jueves, 19 de febrero de 2009

Recordando a Darwin y rechazando el darwinismo social

2009 es el año de celebración del segundo centenario del nacimiento de Charles Darwin. Se ha comentado ya mucho sobre aquel viaje, iniciado en 1831, por América del Sur e Islas del Pacífico, que le permitió recoger un impresionante caudal de datos geológicos, botánicos y zoológicos. Pasarían varios años, con la consecuente ordenación y sistematización de esas información, para que elaborara su teoría de la evolución. Durante algunos años, se pensó que Darwin llegó a sus conclusiones a partir de la lectura de Malthus y su famosa teoría sobre el crecimiento de la población humana, mayor que los recursos necesarios para la subsistencia, lo cual generaría una "lucha por la existencia". Hoy, se piensa que lo que Darwin sacó de Malthus es que el proceso de selección natural ejerce una presión que fuerza a algunos a "abandonar la partida" y a otros a "adaptarse" y a "sobreponerse". En cualquier caso, un año después de aquel famoso viaje, Darwin empezó a creer la teoría de que todas las especies podrían provenir de un tronco común. La "selección natural" se produciría por las alteraciones orgánicas engendradas por la lucha por la existencia, en el curso de las cuáles sobrevivirán solo los más aptos. Darwin dejó muy claro que la selección natural no induce a la variabilidad, sino que implica solamente la preservación de las variaciones que aparecen y que son beneficiosas para el ser en sus condiciones de vida; esa variaciones adquiridas serán transmitidas a los descendientes. Las tesis de Darwin fueron presentadas en El origen de las especies, en 1859, obra con sucesivas revisiones en los años posteriores. El darwinismo suscitó la lógica oposición entre los medios teológicos, los cuáles consideraron la teoría un ataque a sus creencias y a su interpretación literal de la Biblia (y hasta hoy llegamos con esta reacción, para comprobar lo cual en este país solo hay que escuchar la Cope en un momento tonto). Otros, vieron el cuerpo de doctrinas de Darwin como la expresión de un pensamiento radical y revolucionario y una importante lucha contra el tradicionalismo y el ancien régime. Aunque, tanto la teoría de la evolución, como la del origen del hombre, a partir de otras especies no eran originales, sí resultaban innovadores la gran cantidad de datos empíricos aportados por la obra de Darwin y los caracteres que imprimió a la noción de "selección natural". Como es lógico, existen algunas fisuras y objeciones a algunas de las teorias de Darwin, algunas admitidas por él mismo, lo cual no supone necesariamente la entrada de consideraciones teleológicas (último subterfugio empleado por las creencias religiosas, con la recurrente teoría del diseño inteligente como ejemplo). Puede decirse, pese a quien pese, que el alcance y profundidad en la revolución de las ideas originadas en Darwin (con posteriores revisiones y evoluciones) son solo comparables con los derivados de Marx, Freud y Einstein.
Puede decirse que el socialismo en general reconoció la teoría darwiniana de la evolución como algo liberador de prejuicios y un considerable ataque al antropocentrismo, habitualmente unido a ideas reaccionarias y al providencialismo. No obstante, el llamado "darwinismo social", apoyado en algunas de las teorias darwinistas de la evolución, supondrá ideas político-sociales opuestas al socialismo, en las cuales se considera la desigualdad y la competencia como factores determinantes para la supervivencia de los más aptos y para la "evolución" de la sociedad. Puede decirse que el capitalismo, sea cual fuere la fase del mismo en que nos encontramos a principios del siglo XXI, continúa recogiendo ese herencia social-darwinista en la que el factor ético queda relegado en nombre de una pervertida noción de progreso y del bienestar (o supervivencia) de solo una parte de la población. Paradójicamente, el norteamericano Sumner (1840-1910), principal defensor del darwinismo social, rechazó toda noción de derechos naturales (en el que podría entrar la igualdad, el humanitarismo o la democracia), ya que ello supondría aceptarlos como "verdades eternas" y los desdeñó, miserablemente, en nombre de la "evolución social".

2 comentarios:

Mauricio dijo...

Buen texto Capi. Sin embargo Kropotkin puede ser considerado también un darwinista social. Su teoría de la evolución por el apoyo mutuo así lo afirma.
Un fuerte abrazo.

Capi Vidal dijo...

A mi corto entender, el darwinismo social es lo que es (una fusión de las teorías de Darwin con ideas políticas conservadoras, o algo peor). Otra cosa es que Kropotkin quisiera llevar las cosas a su terreno (de ahí que hable del evolucionismo también en lo social), pero difícilmente le podemos poner la etiqueta de "darwinista social" sin que causemos una confusión de aquí te espero.
Un abrazo