viernes, 16 de julio de 2010

Kropotkin y el derecho

Kropotkin, hombre de amplia formación científica y esforzada obra al respecto, puso su empeño en demostrar que existía dos tendencias opuestas en la historia de la humanidad. Por un lado, la comuna de relaciones libres, por otro, el principio estatalista, centralizador, burocrático y autoritario. Las épocas más álgidas de la humanidad serían aquellos en que han predominado la forma comunitaria junto a la libertad, como la Antigua Grecia o las comunas medievales del siglo XII. Si el comunalismo medieval declinó en su prosperidad fue por el feudalismo (como factor externo) y por la creciente división social en clases (factor interno). Para Kropotkin, esta situación acabó desembocando en el Estado moderno (aparato burocrático-policial), heredero del principio cesarista-romano-bizantino-eclesiástico, donde los guerreros, sacerdotes y jueces ejercen un papel similar al de gángsters, ofreciendo sus servicios a los ciudadanos libres y cediendo éstos sus libertades por debilidad o por necesidad. Conocida es, y aceptada hoy más que en su tiempo, la teoría kropotkiniana sobre la evolución, segun la cual las especies más evolucionadas son las que más desarrollado tienen el instinto cooperativo (en el campo biólogico) y las épocas y sociedades más florecientes han sido las que practicaron y desarrollaron el apoyo mutuo (en el ámbito de la historia humana). Los sentimientos de cooperación y solidaridad, de moralidad y de justicia, estarían para Kropotkin arraigados en el hombre con toda la fuerza de los instintos. Estos instintos serían los de conservación, necesidad de alimentarse, de descanso y de morada, y si las circunstancias propician su debilitamiento, las especies o las sociedades están condenadas a fracasar en su lucha por la existencia. El objetivo era apoyarse en el desarrollo científico y en la teoría de la evolución para elaborar un sistema ético nuevo y más poderoso, y del mismo modo llevar a cabo su justificación.

Se deja a un lado, entonces, toda moral trascendental fundada en la religión o en la metafísica y se pretende un sistema contrario al dogma basado en la observación científica de la naturaleza, que trate de conciliar el interés individual con el colectivo, más por conveniencia que por imperativos categóricos. El bienestar de cada individuo sería indisociable del bienestar del conjunto de la sociedad. No hay una lectura dogmática o trascendental (idealista, en definitiva) de la naturaleza, sino un deseo de aprender y progresar en base a su estudio. El derecho positivo, para Kropotkin, no se funda en leyes universales, sino en la coacción del hombre por el hombre que supone el Estado, algo que sería un obstáculo para la evolución. Como dije con anterioridad, la aparición del Estado moderno fortalece el principio centralista y autoritario del antiguo Imperio Romano, aunque habría habido una continuidad durante la Edad Media con la Iglesia Romana, conviviendo esporádicamente con formas comunales que traten de conquistar las libertades perdidas. Las características del Estado serían: la unidad coactiva de poblaciones de gran número, la burocracia, el militarismo, los impuestos, las leyes positivas (escritas), la división en clases y el parasitismo explotador (una parte de la población es productiva y el resto vive de ella). Con la democracia representativa, la situación no es muy diferente con una clase dirigente "legitimada" en las elecciones, pero tan parasitaria como la que heredaba el poder. La ley jurídica, fundada en el Estado, es algo más bien reciente (tanto como el propio Estado); si sus características fundamentales son la coacción y el ser una ley escrita, la alternativa de Kropotkin (y del anarquismo) es un derecho libre y espontáneo, surgido de forma natural de la interacción entre los hombres. La ley del Estado moderno fue una respuesta a los abusos del Antiguo Régimen, pero el gran engaño es presentarla como la solución a todos los problemas humanos, haciendo surgir nuevas leyes escritas ante cada problema (lo que supone el fortalecimiento de todas las fuerzas estatales: políticos, jueces y policías). El Estado, como indica su forma gramatical de participio pasivo, es signo de inmovilismo, que reemplaza a aquello que debería desarrollarse y transformarse de forma continua. Kropotkin denunciaba que los legisladores eran los más alejados del contexto sobre el que estaban decidiendo leyes, además de sufrir un deterioro moral al decidir continuamente sobre las vidas de sus semejantes. Puede decirse que la ley es un instrumento de degradación moral y los fines que persigue son una falsedad.

Kropotkin observaba tres grupos en el conjunto de las leyes: las que aseguran y garantizan la propiedad privada, las que organizan el poder político del Estado y las concernientes a la protección de las personas. Los dos primeros son los que reproducen la desigualdad y la opresión de clase (existiendo un vínculo y subordinación entre ellos), y el tercer grupo serviría de factor ideológico para justificar el poder centralizador y arbitrario del Estado. Éste, se erige siempre en juez que soluciona todo conflicto social. Kropotkin observaba que ese tercer grupo de leyes protectoras salía del núcleo de costumbre útiles a las sociedades humanas, explotadas por los dominadores para legitimar su poder coercitivo. Sin embargo, también consideraba inútiles esas leyes supuestamente imprescindibles, ya que dos terceras partes de los crímenes estaban basados en el deseo de apropiarse de bienes, y Kropotkin quería ver su desaparición en la sociedad comunista y libertaria en la que todos tendrían acceso a los bienes socialmente producidos. Por otra parte, las garantías judiciales y procesales, que el Estado moderno presenta como suyas, ya existían en las comunas del siglo XII, eliminadas posteriormente por el Estado absolutista y presentadas ahora como innovadoras cuando es más bien una derogación de leyes propias del absolutismo. A pesar de todo, Kropotkin no piensa que todos los crímenes desaparecerían en una sociedad libertaria, pero sí denuncia el sistema penal al no reducir en absoluto el problema. Kropotkin, como buen científico, se basó en datos reales para demostrar que la pena de muerte y el resto de puniciones, no solo no disminuyen las "conductas antisociales, sino que las incrementaban. La prisión suponía una auténtica escuela de dichas conductas debido a los siguientes factores: el reo no observa la sociedad como un modelo a seguir y considera que él solo ha tenido peor suerte al ser encerrado; los abusos y explotación propios de la cárcel, el excesivo autoritarismo, junto al aislamiento social, hace más antisocial a la persona; todos los factores anteriores suponen la pérdida progresiva de fuerza de voluntad del preso, de todo aquello que le hace un ser humano, por lo que retornará al comportamiento criminal; del mismo modo, la cárcel degrada al carcelero, por muy humanos que sean éstos, existiría un estado de guerra permanente entre prisioneros y carceleros, algo siempre embrutecedor.

El camino que lleva a buscar un alternativa a las prisiones y los castigos puede encontrarse imitando los progresos de la medicina. La prevención predomina sobre la mera terapia cuando la enfermedad ya es un hecho. De nuevo se apela a la investigación científica de las causas, a la profundización en los problemas sociales, y se señala a una sociedad que impone condiciones infrahumanas de vida. En Kropotkin, existen un claro determinismo social en la conducta criminal y se confiaba en que la nueva sociedad, fundamentada en la justicia social y en el trabajo de todos, podía dar lugar a individuos con un desarrollo intelectual y moral adecuados. Hoy, la visión de Kropotkin puede antojarse excesivamente optimista y utópica, pero la lectura libertaria no ha cambiado. Se denuncia una sociedad estatalizada fundada en la desigualdad económica y en la coacción, obstaculizadora del desarrollo del apoyo mutuo y la solidaridad, y que pretende legitimar su poder y erigirse en juez y árbitro, en base a la ley jurídica, de aquellos problemas que genera.

1 comentario:

Vargarquista dijo...

Interesante tu reflexion... te comparto la mía.
http://www.vargarquista.blogspot.com/2012/06/anarquismo-y-derecho.html