Como decía en la entrada anterior, Kropotkin no llega a concluir, desgraciadamente, su monumental obra Ética. Ya era muy mayor, y las pobres fuerzas, la escasa ayuda técnica y lo colosal de la tarea impidieron que terminara el trabajo. Al morir, solo dejó acabado el primer volumen, el cual consistía en un análisis del desarrollo del pensamiento ético, junto a sus propias conclusiones. Aun así, el esquema de su teoría aparece ya en ese primer volumen; sobre el mismo, Herbert Read dijo que constituye, incluso en su forma incompleta, "la mejor historia de la ética que se ha escrito", algo con lo que muchos están de acuerdo. Para analizar este trabajo, hay que tener en cuenta que Kropotkin no pretendía llevar a cabo un tratado propagandístico, es decir una ética específicamente anarquista. Lo que el sabio se proponía, según el testimonio de Nicolás Levedev, era escribir una ética puramente humanista (utilizando, a veces, la palabra "realista"); no admitía una ética separada, ya que para él la ética debía ser única e igual para todos los hombres. Por encima de la clase o partido al que podamos pertenecer, somos ante todo seres humanos, siendo una parte de las especies generales. Como es lógico, Kropotkin pensaba de cara a la sociedad del futuro sencillamente en término de seres humanos, abandonando esa losa de "lista de categorías" que ha pesado sobre la humanidad a lo largo de la historia.
La tarea de Kropotkin se esforzó en establecer un sistema ético al margen de lo sobrenatural o de lo metafísico, una moral preocupada por una función real que se ocupe del comportamiento entre los hombres. Habría que descender la ética de los trascendentes mundos a los que la filosofía la había destinado y llevarla a ocupar un sitio entre las ciencias. La noción de "apoyo mutuo", establecida por una generosidad que debería trascender la mera igualdad, tiene que aplicarse a todas las relaciones humanas. En palabras del propio Kropotkin: "Sin equidad, no hay justicia, y sin justicia no hay moral". Por supuesto, la simple equidad no basta y debe existir también ese factor de entrega voluntaria para sustentar la fraternidad que persiguen los auténticos sistemas éticos. No es el anarquista ruso un hombre que se contente con las buenas intenciones, realiza una exhaustiva labor de investigación para buscar la fuente y el desarrollo de dicha concepción. Así, realiza un extenso análisis de todos los sistemas éticos del pasado, estudia el nacimiento de la moral en el mundo animal, que denomina como ya es sabido "apoyo mutuo", y su ampliación al mundo del hombre primitivo; del mismo modo, analiza el desarrollo de la idea de justicia entre los pensadores de la Antigüedad, y el desarrollo último, en el cristianismo y en el pensamiento posterior, de la concepción del sacrificio personal de dar más de lo que la justicia demanda.
El estudio que Kropotkin realiza de los diversos filósofos éticos es justo y equilibrado. A pesar, por ejemplo, de su oposición a la religión organizada, ello no impide que saque valiosas conclusiones de la enseñanzas éticas de figuras como Buda o Jesús; también defiende de toda distorsión histórica a otros autores, como es el caso de Epicuro. Hay quien destaca el magistral análisis de los filósofos morales de la Ilustración y, a pesar de quedar incompleto el siglo XIX, analiza también a autores más o menos olvidados como Spencer y Guyau, lo que contribuye a su recuperación. Aprecio mucho la visión integral que hace Kropotkin de la historia de la ética, al mismo tiempo que su esfuerzo por situarla en un plano humano y terrenal. A pesar de ello, observa dos tendencias históricas desde la Antigua Grecia: los moralistas que que consideran que los conceptos morales son inspirados al hombre por una instancia sobrenatural (confundiendo, por lo tanto, moral y religión), y aquellos que ven la fuente de la moral en el hombre mismo y tratan de emanciparla de toda visión religiosa (Kropotkin denominó a esta corriente "moral natural"). Con el caso de los hedonistas, que suelen identificar la moral con la búsqueda de lo agradable, incluso cuando el hombre se proponga elevados fines, los problemas sobre los fundamentos de la moral siguen en pie. La primera base de la ética hay que buscarla en lo social, aunque resulte abstracta y lejana a nivel histórico como fuente, por lo que sigue siendo necesario buscar fundamentos más sólidos. Epicuro, y las corrientes hedonistas y eudemonistas, insistirán en los principios de utilidad personal, del goce y de la felicidad; por otra parte, la corriente de Platón y los estoicos seguirán buscando en la religión la base para la moral, o bien en las nociones de compasión y simpatía un contrapeso para el egoísmo.
Kropotkin negaba una visión meramente utilitarista, ya que si así fuera la vida social hubiera sido imposible; el hombre es capaz de justificar los hechos más abyectos, a los que conducen sus instintos y sus pasiones (el caso más obvio es la justificación de una guerra, muchas veces en nombre del "bien" de la humanidad). El gran esfuerzo está en encontrar un freno a las pasiones humanas, como pueden ser la aversión ante el engaño o el sentido de la igualdad. La ética, para Kropotkin, no puede conformarse con la respuesta de que el engaño o la injustica conducen simplemente hacia la pérdida, debe también explicar por qué llevan a la "decadencia humana" (aquí se vinculan los malos actos con la humillación, la degradación y el pensamiento injusto). Tal vez, la visión de Kropotin roza la trascendencia, al no reducir la consciencia moral a la educación, a las costumbres, a la imposición social o los mandamientos religiosos, pero son grandes preguntas que contribuyen también a un mayor horizonte para la moral. Incluso, algo muy interesante, esa visión que identifica la moral con la coacción social, política o religiosa ha llevado a la negación de autores como Stirner, que Kropotkin observa como una "negación superficial" (por mucho que nos guste Stirner en tantos aspectos, no podemos dejar de darle algo de razón al anarquista ruso). Kropotkin lanza la siguiente propuesta: "Si las costumbres tienen su origen en la historia del desarrollo de la humanidad, entonces la conciencia moral, como procuraré demostrarlo, tiene su origen en una causa mucho más profunda, en la consciencia de la igualdad de derechos, que se desarrolla fisiológicamente en el hombre, así como en los animales sociales...". Tras la muerte de Kropotkin, se publicó este primer volumen de la Ética incompleto; aunque el autor quería que alguún amigo utilizara sus notas para completar la obra, razones técnicas y políticas lo impidieron.
La tarea de Kropotkin se esforzó en establecer un sistema ético al margen de lo sobrenatural o de lo metafísico, una moral preocupada por una función real que se ocupe del comportamiento entre los hombres. Habría que descender la ética de los trascendentes mundos a los que la filosofía la había destinado y llevarla a ocupar un sitio entre las ciencias. La noción de "apoyo mutuo", establecida por una generosidad que debería trascender la mera igualdad, tiene que aplicarse a todas las relaciones humanas. En palabras del propio Kropotkin: "Sin equidad, no hay justicia, y sin justicia no hay moral". Por supuesto, la simple equidad no basta y debe existir también ese factor de entrega voluntaria para sustentar la fraternidad que persiguen los auténticos sistemas éticos. No es el anarquista ruso un hombre que se contente con las buenas intenciones, realiza una exhaustiva labor de investigación para buscar la fuente y el desarrollo de dicha concepción. Así, realiza un extenso análisis de todos los sistemas éticos del pasado, estudia el nacimiento de la moral en el mundo animal, que denomina como ya es sabido "apoyo mutuo", y su ampliación al mundo del hombre primitivo; del mismo modo, analiza el desarrollo de la idea de justicia entre los pensadores de la Antigüedad, y el desarrollo último, en el cristianismo y en el pensamiento posterior, de la concepción del sacrificio personal de dar más de lo que la justicia demanda.
El estudio que Kropotkin realiza de los diversos filósofos éticos es justo y equilibrado. A pesar, por ejemplo, de su oposición a la religión organizada, ello no impide que saque valiosas conclusiones de la enseñanzas éticas de figuras como Buda o Jesús; también defiende de toda distorsión histórica a otros autores, como es el caso de Epicuro. Hay quien destaca el magistral análisis de los filósofos morales de la Ilustración y, a pesar de quedar incompleto el siglo XIX, analiza también a autores más o menos olvidados como Spencer y Guyau, lo que contribuye a su recuperación. Aprecio mucho la visión integral que hace Kropotkin de la historia de la ética, al mismo tiempo que su esfuerzo por situarla en un plano humano y terrenal. A pesar de ello, observa dos tendencias históricas desde la Antigua Grecia: los moralistas que que consideran que los conceptos morales son inspirados al hombre por una instancia sobrenatural (confundiendo, por lo tanto, moral y religión), y aquellos que ven la fuente de la moral en el hombre mismo y tratan de emanciparla de toda visión religiosa (Kropotkin denominó a esta corriente "moral natural"). Con el caso de los hedonistas, que suelen identificar la moral con la búsqueda de lo agradable, incluso cuando el hombre se proponga elevados fines, los problemas sobre los fundamentos de la moral siguen en pie. La primera base de la ética hay que buscarla en lo social, aunque resulte abstracta y lejana a nivel histórico como fuente, por lo que sigue siendo necesario buscar fundamentos más sólidos. Epicuro, y las corrientes hedonistas y eudemonistas, insistirán en los principios de utilidad personal, del goce y de la felicidad; por otra parte, la corriente de Platón y los estoicos seguirán buscando en la religión la base para la moral, o bien en las nociones de compasión y simpatía un contrapeso para el egoísmo.
Kropotkin negaba una visión meramente utilitarista, ya que si así fuera la vida social hubiera sido imposible; el hombre es capaz de justificar los hechos más abyectos, a los que conducen sus instintos y sus pasiones (el caso más obvio es la justificación de una guerra, muchas veces en nombre del "bien" de la humanidad). El gran esfuerzo está en encontrar un freno a las pasiones humanas, como pueden ser la aversión ante el engaño o el sentido de la igualdad. La ética, para Kropotkin, no puede conformarse con la respuesta de que el engaño o la injustica conducen simplemente hacia la pérdida, debe también explicar por qué llevan a la "decadencia humana" (aquí se vinculan los malos actos con la humillación, la degradación y el pensamiento injusto). Tal vez, la visión de Kropotin roza la trascendencia, al no reducir la consciencia moral a la educación, a las costumbres, a la imposición social o los mandamientos religiosos, pero son grandes preguntas que contribuyen también a un mayor horizonte para la moral. Incluso, algo muy interesante, esa visión que identifica la moral con la coacción social, política o religiosa ha llevado a la negación de autores como Stirner, que Kropotkin observa como una "negación superficial" (por mucho que nos guste Stirner en tantos aspectos, no podemos dejar de darle algo de razón al anarquista ruso). Kropotkin lanza la siguiente propuesta: "Si las costumbres tienen su origen en la historia del desarrollo de la humanidad, entonces la conciencia moral, como procuraré demostrarlo, tiene su origen en una causa mucho más profunda, en la consciencia de la igualdad de derechos, que se desarrolla fisiológicamente en el hombre, así como en los animales sociales...". Tras la muerte de Kropotkin, se publicó este primer volumen de la Ética incompleto; aunque el autor quería que alguún amigo utilizara sus notas para completar la obra, razones técnicas y políticas lo impidieron.
4 comentarios:
Pienso que Kropotkin es un gran desconocido en el Anarquismo español. Por supuesto que todos conocemos su nombre y el echo de que era ruso y de origen aristocratico y ademas geografo y una figura prominente de nuestro legado historico, pero no la inmensidad y profundidad de su obra.Yo misma desconocia que en el estaba el origen de este cocepto tan amado por nosotros del apoyo mutuo, asi como su inacabada Etica.
A mi ademas es una persona que me inspira una especial ternura, desde que he leido, recientemente la autobiografia de Emma Goldman. En un capitulo memorable en el que explica sus experiencias en Rusia durante su Revolucion, relata el dolor, la amargura y el desconcierto del ya muy anciano Kropotkin al comprobar los desastrosos derroteros que esta tomaba.
Para una persona todavia joven y llena de energia como Emma, la decepcion era relativamente facil de remontar, pero para el viejo, querido Kropotkin fue un final de trayecto extremadamente duro.
¡Que necesarios son articulos como los tuyos, para que no olvidemos, a los que nos precedieron y aprendamos de sus muchos aciertos y de algunos errores.
Perdona, me he enrrollado como una alfombra (como vulgarmente se dice), pero es que el tema me apasiona, y me queda mucho por aprender.
Buen verano Capi!!!!
Tengo el vicio de no repasar lo que escribo antes de clickar en publicar, y ahora, una vez releido el texto, me muero de verguenza al ver escrito echo sin h.
Pido disculpas y la proxima vez intento ser menos impulsiva.
Hola, Aurora.
Muchas gracias por tus palabras (por todas). Efectivamente, creo que Kropotkin fue un gran sabio y una mejor persona, que legó mucho a la humanidad. Aunque considero que en parte de su obra hay contenidos utópicos, algo cuestionables al día de hoy, el espíritu sigue muy vigente.
Imagino que te vas de vacaciones, yo acabo de volver (han sido solo unos días de periplo por Francia).
Tal vez, si quieres, puedes darme un correo electrónico y así tenemos otra vía de comunicación. El mío es heteraes@yahoo.es
Que disfrutes del verano!!
Hola!Leyendo " eudemonismo social" de michel onfray me "enteré" del libro " etica" de kropotkin...y aki estoy leyendo este extraordinario articulo!( y sus respectivos comentarios k son maravillosos inklus con faltas..jeje)! Muchas gracias!
Publicar un comentario