martes, 15 de enero de 2013

La Comuna-Guardería Uno de Padua

Otro ejemplo de experiencia educativa antiautoritaria, recogido en la obra  de Francisco José Cuevas Noa Anarquismo y educación. La propuesta sociopolítica de la pedagogía libertaria (Fundación Anselmo Lorenzo, 2003) es el de la Comuna-Guardería Uno de Padua, creada en 1974. Dos años antes, un grupo de estudiantes de la Facultad de Psicología de Padua, decididos a llevar a la práctica lo que habían estudiado, toman la decisión de llevar a cabo una experiencia de guardería autogestionada antiautoritaria. Realizan un trabajo de difusión en el barrio de aquella localidad donde deciden instalar la guardería y logran iniciar la actividad con 18 niños de 2 a 5 años; gran parte de los chavales son hijos de profesores que desean una educación alternativa para los mismos y se involucran de manera importante en el proyecto; con la asesoría de un técnico de la Universidad, el proyecto se mantiene durante unos meses hasta que la autoridades deciden echar el cierre.

No obstante, el grupo impulsor de la guardería decide adquirir una casa para arreglarla y, de ese manera, seis personas forman una comuna como respuesta a los interrogantes de los propios infantes. En septiembre de 1974 nace la Comuna-Guardería Uno de Padua con un método pedagógico que intenta crear situaciones socializantes en las que el educando tenga la posibilidad de insertarse en la comunidad desarrollando toda su personalidad, con una plena capacidad para dar y recibir, y sin una relación de utilización. Se comprueba que los chavales entienden bien la socialización, el aprendizaje de lo comunitario, y son capaces de trasladar esa enseñanza más allá de la guardería. Tal y como se recoge en la obra Una experiencia pedagógica alternativa, donde se relatan las práctica de la guardería, "lo que no entendían era por qué, después de 7 u 8 horas de vida juntos, cada uno debía regresar a su propia casa, a su propia intimidad, a su propio aislamiento". Es por eso que los maestros deciden crear también la comuna, ya la experiencia pedagógica demandaba un contexto antiautoritario y colectivo más amplio.

La Comuna Uno adopta un compromiso íntegro, de tal manera que se define a sí misma como "vanguardia cultural", con la pedagogía preescolar como una herramienta de lucha contra el sistema. Una de las primeras rupturas que realizan es con la delegación de la responsabilidad en los maestros, por lo que piden la participación y el compromiso de madres y padres, algo que se vuelve indispensable para vincular el trabajo de la guardería con el entorno familiar; de esa manera, se produce una educación integral y no se da tampoco una relación de propiedad entre padres e hijos. Los maestros establecen una relación espontánea, creativa y afectiva con los niños, sin que exista represión ni castigo, de tal manera que el juego y la dramatización se vuelven fundamentales; el descubrimiento y estudio del teatro, sin dejar nunca de lado el juego, se lleva a la práctica mediante cuentos, música, títeres, sombras chinescas, máscaras y disfraces. Lo que se pretende es evitar las "racionalizaciones", término fundamental en sicoanálisis, gracias a una dramatización que tiene como objetivo revivir los problemas (no representarlos, con lo que se renuncia a lo simbólico). Aunque esta experiencia de Guardería-Comuna Uno duró pocos años, constituye un buen ejemplo del tipo de proyectos similares, en la línea sicoanalítica y antiautoritaria, que prodigaba en diversos lugares durante los años 70.

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