jueves, 4 de febrero de 2010

Ellos mandan hoy...

Éste ha sido el diseño de portada del periódico anarquista Tierra y Libertad, correspondiente a este mes de febrero de 2010. La alusión a Camus es doble, ya que de él es también la frase "¿Qué es un rebelde? Un hombre que dice no" (de su obra, como es evidente, El hombre rebelde), motivada por un texto a propósito del 50 aniversario de su muerte. Los pictogramas representativos de la clase dirigente están tomados de un excelente diseño de los compañeros franceses (algunos los llamarán "homenaje", otros "plagio").
El texto tiene su origen en un material, en parte, publicado en este blog. La última parte, que alude a la relación de Camus con los anarquistas, es la que sigue:

No se suele resaltar el indudable afecto que este autor librepensador tenía hacia el anarquismo, movimiento que apoyará en no pocas ocasiones. La lucha contra el totalitarismo, adopte el color que adopte, no fue unida en el caso de este autor a una adscripción a un liberalismo sucumbido ante el capitalismo, su talante libertario se lo impidió. La escritura de El hombre rebelde le haría romper definitivamente con el comunismo, la clara distinción que realiza entre socialismo autoritario y socialismo libertario, junto a la simpatía con la que observa a los anarquistas y sindicalistas revolucionarios, le haría comulgar con el movimiento anarquista. A diferencia de la excomunión que había recibido de sus conocidos marxistas y existencialistas, Camus entró en un enriquecedor debate con algunos anarquistas, no exento de discrepancias, y supuso que éstos se identificaran finalmente con el rebelde descrito por Camus. Es conocida la anécdota con Gaston Leval, cuando éste le reprochó no haber realizado un retrato acertado de Bakunin; Camus le contestó en las páginas de Le Libertaire (precedente del actual Le Monde Libertaire), periódico de la Federación Anarquista, que en futuras ediciones de El hombre rebelde corregiría algunos pasajes al respecto.
Desgraciadamente, Camus murió joven, pero su recuerdo y su pensamiento se agrandan con el tiempo. Al igual que a los anarquistas, el tiempo le ha dado la razón en tantas cosas incomprendidas o justificadas en su momento, su enemistad con todo absolutismo en nombre de un humanismo y de una razón con un campo más amplio es de una actualidad innegable. Si su denuncia en El hombre rebelde alcanzaba a toda suerte de teologías e ideologías, justificadoras del peor horror en nombre de su “verdad”, hoy continúa siendo un antidoto contra todo autoritarismo que retorna una y otra vez en una época de escasez de valores. Pero la denuncia de Camus, en nombre de una libertad tan pervertida, se convierte también en exigencia de rebelarse contra toda injusticia, explotación económica y desigualdad social, y de trabajar por un mundo sin fronteras. También en sintonía con los ácratas, sostuvo que debían ser los medios los que justificaran el fin, nunca al revés. A 50 años de su muerte, Camus merece ser leído una y otra vez.

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