sábado, 3 de septiembre de 2011

Compendio de pacotilla intelectual

Existe un texto de Bertrand Russell con este nombre, tan lúcido como divertido, que se recoge en la valiosa recopilación Dios no existe, de Christopher Hitchens. Echemos un vistazo a las perlas que en él se comentan, muchas de ellas dedicadas a los hombres religiosos, siendo las épocas en las que mayor poder tenían menos proclives a la sabiduría. Efectivamente, en los periodos caracterizados por el predominio de la fe el clero imponía todo su criterio. Cada etapa oscurantista trata de ser ocultada con el fin de que la nueva etapa oscurantista no se reconozca como tal. Russell repasa algunos ejemplos de irracionalidad en el clero, desde que la ciencia comenzó a desarrollarse, y después analiza si el resto de la humanidad es mucho mejor.

En el mundo anglosajón, el clero se opuso al invento del pararrayos realizado por Benjamin Franklin, ya que ello suponía un intento de frustrar la voluntad de Dios. Entre las numerosas crueldades imaginables sobre una deidad, considerada encima omnibenevolente, no se me ocurren peores que considerar que un ser supremo envía fenómenos catastróficos para castigar a sus creaciones. No es esta visión exclusiva del monoteísmo occidental, ya que Gandhi (cuya figura está idealizada hasta el exceso), después de que unos seísmos sacudieran la India, comentó que aquello era un castigo divino por ciertos pecados. Estamos hablando de la época contemporánea, en la que se entiende que el deísmo habría sido la visión triunfante sobre los creyentes más razonables. Insisto en que, al margen de la creencia o no creencia de cada cual, no se me ocurre que una mente saludable imagine una mano sobrenatural detrás de cada hecho accidental (esto es, en los que la mano del hombre no ha intervenido). Y ello por doble motivo, primero por una cuestión puramente racional, pero también, y más grave, por considerar que "alguien" merece esos castigos realizados por motivos inescrutables.

El absurdo y la irracionalidad más hilarantes convergen en la actitud de esas pudorosas monjas que se bañan, incluso en la intimidad, con una bata de baño. Ello lo hacen, naturalmente, porque Dios puede verlo todo, por lo que reducen al imaginario ser a un mirón de poderes limitados, ya que las paredes no le detienen, pero sí una simple prenda de baño. El concepto de "pecado" también genera una crueldad inimaginable; incluso cuando la Iglesia Anglicana ha aceptado la regulación de la eutanasia para casos de enfermedades incurables y dolorosas, cierta voces se han negado a que el propio paciente tome su propia decisión al respecto. Eso es porque lo que sería una muerte asistida, sin sufrimiento físico, en caso de que tome la decisión el protagonista se convertiría en el gran pecado del suicidio. Por supuesto, tal vez los crueles y depravados no son los miembros del clero que, en nombre de Dios,  condenan a una persona a meses de tortura, tal vez lo somos los humanos que pretendemos evitar en lo posible el sufrimiento.

Un caso que tantas veces me ha producido perplejidad es el de la resurrección de la carne, en nombre de la cual se oponen los ortodoxos a la cremación. Podemos preguntarnos qué ocurre con tantas personas que desaparecen en circunstancias extremas, pero es de suponer que ello obedece igualmente a algún plan divino. Russell ironiza sobre el hecho de que, tal vez, a Dios le sería difícil recomponer un cuerpo quemado, pero no menos que hacerlo con uno enterrado y transformado en gusanos. Como es sabido, la consideración sagrada de los cadáveres es propia de las diversas culturas. En China, ya en el siglo XX, un cirujano francés quiso realizar disecciones con cuerpos muertos ante el horror de las autoridades chinas. Aunque le dieron una negativa sobre esto, le dijeron que podría disponer de un suministro ilimitado de criminales vivos ante el horror, esta vez, del galeno occidental.

Es sabida la obsesión sobre el sexo en cuanto a considerarlo como pecado, mucho más que en el terreno de los otros llamados capitales. La actitud célibe es lo recomendado por la ortodoxia católica, aunque los que sufran de incontinencia pueden casarse y vincular el acto sexual a la procreación. Las enfermedades relacionadas con el sexo son, por supuesto, un castigo divino y la única prevención es la abstención. Los que no hayan visto la película El sentido de la vida, de los Monty Python, con el inmejorable sketch musical "Todo esperma es sagrado", creo que ya están tardando:



No obstante, hay quien cree que la actitud de la Iglesia respecto al sexo ha sido demasiado suave. Russell menciona al pobre Tolstói, cuyo anarquismo era seguramente irreconciliable con su mortificación cristiana, junto a Gandhi, los cuales vincularon el sexo a la perversidad, incluso dentro del matrimonio y con la idea de tener hijos. La moral moderna pude considerarse como una mezcla de dos elementos: por un lado, las normas racionales para convivir adecuadamente en una sociedad, y por otra, los tabúes tradicionales originados en los diferentes textos religiosos. Desgraciadamente, en el último caso, el carácter sagrado de las normas tiene como consecuencia el absurdo, en el mejor de los casos, y un notable sufrimiento en no pocas ocasiones. Como ya señaló Faure, y en lo que se insiste una y otra vez, el concepto de pecado presenta una dificultades obvias. Un dios omnipotente supone que nada contrario a él puede suceder, por lo que la desobediencia de los humanos sería algo que ya sabría y, por lo tanto, debe formar parte de su propio plan. De lo contrario, considerar que la desobediencia a Dios es posible es aceptar que no es un ser omnipotente. Spinoza aceptó la omnipotencia divina, por lo que consideró que el pecado no existía en realidad; las conclusiones posteriores son, todavía, más absurdas y catástroficasomnibenevolente, algo como el asesinato también lo es. Como dice Russell, el argumento no ofrece escapatoria.

3 comentarios:

Elías Beltran dijo...

HOLA, SABES COMO CONSEGUIR ESTE TEXTO COMPLETO?

Capi Vidal dijo...

Yo al menos no lo he encontrado en la Red. Como decía al comienzo de la entrada, se encuentra recopilado en "Dios no existe", de Hitchens; hay ya una edición de bolsillo por unos 10 euros.
Saludos.

Anónimo dijo...

http://www.personal.kent.edu/~rmuhamma/Philosophy/RBwritings/outIntellectRubbish.htm

Si te interesa, aqui encontraras la version de "Compendio de Pacotilla Intelectual" en Ingles.