miércoles, 9 de julio de 2008

Ser progresista

El término "progre", que aparece como término nuevo en la RAE y de forma nada despectiva, es empleado en la actualidad por la derecha, especialmente en la red, de forma tan simplona y con tan poca gracia, que poco peso argumentístico, o más bien ninguno, le queda. Porque no entiendo yo la hondura filosófica que puede tener llamar a alguien "progre" como argumento ideológico. Yo para esto del lenguaje, herramienta fundamental en la polémica ideológica, echo mano todo lo que puedo del diccionario, y la cantidad de sorpresas que se lleva uno de lo mal que hablamos y lo ignorantes que somos (con perdón por la generalización, pero me incluyo yo el primero). Yo trabajo con periodistas, y soy de los que más insisten en partir de unas normas lingüisticas para generar un manual de estilo (somos una pequeña editorial de revistas técnicas). Las acusaciones a la RAE de institución conservadora y de no atender la evolución del lenguaje "en la calle" me parecen muchas veces gratuitas. Quizá alguien esté buscando ya la paradoja, en este blog que pretende tener el anarquismo tan presente, de un supuesto ácrata que parte del respeto institucional. Bien, diré en primer lugar que yo opino que para subvertir un orden injusto es imprescindible conocerlo primero y deconstruirlo. En el caso de la cultura, y del lenguaje en concreto, me parece una herramienta fundamental de liberación (aunque su instrumentalización nacionalista como elemento de identidad haga que se nos lleven los demonios), sujeta por supuesto a un continuo cambio (que marca su uso en la calle y en otros ámbitos), por lo que es importante saber usarlo con propiedad y partir de unas normas establecidas para dicha evolución (lo de revolución es más delicado en este aspecto). La gracieta esa (que creo que dijo por primera vez nuestro casi perdido filósofo Savater) de "soy un anarquista que respeta un semáforo en rojo" es, sencillamente, innecesaria. Alguien dijo antes de eso que "para ser anarquista es necesario primero ser honesto"; bien, yo respeto los semáforos (metafóricamente hablando, claro, la disposición urbana impuesta es tan criticable como cualquier otra cosa) y respeto, a priori, las normas de la RAE, lo cual no creo que me contradiga en ningún sentido ideológico. Bueno, perdón por el rollo y volvamos al término "progre". La RAE nos remite a "progresista" (aclarando antes que significa "con ideas avanzadas"); la primera acepción de "progresista" pone "Dicho de una persona o de una colectividad: Con ideas y actitudes avanzadas". ¿Hay alguien entonces que puede no considerarse "progresista"? Claro que sí, los conservadores y los reaccionarios (que, normalmente, lo que pretenden es "conservar" privilegios y "reaccionar" ante la extensión de derechos para los demás). Pero no es el caso de esta derecha "moderna", multiplicada en los medios por obra y gracia de "ideólogos" de la talla de Pedro J., César Vidal y Jiménez Losantos. Ellos hablan de "derecha", sin mencionar ya "conservadurismo", pero pretenden vincularla exclusivamente a su manera de entender lo "liberal" (que, según su modo de ver el mundo, se aplica con exclusividad a las fuerzas económicas, partiendo de una realidad desigualitaria). Curiosa y esclarecedoramente, en la segunda y tercera acepción de la RAE, "progresista" se refiere en la historia de España a un sector de liberales que acabaron formando partido político. ¡Vaya, vaya, cosas veredes! En Estados Unidos lo tienen muy claro, cuando alguien se declara "liberal" es porque se define de izquierdas. Pero, claro, la visión maniquea e indignante de esta pléyade incalificable, que ha acabado formando su propio imperio mediático (que se mete tanto con PRISA quizá porque son más poderosos), pretende que las ideas avanzadas las poseen ellos y la izquierda la reducen a totalitarismo liberticida (usan habitualmente también el calificativo de "estalinista", aplicado también al gobierno de Zapatero  supongo que muy pronto también a Rajoy, que se les ha quedado a la izquierda]). Es el mundo ideológico reducido al maniqueísmo más irrisorio y a un uso del lenguaje que deja chico al universo orwelliano. Puede que haya alguna izquierda obtusa, dogmática, incluso reaccionaria, pero el pensamiento político es (debe ser) un universo amplio y el progresismo (las ideas avanzadas) ha tenido siempre muchas vertientes. Otra cosa es que la propia noción de progreso pueda ser muchas veces cuestionable en el mundo en que vivimos, pero eso es otro debate. En mi manera de entender el anarquismo, que mira hacia delante por supuesto, se encuentra todo aquello bueno del liberalismo (principalmente, en lo que atañe a la libertad y tolerancia en las relaciones humanas), sin vincularlo a una clase privilegiada y sin enfrentarlo a una forma libertaria de entender el socialismo. Se trata de que no se reduzcan los significados de bellas palabras ni se las instrumentalice por parte de "monitos de repetición" (los cuales repiten algo que ni siquiera en origen tenía peso).

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