viernes, 13 de marzo de 2009

Kant y Proudhon

Proudhon conoció el pensamiento de Kant, con anterioridad al de Hegel, y es posible que con mayor facilidad. No obstante, reprochará al alemán el haber deseado construir después de destruir, el haber continuado dirigiendo su pensamiento (en La Razón Práctica) hacia el Absoluto, contrapartida para el de Besançon de la afirmación de la conciencia y de la libertad. Como buen anarquista (aunque él nunca se calificara como tal, estamos hablando del primer pensador que le dio un sentido positivo a la anarquía), Proudhon poseía cierto rechazo a toda sistematización y a toda ontología, afirmando que su labor era tratar de señalar la ruta para la humanidad, la cual decidiría solo al final el sistema a adoptar. Es por eso que la influencia recibida por la filosofía trascendental kantiana pudiera ser de orden muy general y, en gran parte, negativa. Su rechazo a un sistema filosófico, legitimado según él en la obra de los grandes pensadores que le precedieron (Fichte, Schelling, Hegel...), le llevó a la reflexión continua sobre los datos de la experiencia general y del vivir diario en sociedad, a considerar que la actividad filosófica realiza continuamente una llamada "síntesis de la experiencia". Mantenía, además, que la práctica debía ir por delante de cualquier especulación y, como ejemplo de ello, consideró que la moral existía por sí misma sin que se derivara de ningún dogma ni de ninguna teoría. Se ha insistido, el mismo Marx así lo dijo en alguna ocasión de nuevo con cierto desprecio e ironía, en que la dialéctica de Proudhon tiene su origen en la noción de "antinomia", por lo que se menciona aquí la supuesta influencia de Kant. Para empezar, Proudhon llevará su análisis al terreno social, mientras que Kant refería sus antinomias a la razón, y es posible que la similitud no vaya más allá de lo terminológico. Si para el alemán las antinomias no son más que un resultado negativo, un obstáculo con el que acaba tropezando la razón, para el francés en cambio son las leyes del pensamiento en movimiento, y le acompañan durante todo el trayecto modelándole y otorgándole un método. En Proudhon, la antinomia es inherente a la naturaleza, a la realidad física y a la realidad social. En Kant, el concepto de antinomia solo es una parte de su teoría del conocimiento, en el cual las ideas trascendentales presentarían ese conflicto antagónico entre tesis y antítesis. Para Proudhon, la antinomia forma parte de su visión del universo, una visión que se remonta a los sabios antiguos en la que nada permanece, todo cambia y todo corre y, en consecuencia, todo es oposición y equilibrio. El antagonismo y la antinomía se producen por todas partes y la posición más cercana a la verdad estaría, para Proudhon, tanto en el equilibrio (concebido perfectamente por la razón) como en el conjunto (inabarcable para el hombre). La oposición forma parte de todos los elementos, de todas las fuerzas que constituyen la sociedad y solo el hombre podrá comprenderlas y gobernarlas, gracias a su razón, buscando así el equilibrio. No se puede meter a Proudhon dentro de la escuela de los sofistas, los cuáles sostenían tantas veces una cosa y su contraria, y está más bien en la línea del presocrático Heráclito al tener una concepción agonística del universo y de la sociedad. No deberíamos buscar simpleza y rectitud (susceptibles para Proudhon de caer en lo cándido o en lo absurdo) en la constitución del mundo, de la sociedad o del hombre, de lo moral o de lo físico, ya que todo ello está compuesto de una pluralidad de elementos irreductibles y de fuerzas antagónicas. Un eclecticismo con personalidad propia, nada complaciente y capaz de ir a por todas en la solución integradora, es una buena definición también, en mi opinión, para la propuesta de Proudhon.

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