martes, 11 de enero de 2011

Academicismos y mezquindades varias

Recientemente, una amiga mía ha presentado su tesis filosófica sobre pensamiento anarquista en el edificio de la UNED de Madrid. Sin ser demasiado amigo de academicismos, se agradece que se trate de llevar el pensamiento libertario a ese ámbito, máxime si se hace de manera tan brillante. Lamentablemente, y aunque la nota final a mi amiga fue inmejorable, algunas intervenciones por parte de un tribunal supuestamente ecléctico me parecieron de lo más peculiares. No deseo, aunque lo parezca a veces, idealizar al anarquismo ni darle una excesiva abstracción, pero sí da la sensación que las ideas libertarias suscitan toda suerte de rechazos, simplificaciones, tergiversaciones, malas interpretaciones o falsas refutaciones. Y trato de decirlo de manera sincera, sin negar las sólidas criticas, que existen, ni siquiera rehuyendo los comentarios estereotipados habituales en el ámbito coloquial, los cuales también hay que mostrarse armado para afrontar, pero mostrando mi perplejidad cuando se escuchan ciertas cosas por parte de ¡profesores universitarios!

Realizo un inciso. También en fechas recientes, se presentó un libro en la librería La Malatesta de Madrid, La revolución como espectáculo, de Rafael Uzcategui, subtitulado como una crítica anarquista al gobierno bolivariano, un magnífico análisis sociológico de la Venezuela de Chávez. Esta presentación, fue precedida de una documental llamado Nuestro petroleo y otros cuentos. Al margen de la mayor o menor fortuna técnica en este trabajo audiovisual, se trata de otra visión crítica con la producción petrolífera y de los daños humanos y medioambientales que supone, y que no han cambiado con el gobierno de Chávez, así como la buena relación que éste sigue teniendo con empresas multinacionales. No quiero abundar ahora en este tema, algo digno de ser bien desarrollado y difundido en todos los ámbitos posibles. Solo lo pongo como ejemplo de las reacciones que suscita, en cierta izquierda, las críticas a lo que ellos consideran una alternativa al capitalismo (cuando la realidad es que el gobierno de Chávez no parece más que otra pieza de un sistema económica globalizado, animado por una retórica presuntamente socialista, y sin que la vida de las personas parezca haber mejorado). Después del documental, que dura 80 minutos, y la presentación del libro, un sujeto presente entre el público se limitó a manifestar que ese discurso es el mismo que realiza la derecha e incluso la extrema derecha. Es decir, el razonamiento es que cualquier crítica realista (ni siquiera purista) a ese nuevo mito que parece que es la Venezuela gobernada por Chávez, siguen las irritantes acusaciones a estar alineándote con la reacción. De nada sirve que la crítica sea sólida, exhaustiva y desde posiciones socialistas y libertarias (humanas, vamos), la reacción que se provoca es la negación y el insulto.

Volvamos ahora a la presentación de la tesis de mi buena amiga, ya que este paréntesis lo he hecho por producirse una situación parecida. Después de lo que considero una buena presentación de una excelente trabajo, un miembro del tribunal, con tono jocoso y dudosa habilidad oratoria, viene a decir que lo que se sostiene en la tesis lo subscribiría un contertulio de Intereconomía (para los profanos, parece ser que es un medio de propuestas ultraconservadoras) o un granjero armado en una región profunda de los Estados Unidos. Es decir, la misma basura que escuchamos a veces por parte de dogmáticos, interesados o tal vez simples ignorantes, se oye ahora de boca de un profesor de universidad. O bien no había leído la tesis, o sus dificultades de comprensión resultan evidentes. El mismo presidente del tribunal realiza un desafortunado comentario (recordaremos que estamos en un ámbito académico en el que se valoraba una tesis filosófica, y no se estaba juzgando al propio anarquismo) en el que pide nada menos a mi amiga que debería recordar que la ley (se refería a la jurídica, al Estado, aunque no es capaz de aclararlo) se ha creado no pocas veces  para proteger al débil y que la sociedad anarquista solo sería posible si todos los hombres tuvieran un comportamiento ético (muestra de los comentarios estereotipados, y pobremente reduccionistas, a los que me refería con anterioridad. Parece ser que el doctorando no está obligado a contestar a los comentarios o preguntas de los miembros del tribunal, pero mi aguerrida amiga no está dispuesta a dejarlo correr.

Aunque dé un poquito de vergüenza aclararlo para los que conozcan las ideas libertarias, se recuerda que la sociedad anarquista no supone ausencia de normas, sino la crítica permanente a un poder separado de la sociedad. Es decir, ninguna ley que mana de una instancia separada de la sociedad está moralmente legitimada para imponerse. Por otra parte, las acusaciones de connivencia con vertientes derechistas resultan tan irritantes como irrisorias. Aunque pueda parecer lo contrario, un abismo separa al liberalismo del anarquismo. Si el primero se ha impuesto, en sus diversas variantes, sucumbido a un capitalismo globalizado, el anarquismo pretende buscar la cohesión social mediante la solidaridad, vincular la ética a la política (mi amiga sostiene las raíces kantianas del pensamiento anarquista). La libertad promulgada por el anarquismo es una conquista social, implica la igualdad entre los hombres para poder ser libres. No es casualidad que al anarquismo se le denomine también "movimiento libertario", ya que una amplia y poderosa noción de libertad es el eje central de sus propuestas.

En diversas entradas, he insistido en el pensamiento de Erich Fromm y su consideración de que no existe un pensamiento auténticamente innovador en la sociedad contemporánea. Del mismo modo, Bakunin afirmaba que una mayoría de personas deseaban y pensaban como todo el mundo desea y piensa a su alrededor. Viene a ser una reproducción constante, servil y rutinaria, de los pensamientos y voluntades ajenas. Es por esta visión, creo que aún más sólida y legitimada en la actualidad, que el anarquismo propone una libertad social que se basa en la libertad y autonomía de cada individuo, cada uno como intérprete de una especie de sinfonía colectiva. Herbert Read, otro notable pensador anarquista, criticaba la libertad como una naturaleza o esencia previa al ser humano, y apostaba por la posibilidad de crear las condiciones de existencia de esa libertad. Volvemos a Fromm, y su idea de crear las condiciones para ejercer la libertad, partir de la libertad negativa (liberación de los obstáculos, de las dependencias) para construir la libertad positiva. Todos estos apuntes, tan básicos y evidentes (deberían serlo mucho más para supuestos expertos en humanidades), y muchos más que supondrían rellenar un espacio interminable, es necesario que se comprendan para valorar el pensamiento anarquista (y la tesis de mi amiga, la cual se defiende por sí sola).

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tienes razón en lo que planteas. Te lo dice alguien, que ha tenido que soportar en alguna clase, por parte de un profesor del Star System de la "izquierda " catalana, que Ferrer i Guardia era un pijo aventurero y su pensamiento pedagógico era "desastroso y lamentable". En realidad, en los ambitos académicos,salvo excepciones, se desconoce más de la historia y el pensamiento anarquista de lo que podamos imaginar. Es cierto, no lo juzgan igual que otros movimientos o corrientes. Pero también coincido que la respuesta no es la adulación sino la autocritica y el conocimiento. Un fuerte abrazo y te animo a seguir con este blog.