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sábado, 21 de septiembre de 2024

¿Cuál es la realidad de Venezuela?

Hace años, cuando se estaban produciendo numerosas manifestaciones ciudadanas en Venezuela junto a una intolerable represión estatal, mandé una carta a un conocido periódico izquierdista presumiblemente alternativo, en cuya cabecera rezaba la frase “actualidad crítica”, el cual estaba manteniendo un inquietante silencio sobre lo ocurrido en aquel país. No solo jamás publicaron mi texto, encabezado por la frase “¿Qué está ocurriendo en Venezuela”?, sino que sacaron enseguida otro con un título calcado en el que se hacía una pertinaz defensa del chavismo culpando, claro, de los disturbios a la derecha. Ya comenté en su momento la práctica imposibilidad del debate sobre la llamada revolución bolivariana, como todavía ocurría con la Cuba castrista décadas después de un régimen obviamente fracasado con una intolerable represión de las libertades, y que dicha polarización obligaba a sospechar de ambos lados a poco que se tuviera algo de espíritu crítico. Antes de ver lo que está ocurriendo este año 2024, para los que piensen en alguna verdadera transformación social en el régimen que una vez encabezó Hugo Chávez, remitiré al libro de Rafael Uzcátegui Venezuela: la revolución como espectáculo, subtitulado Una crítica anarquista al gobierno bolivariano. La hipótesis de aquel libro, publicado en 2010, era que la revolución bolivariana había devenido en, efectivamente, un espectáculo tal y como desarrolló Guy Debord dicho concepto, pero sin mejoras reales a nivel estructural en la vida cotidiana de la gente y con meros cambios de actores en las transacciones capitalistas (a pesar de llenarse la boca el chavismo de socialismo). Aquel libro, tal y como yo lo veo, y a pesar de la obvias dificultades de distribución, fue un punto importante en la siempre necesaria reflexión crítica, desde una perspectiva verdaderamente transformadora a nivel social, ante el silencio y mirada acrítica de gran parte de la izquierda internacional.

domingo, 10 de febrero de 2019

Campaña anarquista solidaria internacional con Venezuela

Hace ya tiempo que, en este blog, denunciamos la falsta dicotomía en Venezuela entre un gobierno supuestamente revolucionario y la oposición habitualmente señalada como exclusivamente de derechas.

Al margen de eso, nadie puede negar la grave crisis humanitaria, política y social que asola ahora al país. Mientras esto se produce, el gobierno de Nicolás Maduro se enroca en el poder y, lo más grave, recrudece la represión a todo tipo de crítica y oposición, que no viene solo por la derecha, sino también por sectores auténticamente transformadores, de trabajadores, sindicalistas, movimientos sociales o indígenas. Ese maniqueísmo atroz, esa asuencia de grises entre partidario y opositores del proceso bolivariano, resulta tan grotesca como tramposa para construir una verdadera alternativa. 

domingo, 6 de abril de 2014

Mi apoyo, y agradecimiento, a los compañeros de El Libertario de Venezuela


Frente a los ataques que están sufriendo los compañeros de El Libertario de Venezuela, toda mi solidaridad. Una mezcla de ignorancia y perversidad parece haber llevado a calificarles de manipuladores y de "anarquistas de derecha" (sic), algo que para quien conozca su trayectoria desde hace dos décadas es simplemente un despropósito y solo puede indignarnos.

Desgraciadamente, forma parte de una dialéctica perversa según la cual los que critiquen a ciertos gobiernos "izquierdistas" son necesariamente derechistas o están a sueldo de las fuerzas conservadoras. Al margen de las críticas a la llamada revolución bolivariana de Venezuela, el discurso de los compañeros de El Libertario es netamente anarquista, de poderosa crítica al Estado y al capital; puede comprobarlo cualquiera que eche un vistazo a los textos de la publicación. Además de este discurso antiautoritario, se está teniendo en cuenta a colectivos y organizaciones no gubernamentales, algo necesario para no reducir la realidad a una caricatura, tal y como está haciendo el gobierno venezolano y sus medios afines (esa es la auténtica manipulación); ya he señalado también el silencio de ciertos medios en España. Por supuesto, el análisis antiautoritario y radical es finalmente necesario, pero es una obligación la denuncia de la represión estatal, exacerbada en las últimas semanas ante protestas de carácter multitudinario y transversal. ¿Tiene que avergonzarse un anarquista de coincidir en sus críticas con ONG como Provea o Amnistía Internacional?; más bien diría que a la fuerza coincidiremos en parte de ese análisis, entendiendo que es una obligación la denuncia anarquista de toda vulneración de los derechos humanos, para radicalizarlo en aras del cambio social. Resulta muy peculiar que se acuse a ciertas organizaciones de burguesas o manipuladoras cuando están acusando la represión de los gobiernos; es acusar al dedo que señala en lugar de comprobar si es cierto lo que muestra y trabajar para erradicarlo.

Los ataques a El Libertario parecen producirse desde varios puntos de partida: obviamente, desde aquellos afines al gobierno venezolano, incluidos de forma sorpresiva algunos que se consideran libertarios, y también desde cierto "purismo" seudoanarquista; este último es un amante de las habituales acusaciones de "burgueses", "liberales" o "reformistas", y decir que me parece un falso anarquismo el que se refugia en la pureza de las ideas, ya que el trabajo está en la lucha con los oprimidos y los explotados. A mi parecer, se trata de parte del camino libertario, perfecta coherencia entre los medios y los fines, aunque se vaya de la mano con quienes no se consideran anarquistas; no entiendo esas papanatas acusaciones, repetidas hasta el rebuzno, cuando las reformas que queremos y por las que trabajamos lo son de verdad cuando suponen cambios radicales.
Respecto a los defensores de la llamada revolución bolivariana, como anarquista, y a pesar de que no sea el camino que considero correcto, me gustaría decir lo contrario de ciertas prácticas "socialistas" de Estado. Es decir, preferiría que detrás del mito de la revolución cubana o de la bolivariana de Venezuela, o de tantos otros regímenes estatales ya periclitados, hubiera verdaderas conquistas sociales que pudiéramos defender para finalmente caminar hacia un socialismo autogestionario con los medios de producción en manos de los trabajadores (no ha habido ningún asomo de tal cosa en ningún socialismo de Estado, los conquistadores del poder se han perpetuado en él). No solo parece que no ha habido cambios sociales significativos, más allá de ciertas políticas magnificadas hasta la extenuación por sus partidarios (logros que también se han dado en otros regímenes de diferente condición), sino que el aplastamiento de las libertades, la represión y el fracaso económico es la lectura final en estas "revoluciones". Una vez más, sin que tengamos que vanagloriarnos de ello ni recrearnos en nuestra visión, el análisis anarquista ha sido acertado.

Los compañeros de El Libertario han denunciado esta falsedad en la Venezuela de los últimos años, una revolución gestada en la demagogia, el populismo, la burocracia y el nacionalismo, mientras la clase trabajadora ha seguido explotada por otros actores en diferente contexto.

Toda mi solidaridad con los integrantes de El Libertario y solo puedo estar agradecido por su labor, por aportarme una visión amplia, independiente y antiautoritaria de lo que está pasando en Venezuela.

Enlaces relacionados:
"Solidaridad con El Libertario: siempre al lado de los explotados y los sometidos" (Octavio Alberola).
"El mito de la izquierda se cae de Maduro", de La Oveja Negra (Argentina).
"Respuesta a los amantes del Estado: se multiplican los rebuznos anarco-maduristas" (respuesta de El Libertario a los ataques).

Último número de El Libertario.

viernes, 21 de marzo de 2014

¿Qué ocurre en la República Bolivariana de Venezuela?

Esa es la pregunta, mediante este artículo, que deseo que nos hagamos. Se trata de una petición de información veraz e independiente, sin ningún tipo de interés de por medio, ni sesgo ideológico alguno (que viene a ser algo muy similar a la falta de independencia). No nos equivoquemos, el análisis de ideas es también necesario, pero vaya la verdad por delante si lo que queremos es informar a las personas para que decidan por sí mismas.

Recientemente, a principios febrero de 2014, se inician una serie de disturbios sociales en la llamada República Bolivariana de Venezuela; los medios generalistas españoles se inundan de estampas violentas producto de lo que parece un amplio malestar social. No son imágenes muy diferentes a las vistas en muchos otros lugares de un mundo con diversos conflictos sociopolíticos y económicos, no siempre recogidas por unos medios oficiales, que desde los movimientos sociales solemos calificar, llenándonos la boca tal vez con demasiada facilidad, de burgueses sujetos a diversos intereses capitalistas (por supuesto, incluidos algunos que se denominan “de izquierdas”). Pero, ¿qué ocurre con los llamados medios alternativos? Lamento decir que, excepto algunas informaciones puntuales, no he encontrado información satisfactoria, en medios que se dicen críticos y progresistas, sobre lo ocurrido en las últimas semanas en un régimen que se ha llenado la boca de socialismo desde que empezara a gobernar el ya fallecido Chávez. El silencio de los medios alternativos en España, me ha empujado a buscar esa información veraz e independiente, además de auténticamente revolucionaria, en otros sitios; resulta estremecedor que, en un mundo cada vez más unido por las nuevas tecnologías, sea tan complicado encontrar esas deseadas fuentes de información sin tener una sensación de sombra manipuladora.

Más adelante abundaré en el análisis, pero antes quiero insistir en la imposibilidad de que el debate sobre la Venezuela chavista, como también ocurre con la Cuba castrista, no caiga en comentarios grotescos. La polarización entre partidarios de Chávez y opositores es tal, que uno, si tiene un mínimo de independencia y espíritu crítico, no puede más que sospechar de ambos. Vayamos a lo verdaderamente importante, ¿se ha producido algún cambio real en Venezuela en los últimos años? Dejando a un lado la retórica revolucionaria del régimen, no parece que la cosa sea para estar muy contento; es tan sencillo como que si lo que predican ciertos gobiernos que se dicen socialistas fuera cierto, se vería al menos cierto horizonte transformador hacia una mayor autogestión económica y sociopolítica; la realidad venezolana parece ser muy diferente: la democracia de base, como tantas cosas, es solo de boquilla, el control estatal es enorme y, finalmente, solo han cambiado los actores económicos para convertirse Venezuela en otra pieza más del capitalismo mundial. Si alguien quiere leer una fuente bien documentada, puede acudir al libro de Rafael Uzcátegui Venezuela: la revolución como espectáculo (LaMalatesta Editorial - Los libros de Anarres - El Libertario - Organización Nelson Garrido - Tierra de Fuego, Buenos Aires - Caracas - Madrid 2010).

Se trata de una calamitosa situación, para muchos agravada en el último año por Maduro. El problema en Venezuela, situación que parece haber desembocado en el malestar social de las últimas semanas, no es solo político, sino económico y tiene diferentes rasgos según las regiones: en el interior, ha habido hartazgo de años de interrupción de servicios básicos, de un alto costo de la vida y de escasez de productos de primera necesidad; las manifestaciones en las ciudades de provincia, no solo en Caracas, han dado muestras espontáneas de autoorganización sin contar con los partidos de oposición. Hay quien ha insistido en que las manifestaciones solo eran de burgueses y pequeño burgueses; la realidad parece que es, dado lo multitudinario y largo del proceso, que las protestas tienen un contenido social trasnsversal donde hay personas de la más diversa condición. Las causas de las protestas, además de las económicas, parecen ser muy variadas y de índole estructural. Resulta insostenible ya afirmar que las protestas estén lideradas por la derecha con la ayuda de EE UU (al que le debe interesar poco entrar en conflicto cuando sigue siendo un fuerte aliado comercial de Venezuela a través de la empresa petrolera Chevrón); de esta propaganda gubernamental, con la sombra alarmista de un supuesto intento de golpe de Estado, no existe ninguna evidencia.

La ola de protestas comenzó el 4 de febrero en San Cristobal con la denuncia de estudiantes universitarios de la situación de inseguridad; fueron reprimidos y detenidos y las protestas se extendieron a otros ciudades en una dinámica de represión y aumento de las protestas. Aunque ha habido intentos de canalizarlas por parte de los partidos políticos de oposición, las protestas los han sobrepasado y “superado por la izquierda” gracias a iniciativas sociales. Por otra parte, anto las bases chavistas, críticos con las consignas del gobierno de Maduro, como los sectores de la oposición, parecen mostrar una notable rebeldía contra sus dirigentes; se trata de un horizonte esperanzador si de verdad creemos en una alternativa autogestionaria. Sobre este panorama, estremecedor cuando hablamos de numerosos muertos e infinidad de heridos en las protestas a manos de cuerpos de seguridad del Estado y de grupos paramilitares (muy probablemente, preparados por el gobierno), el silencio de ciertos medios alternativos resulta indignante. Se vuelve, o tal vez no se ha abandonado nunca, a una vieja estrategia; cuando la información deja en muy mal lugar a ciertos regímenes (seudo)socialistas, todo se atribuye a falacias de la perversa propaganda capitalista; si la cosa ya es demasiado evidente, el silencio. La situación es tan grotesta que lo que se aplaude en otros países, la insurrección de las personas, en la Venezuela bolivariana se quiere calificar simple y llanamente de “terrorismo”. La fuerte represión estatal, a través de sus órganos de control y coerción social, parece haber generado también una notable conciencia antimilitarista; algo significativo en un país en el que se ha insistido, desde la propaganda oficial de los últimos años, en la bipolaridad y el maniqueísmo de militar bueno o malo más infantiles. Es en este contexto, en el que hay lamentar a cualquier víctima de la represión, donde puede dibujarse un panorama verdaderamente socialista y autogestionario; por supuesto, eso solo se construye de abajo arriba y con una fuerte querencia por la libertad. Desgraciadamente, en los últimos años los movimientos sociales en Venezuela han sufrido una constante intervención estatal que los ha debilitado, dividido y cooptado a nivel institucional. Es por eso que debemos ayudar desde cualquier parte del mundo a las organizaciones verdaderamente autónomas; para empezar, dando un información veraz e independiente.