sábado, 24 de enero de 2015

Magonismo, anarquismo en México

El magonismo es una corriente de pensamiento que se ha definido como indígena-libertaria, y que inició como su nombre indica Ricardo Flores Magón, la cual impulsa al pueblo mexicano a hacer la revolución social. El propio Flores Magón, nacido en 1874 en San Antonio de Eloxochitlán (Estado de Oaxaca, México), tenía un origen indígena y humilde; sigue sus estudios en México D.F., donde se iniciará en la política a través de la lucha contra el dictador Porfirio Díaz junto a sus hermanos Enrique y Jesús.

En 1900, Flores Magón crea el periódico Regeneración y será uno de los principales animadores de la Junta Organizadora del Partido Liberal Mexicano. En 1904, se exilia a EE UU, sin que vuelva a pisar territorio mexicano; murió en circunstancias no aclaradas el 21 de noviembre de 1922 en el penal de Leavenworth (Kansas), en el que había sido recluido después de lanzar un manifiesto animando a la lucha a todos los anarquistas del mundo. El nacimiento del magonismo está determinado por dos factores: por el mencionado periódico Regeneración, a través del cual pudieron difundir sus ideas y establecer las praxis, y por el Partido Liberal Mexicano, nacido en 1905 y, a pesar de su nombre, inequívocamente anarquista. Puede decirse que las influencias del magonismo fueron principalmente tres corrientes: el liberalismo mexicano, el anarquismo europeo y la comunalidad indígena. Tal y como el propio Flores Magón señaló, en México vivían en aquel momento unos cuatro millones de indios, que unos años atrás se regían por el apoyo mutuo, no conocían autoridad alguna y tenían el derecho común a la tierra, al agua y, en general, todos los recursos naturales. Esas costumbres sencillas duraron hasta que la autoridad del Estado se hizo fuerte y se garantizaron los privilegios de la burguesía.

viernes, 16 de enero de 2015

Germinal. Revista de Estudios libertarios núm.12

Se ha publicado un nuevo número de Germinal. Revista de Estudios libertarios, ambicioso proyecto de publicación que tiene como intención cubrir un vacío existente dentro de la historiografía anarquista y que, como especifica en su Carta de la Redacción, busca convertirse en una referencia clave en el pensamiento libertario. Su primer número vio la luz en abril de 2006 y su periodicidad es semestral, aunque ha tenido varias etapas en las que se ha actualizado la publicación y adecuado a los requisitos de una revista científica.

El número 12, con fecha de juliio-diciembre de 2014, tiene los siguientes contenidos:

"La influencia de Mijaíl Bakunin en España", de Juan Pablo Calero Delso:
Parece una certeza, más allá de toda duda, que Mijaíl Bakunin fue en muy buena medida responsable de la adscripción mayoritaria del movimiento obrero ibérico al anarquismo. Como a raíz de la visita de Giuseppe Fanelli se ha considerado que la influencia de Bakunin en España fue decisiva, nos proponemos en este artículo delimitar el eco real del anarquista ruso en el primer obrerismo hispano.

"Prostitución, perspectiva y propuesta libertarias", de Elena Villarreal

En el debate acerca de la prostitución, se encuentran dos supuestos bandos enfrentados. Uno, obvia el grave perjuicio que se comete contra las prostitutas en su lucha contra la prostitución, y otro confunde el apoyo a la prostituta con el apoyo a la prostitución, como si fuera una actividad económica tan neutra como cualquier otra, dentro del sistema de explotación capitalista. Por una serie de motivos, tales como la construcción de la sexualidad según el género, la todavía desigualdad entre hombres y mujeres, así como la influencia que ha tenido la posmodernidad y el liberalismo en el concepto de sexo y libertad, se trata de una explotación especial con matices específicos. Muchos son los tratados sobre la moralidad o inmoralidad de las putas, y sin embargo, se ha naturalizado y dado por sentado, como normal, el comportamiento de los hombres al comprar sexo.

lunes, 12 de enero de 2015

El Estado y su papel histórico

El Estado, para la visión anarquista, supone la imposibilidad de que la sociedad se base en la cooperación entre iguales; se trata de una institución que trata siempre de someter a la sociedad bajo su tutela y arbitrio. Puede decirse que cuanto mayor poder tenga el Estado, menos tiene la sociedad y viceversa.

Kropotkin considera que el Estado supone la más peligrosa concentración de poder en la sociedad y el mayor enemigo de las clases oprimidas; como es sabido, el autor de El apoyo mutuo se esforzó en poner ciencia y teoría al servicio de la praxis revolucionaria, por lo que no pudo dejar de analizar la génesis y el desarrollo de la institución estatal. En una conferencia, pronunciada en 1897 y publicada dos años más tarde, como ampliación del prólogo realizado en 1892 para el folleto de Bakunin La Comuna y la noción de Estado, llamada El Estado. Su rol histórico, rechaza en primer lugar la identificación que tantos autores han realizado entre sociedad y Estado. Sin embargo, Kropotkin tampoco identifica necesariamente el Estado con el gobierno, ya que aquel supone, no solo la colocación de un poder por encima de la sociedad, también "una concentración territorial y una concentración de muchas funciones de la vida de las sociedades entre las manos de alguno (o hasta de todos)". Comprendido esto, se explica por qué Kropotkin gusta de aquellos modelos históricos (la polis griega, la comuna medieval..) en los cuales no estaba eliminado el poder, sino diluido y minimizado gracias a la Asamblea Popular; la existencia de una red de vínculos horizontales, por una parte, en una unidad territorial y la concertación de lazos federativos, por la otra. El paradigma del Estado procede para Kropotkin de la antigua Roma, ya que de ella procedía todo: la vida económica, el ejército, las relaciones judiciales, los magistrados, los gobernadores, los dioses... Todo el imperio reproducía en cada región la centralización procedente del Senado y, posteriormente, el poder omnipotente del César.

jueves, 8 de enero de 2015

La construcción de la identidad personal

La identidad personal, entendida como individualidad (para diferenciarla del individualismo insolidario de las sociedades contemporáneas) supone un proceso dinámico, ya que a lo largo de la vida los elementos que la configuran pueden ir modificándose. Puede parecer paradójico que en ese proceso de construcción de la identidad personal se dé un movimiento hacia la separación (es decir, hacia la independencia y la individuación), pero al mismo tiempo se necesite a los otros.

Para que el proceso de individuación sea verdaderamente humanizador y emancipador, es necesario un proyecto educativo en el que el sujeto se implique en la construcción social y cultural de su personalidad moral. Cada persona va construyendo, de forma paulatina, mediante múltiples interacciones con sus semejantes en entornos complejos y plurales lo que denominamos una identidad personal; por supuesto, ese proceso dinámico debería ser estimulado para la constante innovación humanizadora o existe el riesgo de caer en el estatismo o la alienación. En la modernidad, poseer una identidad personal supone tener la capacidad de decidir, de elegir, gracias a una voluntad (supuestamente) libre; en esta etapa histórica, hay que entender un proceso de emancipación y secularización consistente en la evolución histórica y sociocultural de la civilización, lo que ha posibilitado (desgraciadamente, no ha pasado de ser una posibilidad) la liberación del sujeto frente a toda suerte de colectivismos proteccionistas. El fracaso de la modernidad, sin que se renuncie a gran parte de sus postulados, ha llevado a que se considere el proceso de construcción de la identidad personal, no tanto como una esencia individual que conocer, y sí como un diálogo entre el individuo y el resto de miembros de la sociedad. Paulatinamente, el proceso de socialización ha ido adquiriendo mayor importancia en el modo en el que el sujeto se ve a sí mismo y se entiende.

domingo, 4 de enero de 2015

Kropotkin y el apoyo mutuo

El apoyo mutuo es una de las obras más representativas de Kropotkin, ya que representa las múltiples fácetas del anarquista ruso como científico, historiador, filósofo y teórico sociopolítico. En este monumental ensayo, se encuentra una peculiar interpretación del evolucionismo darwinista, el cual considera la última palabra de la ciencia moderna, realizada a través de todas las ramas del saber humano. Como ha dicho Ángel J. Cappelletti, es posible que dicha tesis fuese el fundamento de toda la filosofía social y política de Kropotkin, así como de su interpretación de la realidad moderna.

Hasta el siglo XIX, los naturalistas consideraban que las especies biológicas eran fijas e inmutables, sería Lamarck el que defendió en 1809 que los animales se transforman en respuesta a una tendencia inmanente de su naturaleza y adaptándose al entorno. Aunque Lamarck desciende de la filosofía de la Ilustración, no se desecha del todo la teleología en su teoría, la naturaleza de los seres vivos tendría una tendencia continua a producir seres cada vez más complejos. Darwin, en cambio, aportó una teoría más sólida basada en supuestos estrictamente mecanicistas con su obra Origen de las especies (1859) en la que acepta la idea de adaptación al medio, pero rechaza la posibilidad de una fuerza inmanente que impulsa la evolución. Para Darwin, los cambios son graduales y accidentales, propone la llamada ley de selección natural en lugar del impulso inmanente de Lamarck. Gran parte de los individuos de una especie perecen, ya que solo sobreviven aquellos cuyos caracteres diferenciales les convierten en los más aptos para adaptarse al entorno. Estamos ante una ley de selección natural y adaptación al medio, basada en principios puramente mecanicistas; del mismo modo, se fundamenta la llamada "lucha por la vida", que deja a un lado la teleología, es decir, toda idea de un propósito y una meta.