Frente a los ataques que están sufriendo los compañeros de El Libertario de Venezuela, toda mi solidaridad. Una mezcla de ignorancia y perversidad parece haber llevado a calificarles de manipuladores y de "anarquistas de derecha" (sic), algo que para quien conozca su trayectoria desde hace dos décadas es simplemente un despropósito y solo puede indignarnos.
Desgraciadamente, forma parte de una dialéctica perversa según la cual los que critiquen a ciertos gobiernos "izquierdistas" son necesariamente derechistas o están a sueldo de las fuerzas conservadoras. Al margen de las críticas a la llamada revolución bolivariana de Venezuela, el discurso de los compañeros de El Libertario es netamente anarquista, de poderosa crítica al Estado y al capital; puede comprobarlo cualquiera que eche un vistazo a los textos de la publicación. Además de este discurso antiautoritario, se está teniendo en cuenta a colectivos y organizaciones no gubernamentales, algo necesario para no reducir la realidad a una caricatura, tal y como está haciendo el gobierno venezolano y sus medios afines (esa es la auténtica manipulación); ya he señalado también el silencio de ciertos medios en España. Por supuesto, el análisis antiautoritario y radical es finalmente necesario, pero es una obligación la denuncia de la represión estatal, exacerbada en las últimas semanas ante protestas de carácter multitudinario y transversal. ¿Tiene que avergonzarse un anarquista de coincidir en sus críticas con ONG como Provea o Amnistía Internacional?; más bien diría que a la fuerza coincidiremos en parte de ese análisis, entendiendo que es una obligación la denuncia anarquista de toda vulneración de los derechos humanos, para radicalizarlo en aras del cambio social. Resulta muy peculiar que se acuse a ciertas organizaciones de burguesas o manipuladoras cuando están acusando la represión de los gobiernos; es acusar al dedo que señala en lugar de comprobar si es cierto lo que muestra y trabajar para erradicarlo.
Los ataques a El Libertario parecen producirse desde varios puntos de partida: obviamente, desde aquellos afines al gobierno venezolano, incluidos de forma sorpresiva algunos que se consideran libertarios, y también desde cierto "purismo" seudoanarquista; este último es un amante de las habituales acusaciones de "burgueses", "liberales" o "reformistas", y decir que me parece un falso anarquismo el que se refugia en la pureza de las ideas, ya que el trabajo está en la lucha con los oprimidos y los explotados. A mi parecer, se trata de parte del camino libertario, perfecta coherencia entre los medios y los fines, aunque se vaya de la mano con quienes no se consideran anarquistas; no entiendo esas papanatas acusaciones, repetidas hasta el rebuzno, cuando las reformas que queremos y por las que trabajamos lo son de verdad cuando suponen cambios radicales.
Respecto a los defensores de la llamada revolución bolivariana, como anarquista, y a pesar de que no sea el camino que considero correcto, me gustaría decir lo contrario de ciertas prácticas "socialistas" de Estado. Es decir, preferiría que detrás del mito de la revolución cubana o de la bolivariana de Venezuela, o de tantos otros regímenes estatales ya periclitados, hubiera verdaderas conquistas sociales que pudiéramos defender para finalmente caminar hacia un socialismo autogestionario con los medios de producción en manos de los trabajadores (no ha habido ningún asomo de tal cosa en ningún socialismo de Estado, los conquistadores del poder se han perpetuado en él). No solo parece que no ha habido cambios sociales significativos, más allá de ciertas políticas magnificadas hasta la extenuación por sus partidarios (logros que también se han dado en otros regímenes de diferente condición), sino que el aplastamiento de las libertades, la represión y el fracaso económico es la lectura final en estas "revoluciones". Una vez más, sin que tengamos que vanagloriarnos de ello ni recrearnos en nuestra visión, el análisis anarquista ha sido acertado.
Los compañeros de El Libertario han denunciado esta falsedad en la Venezuela de los últimos años, una revolución gestada en la demagogia, el populismo, la burocracia y el nacionalismo, mientras la clase trabajadora ha seguido explotada por otros actores en diferente contexto.
Toda mi solidaridad con los integrantes de El Libertario y solo puedo estar agradecido por su labor, por aportarme una visión amplia, independiente y antiautoritaria de lo que está pasando en Venezuela.
Enlaces relacionados:
"Solidaridad con El Libertario: siempre al lado de los explotados y los sometidos" (Octavio Alberola).
"El mito de la izquierda se cae de Maduro", de La Oveja Negra (Argentina).
"Respuesta a los amantes del Estado: se multiplican los rebuznos anarco-maduristas" (respuesta de El Libertario a los ataques).
Último número de El Libertario.
Desgraciadamente, forma parte de una dialéctica perversa según la cual los que critiquen a ciertos gobiernos "izquierdistas" son necesariamente derechistas o están a sueldo de las fuerzas conservadoras. Al margen de las críticas a la llamada revolución bolivariana de Venezuela, el discurso de los compañeros de El Libertario es netamente anarquista, de poderosa crítica al Estado y al capital; puede comprobarlo cualquiera que eche un vistazo a los textos de la publicación. Además de este discurso antiautoritario, se está teniendo en cuenta a colectivos y organizaciones no gubernamentales, algo necesario para no reducir la realidad a una caricatura, tal y como está haciendo el gobierno venezolano y sus medios afines (esa es la auténtica manipulación); ya he señalado también el silencio de ciertos medios en España. Por supuesto, el análisis antiautoritario y radical es finalmente necesario, pero es una obligación la denuncia de la represión estatal, exacerbada en las últimas semanas ante protestas de carácter multitudinario y transversal. ¿Tiene que avergonzarse un anarquista de coincidir en sus críticas con ONG como Provea o Amnistía Internacional?; más bien diría que a la fuerza coincidiremos en parte de ese análisis, entendiendo que es una obligación la denuncia anarquista de toda vulneración de los derechos humanos, para radicalizarlo en aras del cambio social. Resulta muy peculiar que se acuse a ciertas organizaciones de burguesas o manipuladoras cuando están acusando la represión de los gobiernos; es acusar al dedo que señala en lugar de comprobar si es cierto lo que muestra y trabajar para erradicarlo.
Los ataques a El Libertario parecen producirse desde varios puntos de partida: obviamente, desde aquellos afines al gobierno venezolano, incluidos de forma sorpresiva algunos que se consideran libertarios, y también desde cierto "purismo" seudoanarquista; este último es un amante de las habituales acusaciones de "burgueses", "liberales" o "reformistas", y decir que me parece un falso anarquismo el que se refugia en la pureza de las ideas, ya que el trabajo está en la lucha con los oprimidos y los explotados. A mi parecer, se trata de parte del camino libertario, perfecta coherencia entre los medios y los fines, aunque se vaya de la mano con quienes no se consideran anarquistas; no entiendo esas papanatas acusaciones, repetidas hasta el rebuzno, cuando las reformas que queremos y por las que trabajamos lo son de verdad cuando suponen cambios radicales.
Respecto a los defensores de la llamada revolución bolivariana, como anarquista, y a pesar de que no sea el camino que considero correcto, me gustaría decir lo contrario de ciertas prácticas "socialistas" de Estado. Es decir, preferiría que detrás del mito de la revolución cubana o de la bolivariana de Venezuela, o de tantos otros regímenes estatales ya periclitados, hubiera verdaderas conquistas sociales que pudiéramos defender para finalmente caminar hacia un socialismo autogestionario con los medios de producción en manos de los trabajadores (no ha habido ningún asomo de tal cosa en ningún socialismo de Estado, los conquistadores del poder se han perpetuado en él). No solo parece que no ha habido cambios sociales significativos, más allá de ciertas políticas magnificadas hasta la extenuación por sus partidarios (logros que también se han dado en otros regímenes de diferente condición), sino que el aplastamiento de las libertades, la represión y el fracaso económico es la lectura final en estas "revoluciones". Una vez más, sin que tengamos que vanagloriarnos de ello ni recrearnos en nuestra visión, el análisis anarquista ha sido acertado.
Los compañeros de El Libertario han denunciado esta falsedad en la Venezuela de los últimos años, una revolución gestada en la demagogia, el populismo, la burocracia y el nacionalismo, mientras la clase trabajadora ha seguido explotada por otros actores en diferente contexto.
Toda mi solidaridad con los integrantes de El Libertario y solo puedo estar agradecido por su labor, por aportarme una visión amplia, independiente y antiautoritaria de lo que está pasando en Venezuela.
Enlaces relacionados:
"Solidaridad con El Libertario: siempre al lado de los explotados y los sometidos" (Octavio Alberola).
"El mito de la izquierda se cae de Maduro", de La Oveja Negra (Argentina).
"Respuesta a los amantes del Estado: se multiplican los rebuznos anarco-maduristas" (respuesta de El Libertario a los ataques).
Último número de El Libertario.
1 comentario:
Siempre la izquierda de postín con su discurso de es que las cosas hay que hacerlas así... o no se puede hacer más... incluso, las cosas no se pueden hacer así... Como que su palabra es la verdad irrebatible sacando a relucir el autoritarismo que tan cachondos les pone. Mi apoyo mi aliento y fuerza les mando desde la distancia a los hermanos del libertario, darle con todo que estáis en la buena compañeros.
Salud y revolución social.
Oskar
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