir de las ciencias naturales, pretendiendo atribuir a éstas funciones que justifican el pensamiento reaccionario. La "revelación científica" definitiva quería ser la sostenida por el darwinismo social: la supervivencia del más fuerte como ley fundamental de existencia en todo organismo social. Bakunin considerará inaceptablemente tiránico reducir los fenómenos de la vidal social a fórmulas de laboratorio. Aun concendiendo importancia a la ciencia como motor de progreso, advertirá sobre los peligros de concederle un papel excesivo, dejando a un lado las consideraciones humanas y éticas.
Maximofff, exiliado del represivo régimen soviético por sus protestas humanitarias, escribió numerosos textos y fue en diversas ocasiones director y colaborador de periódicos y revistas libertarias en lengua rusa. Gracias a él, existe una inteligente compilación de las obras de Bakunin con el nombre en castellano Escritos de filosofía política (son dos tomos en la edición de Altaya de 1994, con traducción de Antonio Escohotado, que creo que se pueden encontrar todavía). Es un trabajo encomiable que aporta coherencia y sistematización a los fragmentos de las obras de este importante pensador político del siglo XIX. Tras las de Júcar y La Piqueta, está por realizar una nueva edición en castellano más cuidada y completa, incluida esta importante compilación de Maximoff, de las obras de Bakunin. Es posible que nos sorprendan muy pronto.
1 comentario:
Estaba leyendo la segunda parte de "escritos de filosofía política" y buscando en internet he dado con su post. Me falta la primera parte. Todavía se podrán pedir a Anaya? Gracias
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