Las ideas de Wilhelm Reich, que tantas veces se han querido ver como una síntesis entre el sicoanálisis freudiano y el marxismo, resultan de una indudable revitalización, a pesar de haber sido tan denostadas en su momento (por unos y por otros). Como autor innovador y adelantado a su tiempo, Reich pone sobre el tapete las relaciones del sicoanálisis con el materialismo dialéctico (en el terreno teórico, en el práctico tampoco le faltó compromiso político ni actividad siquiátrica). Frente a la insistencia de la ortodoxia marxista de que solo la necesidad material era origen de neurosis, Reich respondió brillantemente: "¡Como si la necesidad "sexual" no fuera también una necesidad material!". Hay que decir que Reich fue expulsado del Partido Comunista en 1933 debido a sus controvertidas teorías sobre sexo y sociedad, así como por su libro acerca de la sicología de masas del fascismo. Para mí resulta irrefutable, desde la perspectiva de una crítica a una sociedad de clases, la siguiente afirmación de Reich: "Las neurosis de la clase trabajadora sólo se diferencian de las restantes por una ausencia de refinamiento cultural. Tienen el sentido de una rebelión más cruda y menos disfrazada contra la muerte psíquica a que cad auno es sometido. El ciudadano rico lleva su neurosis con dignidad o la supera de un modo u otro. Entre los individuos de la clase trabajadora muestra el aspecto de la grotesca tragedia que en realidad es". De igual manera, los sicoanálistas más ortodoxos, tal vez con un grave condicionamiento burgués, se opusieron también a Reich. Las ideas y los proyectos que llevó a cabo fueron siempre objeto de polémica, a la que Reich se enfrentó siempre con memorable energía, ya que fue tildado tantas veces de iluso e incluso de impostor. Si hoy en día, sus ideas cobran actualidad es principalmente por la conexión que realizó entre represión política y represión sexual; es un terreno más controvertido (y de ahí las acusaciones de ser un seudocientífico) su reiterada propaganda a favor de la liberación de energías político-sexuales.
Según Reich, la teoría del orgasmo se funda en la noción de potencia orgásmica (y también de la idea antagónica: la impotencia orgásmica), la cual está vinculada, a su vez, a la idea de una energía psíquica y de una posible reducción o degeneración de esa energía. Hay que decir que esta exposición no está lejos de las ideas primeras de Freud, las cuales vinculan la potencia e impotencia sexuales con las manifestaciones de neurosis. Resulta importante en Reich la investigación de las bases fisiológicas de la neurosis, estando en ello de acuerdo también con Freud, aunque no tanto con los sicoanalistas posteriores. En su etapa más madura, Reich radicaliza el sicoanálisis y saca a la luz sus limitaciones burguesas (a pesar de haber supuesto, en su momento, una ruptura), conduce la crítica de la moral tradicional (sexualidad-familia) hacia los barrios obreros y transforma la pesimista crítica freudiana de la civilización en una profunda crítica de la sociedad (necesariamente política). Distanciándose ya de Freud, Reich no consideró que la eliminación de los síntomas neuróticos por medio de la manifestación de las represiones supusiera ni una curación del paciente ni una modificación sustancial del carácter. Reich destaca la posibilidad de una "inmunización" del neurótico mediante una especie de "autoconstrucción" de su carácter. Vendría ser un cambio de carácter de la persona enferma, lo cual se realiza según Reich restituyéndole su energía sexual (con la conjunta potencia orgásmica). Así, se acaba con lo que Reich llamaría "la armadura del carácter", la cual es susceptible de ser penetrada gracias a la técnica del análisis, provocando cambios cualitativos y liberando los pensamientos y sentimientos patológicos.
Aunque Reich realizó detalladas investigaciones concernientes a los movimientos musculares, tratando de dar un fundamento biológico a sus teorías, no pretendía defender un materialismo tradicional que presta atención únicamente a ese asunto. En último término, son las estructuras sociales las responsables de las patologías de cada individuo, por lo que es la sociedad en realidad la que está enferma. Reich pretendía una liberación de las inhibiciones sexuales (vamos a llamarlo con el atractivo nombre de "revolución sexual") gracias a una radical liberación político-sexual-cultural. Por lo tanto, Reich realizaría una notable interpretación sexual de los fenómenos políticos de masas, tanto del fascismo como de otros autoritarismos, en los cuales las represiones sexuales van unidas a las represiones políticas. Consecuentemente, las teorías de Reich pueden considerarse una inteligente reinterpretación, tanto de Freud, como de Marx, considerando que la ortodoxia de unos y otros olvida las originarias intuiciones de estos dos autores y la posibilidad de vincular ambos pensamientos con el fin de que no resulte insuficiente una revolución puramente sexual o puramente política (o político-social-económica). Aunque es cierto que Reich parece dar predominancia a una revolución sexual, lo es por que previamente ha vinculado los impulsos sexuales con los políticos.
Es la última etapa del pensamiento de Reich la más controvertida y la que ha sufrido acusaciones de ser seudocientífica. El intento de fundamentar su pensamiento condujo a Reich al desarrollo de que denominó "física orgónica", basada en una supuesta energía cósmica que puede "almacenarse" y controlarse. La física de Reich se basa en la conjetura de que existen "efectos orgónicos" experimentalmente comprobables, con una energía orgónica concebida por analogía con la energía biológica, que puede llevar al hombre a identificarse con el cosmos. Las acusaciones de misticismo, aun pretendiendo tener una justificación biológica, no se hicieron esperar, a pesar de la oposición que Reich tuvo a toda religión organizada y a su lucha contra el propio misticismo. En el libro que he leído recientemente, Introducción a Wilhel Reich. Ensayo sobre el nacimiento del freudo-marxismo, su autor Jean-Michel Palmier afirma que en Reich no existió continuidad entre la ciencia y la vida, entre el profesional y el hombre. De ahí, que puede considerarse que el autor alemán se condujo hasta llegar a convertir todo cuanto pensaba en delirio (con todo lo ambiguo de esta palabra y todo lo que conlleva de rebeldía contra una realidad impuesta). No obstante, ello no invalida en absoluto algunas de sus geniales visiones, increíblemente adelantadas a su tiempo y dignas de ser revitalizadas en una organización político-social de mayor calado e inteligencia, y con unas miras más elevadas.
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