jueves, 23 de octubre de 2008

La nueva época atea

Se dice que con Nietzsche, con su ética atea y su filosofía radical y elaborada, el pensamiento dominante (es decir, el pensamiento idealista, espiritualista, judeocristiano...) sufrió el primer gran golpe y parecía vislumbrarse una salida al cristianismo. Al margen del contenido del pensamiento nietzscheano, lo valioso es pensar a partir del autor de Más allá del bien y del mal, apoyarse en su obra para tratar de sobrepasarlo y seguir construyendo el edificio filosófico. Se trata de suprimir a Dios y hacerse preguntas sobre la nueva moral superior y pensar sobre los nuevos valores. Es una empresa magna no cabe duda. Las soluciones que pudo dar el filósofo alemán están en la historia (también con sus malentendidos), su paso por ella supone un antes y un después (igual que él mismo afirmó sobre el cristianismo), por lo que es necesario proponer nuevas hipótesis.
Se trata de dar nuevo contenido al ateísmo y a la ética que surge de él. No se ha conseguido acabar con la divinidad, ésta ha acabado de una manera o de otra, y a pesar de los continuos intentos de expulsión, volviendo a entrar en nuestro edificio (o, mejor dicho, nos la tratan de introducir una y otra vez de la forma que sea y "con" la forma que sea necesaria). Es por ello que es necesario un nuevo compromiso con la razón atea (una nueva razón mucho más poderosa y extendida). La religión proviene de una racionalidad primitiva y no podemos permitir que nos vuelvan a imponer el mito, la fábula, la ficción y la sinrazón. Frente a ello, deben imponerse la razón, la deducción y la argumentación. Enseñar el ateísmo debe combatir estos deseos constantes de involución (la noción de "progreso" no es algo que quiera utilizar a la ligera, pero no hay mas opción si queremos construir un futuro mejor). Algún día el cristianismo (y las demás religiones de libro) será historia. Una nueva etapa vendrá, una etapa que debería ser "atea". Los adoradores del pasado, clase dirigente hoy todavía, hacen un juego hipócrita e interesado. Pretender afirmar que vivimos una etapa atea en la actualidad y también en nuestra historia reciente (de ahí, los horrores de los regímenes totalitarios del siglo XX). Las iglesias y las doctrinas religiosas saben mucho de totalitarismo, habría que ver en nombre de qué ideas (sin olvidar su trabazón con la voluntad de poder) se ha derramado más sangre y se han cometido más abusos en la historia, y es posible que "lo religioso" gane de calle. Pero, en cualquier caso, se equivocan o juegan con términos diferentes. Una etapa sin valores (una suerte de nihilismo) no tiene nada que ver con el ateísmo, el cual debe desprenderse de la idea clásica de ir unido a la amoralidad. Es el momento de ganar el combate definitivo para que no asocie el ateísmo con los males de la humanidad. Dejar bien claro que se trata de todo lo contrario, de lucidez frente al fanatismo y de lucha por el progreso en la vida terrenal frente a una falsa justicia trascendente.

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