Recordaré que el socialismo político puede definirse como una filosofía social y política de ciertos autores posteriores a la Revolución francesa. El foco de atención lo pondrían en los problemas sociales y económicos, proponiendo una modificación radical de la propiedad privada. La gran preocupación de los autores denominados "socialistas utópicos" estaba en describir la forma de organización de la sociedad futura, confiando seguramente cada uno de ellos que llegaría tarde o temprano por medios pacíficos y educativos.
Saint-Simon es situado por algunos historiadores como el más importante de estos filósofos, su carisma y atractivo personal supuso que lograra una escuela con multitud de discípulos, los cuáles llevaron a la práctica no pocas veces sus postulados. Se dice que, en el campo de la sociología, tanto Proudhon como Marx, e incluso Comte, le deben numerosos análisis y conceptos. Es más, puede decirse que Saint-Simon es el primer autor que realiza un estudio de la evolución histórica en función de la lucha de clases y las condiciones económicas (sin ánimo de ser exhaustivo ni de negar su brillantez, ¿qué hay de original en el autor de El Capital?). El francés distingue por primera vez entre trabajadores y ociosos, y no entre nobles y siervos, convirtiéndose en el preconizador de una nueva era basada en la industria y el trabajo. Es también Saint-Simon el primero que habla de substituir la política por la administración de la economía, en una sociedad industrial y de exhaltación del trabajo en la que no existiría ya antítesis entre obreros y patronos. Hay que decir que Saint-Simon no es cercano al anarquismo en el aspecto en que no niega la jerarquización social ni económica, aunque el gobierno que pretende no está basado en el autoritarismo y sí en la dirección asociada al pueblo. La expansión de la industria, según el francés, aseguraría la cohesión social y las luchas políticas y los derechos del ciudadano pasarían a un segundo plano. La armonía de la utopía saintsimoniana no podría llevarse a cabo sin la solidaridad y el amor, algo en lo que el francés realizará especial hincapié fundando casi con su pensamiento una religión laica basada en una moral industrial y socialista, la cual ocuparía el lugar del cristianismo.
Robert Owen tuvo posiciones bastante distanciadas de las de Saint-Simon. Lejos de tener como éste una confianza enorme en el sistema industrial, Owen persiguió la realización de pequeñas comunas en las que fuera posible una vida integral. Parece que llevó a la práctica una fábrica en la que las condiciones de los obreros mejoraron notablemente, la cual sirvió de modelo para importantes conquistas sociales logradas a lo largo del siglo XIX. Es muy importante en Owen, en la línea de Godwin, su confianza en una educación integral, potenciadora de los aspectos más cooperativos y solidarios de la persona y que comenzaría ya en el jardin de infancia, sin distinción entre trabajo manuel e intelectual, así como su consideración de que son las circunstancias las que modelan a los seres humanos.
Tal vez el más original de estos tres utópicos principales es Fourier, con una aportación de elementos más originales y estando más cerca de un modelo libertario. Como Owen, rechaza el sistema industrial de la época, conocedor de las miseras que producía, y con una confianza enorme en un movimiento comunal capaz de servir de modelo a toda la humanidad. También como el británico, poseyó una gran fe en la doctrina sicológica de la motivación, un rechazo de la acción revolucionaria y una importante valoración del papel de la pedagogía infantil. La forma de la comuna sería el falansterio, y hay que recordar el excesivo afán normativo en que se esforzó Fourier (aplicando una gran imaginación y dejando pocos cabos sueltos) para asegurar sus principios sociales. Su optimismo hacia el progreso no es tan grande como el de los otros utópicos, y tampoco creía que la armonía social fuera conseguible a perpetuidad, ya que los conflictos forman parte también de las pasiones humanas (no serían, entonces, enteramente negativos). Puede decirse que Sade es un predecesor de Fourier, al considerar que la civilización es una enorme maquina opresora de lo mejor que lleva dentro el ser humano. El autoritarismo es superable mediante una armonia lograda mediante la liberación de las pasiones humanas. Es el aspecto más original e interesante de este autor es cuando habla de un insatisfacción social generalizada, con las pasiones insatisfechas, los sentidos apaciguados y las emociones amorosas doblegadas. Los canales para escapar a dicha situación son limitados y, habitualmente, lamentables. Resulta paradójico que la visión acerca del "amor libre" de Proudhon, uno de los padres del anarquismo, fuera tan conservadora, a diferencia de Fourier. En este sentido, el anarquismo en la actualidad le debe mucho al segundo y creo que nada al primero (los dos nacieron, por cierto, en Besançon). Los falansterios de Fourier tratarían de potenciar los instintos naturales y darles satisfacción, en los cuales se integraría el trabajo manual e intelectual y la evolución de la vida y la pluralidad sean una realidad social. Se busca, en definitiva, una liberación total y plena del ser humano, algo asumido por el anarquismo, sin que una tendencia tan feroz por la sistematización y la normativa haya estado en ningún autor libertario ni en ninguna práctica.
Hay que decir que el socialismo utópico fue breve en el tiempo, en una época en que la velocidad de los acontecimientos suponía la superación consecuentemente fugaz de toda tendencia. Con mayor razón, si estos autores hacían una defensa tan grande del cambio gradual y pacífico, no hubo apenas sitio para su pensamiento en la generación siguiente. En gran medida, fue la visión marxista tan rígida, científica, y negativa hacia la concepción utópica, la que supuso que se echara tierra sobre estos autores socialistas; pero hay que recordar, para ser justos, que Bakunin también les tachó de ingenuos y criticó su minuciosa labor de diseño de la sociedad futura (algo que, por otra parte, es algo también asumido por la visión libertaria general, la crítica al tratar de "encorsetar" la práctica social de las generaciones futuras). No obstante, el anarquismo no se ha cerrado nunca a ninguna idea emancipatoria y ha asumido una importante tradición al respecto; su búsqueda de una educación y de una liberación integrales creo que le debe mucho a los "utópicos".
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