lunes, 23 de agosto de 2010

El verdadero socialismo

Otro autor, discípulo de Freud e interesado en acercar su teoría al marxismo es Erich Fromm, del que también he tenido oportunidad de leer algunos textos, recientemente, y me ha aportado nuevas y deseadas energías, humanas y políticas. Digo esto, porque hay determinadas palabras, parafraseando alguna de las reflexiones de Fromm, que causan cierto rechazo, de entrada y con toda suerte de prejuicios y temores a nuestras espaldas, y tal es el caso, en mi opinión, de términos como "marxismo" o "religión". Mi perspectiva es antiautoritaria y, como tal, rechazo algunos aspectos (de lo que conozco, nunca está demás admitir nuestra amplia ignorancia) del marxismo, pero resulta innegable la aportación de este gran autor al pensamiento e, incluso, su posible conexión en algunos aspectos con el anarquismo. En el caso de la religión, término de innegables connotaciones autoritarias y ligado a una corriente de pensamiento verdaderamente antipática (lo cual no quita que recordemos la polisemia de la palabra "espíritu" y su vinculo con cuestiones verdaderamente humanas), mi postura es el ateísmo, entendido como rechazo a toda institución que se arrogue la posesión de la verdad y que mantenga un estatus jerárquico y autoritario, y como potenciación de los valores humanos en reconocimiento de la perfectabilidad del hombre y de la sociedad (algo que la religiosidad acaba bloqueando, de una manera o de otra). Esa es la postura que, en mi opinión, asume el ideal libertario, aunque yo sería cauto a la hora de emplear una propaganda con la palabra "abolición", la cual posee para mi gusto demasiados aspectos autoritarios. Digo esto, porque hablaré a continuación de algunas ideas de Fromm sobre el socialismo, entendido en aspectos muy generales, y resulta lamentable que este bello término tenga también connotaciones tan rechazables para mucha gente, y no solo en personas de espíritu conservador. Alguien ha razonado que, en mayor o en menor medida, todo proyecto socialista tiene cierto prurito autoritario, algo que trataremos de demostrar, en la teoría y en la praxis, que no resulta necesariamente correcto (aunque es una advertencia que resulte asumible). La causa del desprestigio del socialismo, y por ende la pérdida de todos los valores humanos y sociales que conlleva, la tienen todas las prácticas estatistas (que han desembocado en el más rechazable totalitarismo) o su subordinación al capitalismo, y a un Estado presuntamente democrático, en la versión social-demócrata.

Fromm considera que las palabras asumen a veces una especie de "función mágica" y la reacción irracional de la gente. Frente a las ya mencionadas, no diremos las anécdotas que ha suscitado el término "anarquismo", la imposibilidad de razonar y de objetivar unas ideas, que estoy seguro que serían del agrado de gran número de personas si hubiera posibilidad de desprender toda esa carga negativa. No es solo producto de la ignorancia y de los prejuicios, las fuerzas reaccionarias abundarán en esa posición despectiva hacia todo socialismo (anarquismo incluido), vinculándolo únicamente al totalitarismo. No debería ser necesario recordar que fueron los anarquistas, como primeros interesados en una auténtica emancipación, en el ámbito del pensamiento en primer lugar (tanto Proudhon como Bakunin señalaron a Marx el germen dogmático y totalitario de sus ideas) y denunciando las posteriores y numerosas praxis socialistas de Estado en el siglo XX (fue una comisión de la CNT ibérica la que denunció, ya en 1920, la situación en la URSS), con su desarrollo burocrático y autoritario (que no dejaban de ser, con total seguridad, una desvirtuación de la teoría marxista o una potenciación de los aspectos más rechazables). Otro término con connotaciones dispares, tantas veces negativas, es el de "materialismo", éste de indudable anfibología (su sentido vulgar parece el opuesto al correspondiente a la filosofía). Las acusaciones al socialismo de materialismo (que llegan tantas veces de voces religiosas que, por el contrario, obvian o minimizan la crítica al capitalismo), en su acepción más mezquina, resulta una falsedad con un mínimo de análisis y solo al capitalismo puede acusárselo de fomentar el ánimo de lucro material en el ser humano. Ya he mencionado tantas veces a Bakunin en su idea del "verdadero idealismo", que pone su punto de partida en las condiciones materiales para llevar a cabo las más elevadas ideas.

Como dice Fromm, los que estudian con detenimiento el socialismo no pueden llegar negar que resulta consustancial a él el desarrollo de los valores más idealistas y morales. Por lo tanto, resulta primordial un fomento de la cultura política en las personas (y asumir, para combatir dicha situación, también el desprestigio de la propia idea "política"). Parecen malos tiempos para esta labor, con el escepticismo y el nihilismo vulgares propios de la posmodernidad, peores incluso que el medio siglo que nos separa de Fromm (hombre que ya se mostró pesimista en su tiempo y denuncio la perversión del socialismo debida a su asociación el estalinismo). Por lo tanto, existen socialismos y socialismos, aunque Fromm quiera ver más elementos en común que diferencias entre los diversos autores. Recordaré que la historia ha dado la razón a los valores anarquistas, solo en un contexto de libertad, de espontaneidad y de permanente cooperación, pueden desarrollarse los más nobles valores humanos y sociales. En todas las teorías socialistas pueden encontrarse elementos válidos (algunos autores observaban incluso su socialismo como el advenimiento de una nueva religión), aunque resultan rechazables los aspectos más autoritarios y de subordinación a la objetividad. Puede decirse que todo socialismo, que pueda llamarse libertario, subordina la política a la ética y cree profundamente en la posibilidad de la autonomía moral en los individuos, y de reconocimiento de la del prójimo, de la posibilidad de perfeccionar esa individualidad en un contexto de libre cooperación (ideas que pueden aclarar las cosas a cualquiera sobre las intenciones "espirituales" del anarquismo, ya plenamente identificado con su íntima condición socialista). Como dice Fromm, el análisis de la sociedad y del proceso histórico deberán partir del hombre, no de una abstracción, sino del hombre concreto y de sus posibilidades fisiológicas y psicológicas. Es un punto de partida en la subjetividad, frente a los aspectos más objetivos y deterministas que parecen dominar la teoría marxista. Desgraciadamente, parece (y, tal vez, solo parece) que el marxismo (junto a sus praxis) ha sido la escuela predominante en las corrientes socialistas, aunque ello lo que haga en realidad es sacar a la luz el carácter ecléctico, antidogmático y pluralista de las teorías y prácticas anarquistas (sin perder nunca de vista su condición "socialista", un término que sigue siendo tremendamente bello y necesario es colocarlo en el horizonte político desprendida toda idea estatista).

1 comentario:

Pato dijo...

Buenas Capi! Hace tiempo que no paso por aquí y cada vez que lo hago admiro tu claridad para redactar. Me alegra mucho que hayas entendido que hay que perder el miedo a ciertas palabras que por la mala utilización cotidiana son condenadas a ser cuadriculadas bajo una acepción que no son, o del todo correctas o la única posible.
Creo que no debemos tener ni pudor ni mucho menos recelo al decir que somos SOCIALISTAS sobre todo al comprender que principalmente es una ideología económica y (me atrevería a decir, secundariamente aunque no menos importante)social. Mientras que la socialización de los medios de producción es su ppio. fundamental, la corriente no deja en claro como controlar y planificar dichos medios. Y lamentable es también que se asocie el SOCIALISMO a solo los marxistas o a los "socialdemócratas" (psudosocialistas); pero no tengamos miedo ni vergüenza de decirlo, los anarquistas somos también socialistas! Saludos desde el cono Sur!