jueves, 21 de noviembre de 2013

Elorza y su persistente actitud calumniadora

En la entrada anterior, aludíamos al periódico El País y a su creciente campaña de difamación del anarquismo. Hoy, en el diario de Prisa, vuelve a aparecer ambigua información sobre actos violentos supuestamente suscritos por siglas libertarias; además, nos llevamos la desagradable sorpresa que aparece en ese mismo ejemplar un artículo de opinión de Antonio Elorza, texto ridículo de tan puro tendencioso, plagado de distorsiones y simplificaciones, que solo pueden producir aversión a alguien con un sólido conocimiento histórico y político.


Hoy 21 de noviembre, aparece en El País información sobre el asalto a la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense de Madrid por parte de un grupo de "ultraizquierda" (también llamados "izquierdistas" por algunos otros medios más a la derecha); se trata de nuevo de un confuso asunto con demasiados interrogantes. En ese mismo ejemplar del diario de Prisa, como ya hemos apuntado, el inefable Antonio Elorza publica un artículo de opinión denominado "El regreso de la FAI", que aporta unas cuantas dosis de ridículo a toda esta escalada informativa de desprestigio y vinculación con la violencia de las ideas libertarias. Hay quien recomienda no hacer ningún caso a un personaje como Elorza, el cual no debería tener ninguna necesidad de hacer de lacayo de los formadores de opinión, pero ahí le tenemos; tal vez alguien le haya causado alguna afrenta personal dentro del movimiento libertario, porque lo de este hombre no se explica, su feroz e irrisoria inquina hacia el anarquismo. Aunque hay que precisar que no es exactamente así, ya que en un ejercicio de bobalicona simplificación parece querer destacar algún lado bueno del anarquismo representado por Juan Peiró. Sencillamente, no hace falta mucho recorrido ni cultura política para comprender que el anarquismo en España no se reduce a Peiró, personaje al que profeso una especial admiración y le considero tan libertario como el que más, como tampoco a Durruti o a García Oliver; por otra parte, su intento de desprestigiar a la Federación Anarquista Ibérica pasa por querer reducir su actividad a los actos que llevaron a cabo grupos como Los Solidarios (a los integrantes del cual él denomina, con supina ignorancia, "los tres mosqueteros").

El artículo de Elorza es tan tendencioso, que no merecería demasiado análisis, pero la cuestión es que "difama que algo queda", especialmente si se hace en un poderoso medio generalista. El muchacho es tan espabilado, que se ha dado cuenta de que una ficticia organización anarquista, mencionada por los medios en su campaña de difamación, coincide con las históricas siglas del anarquismo ibérico y de ahí el título "El regreso de la FAI"; el conocimiento del autor es tan profundo que ignora que la FAI no ha retornado, ya que nunca se fue, es una realidad actual con numerosos grupos federados en la Península, con la edición de un periódico mensual y con numerosos actos de difusión cultural y de denuncia de cualquier forma de represión. Los intentos de Elorza de denostar al anarquismo son tan patéticos, con alusiones a la Revolución española y a la Guerra Civil, que podríamos decir que se sitúa en una posición casi, casi estalinista; es, tal vez, un recuerdo de su militancia comunista. ¿Cuándo tenía razón o cuándo mentía? ¿Antes o ahora? De nuevo menciona en su artículo sus lugares comunes sobre el anarquismo, la insistencia en una supuesta "leyenda dorada", en la que quiere incluir a la FAI, y en una "auténtica revolución"; de nuevo menciona la película de Loach, Tierra y libertad, sobre la que puede opinarse lo que se quiera (parece más que cuestionable en algunos aspectos), pero que al menos tiene el valor de haber dado a conocer una situación de confrontación en el bando republicano, por lo que precisamente ha quebrado el feroz maniqueísmo que tantas veces quiere verse sobre el conflicto español reduciéndolo a una confrontación entre demócratas y fascistas (en lo segundo, estamos de acuerdo). Hay todavía mucho que recordar y que decir sobre la Guerra Civil y el momento revolucionario desencadenado con ella.

La desvergüenza de Elorza es tan grande que llega a describir al libertario Félix Carrasquer, feroz combatiente de la dictadura franquista con años de cárcel a sus espaldas, como "veterano propagandista ciego"; desde luego, no hay más ciego que el que no quiere ver, especialmente si carece de vergüenza y/o está sujeto a oscuros intereses. La mención a Carrasquer se realiza por hacer una somera descripción de la labor constructiva del anarquismo, pero no tardando demasiado Elorza en su texto en vincularlo a la acción violenta; son hechos que nadie niega dentro de la historia libertaria, algunos muy reprobables y otros de dudosa autoría anarquista, pero todos muy reducidos y contextualizables en el momento histórico de una feroz represión y de políticas autoritarias. Querer soltar una diatriba plagada de distorsiones, soltando conceptos pobremente entendidos y reduciendo lamentablemente los hechos históricos, es algo que solo puede indignar dentro de un movimiento y de una historia ya tan desconocidos como son los del anarquismo. No merece la pena seguir refutando punto por punto las tonterías del señor Elorza, merece la pena dedicar nuestro esfuerzo a seguir trabajando por unas ideas, también en el plano histórico de forma comprometida, que es perfectamente conciliable con la honestidad. La especial inquina que demuestra Elorza también contra Bakunin, que llega igualmente a cotas de ridiculez, merece que mencionemos a una figura tan admirada como es Albert Camus, recordado recientemente por el centenario de su nacimiento; alguien tan preocupado por la ética, y tan alejado de toda forma de violencia, finalmente reconoció sentirse heredero del autor de Dios y el Estado (mencionado por Frank Mint en su artículo "Bakunin y sus persistentes calumniadores", Revista Erosión núm.2).

5 comentarios:

Loam dijo...

A este hombre, agrio y contumaz, se le ha debido producir un derrame cerebral. De bilis, claro está.

KRATES dijo...

Antonio Elorza, literalmente, es un ignorante, a pesar de su titulación académica lo es. Si tuviese algo de interés y conocimiento se daría cuenta que la FAI (la de siempre) existe todavía, nunca desapareció, y que esos tarados llamados 'insurrecionalistas', que nadie sabe de dónde han salido, huelen a inflitrados policiales o algo parecido o peor.

Las siglas FAI significan Federación Anarquista Ibérica, y los otros son otra cosa distinta. ¡Tanto título académico, para decir chorradas!

Julio R. G. dijo...

Salud!
Enhorabuena por el artículo. Ha aliviado el rechinar de dientes que me produjo leer la basura publicada por Elorza. Es un despropósito todo lo que está publicando El País y lo peor es que no creo que sea producto de la ignorancia, Elorza no es un ignorante, luego se adivina intencionalidad.
La misma que tiene el periodista que liga el movimiento libertario con AlQeda (todavía se me saltan las lágrimas al escribirlo). Se ponen a hablar de las siglas FAI para acabar el artículo diciendo que la gente que han detenido no firmaba con esas siglas. Creatividad periodística. ¡Ole la profesionalidad! ¿Tendrá algo que ver la presencia de Martín Villa como Consejero del Grupo Prisa actualmente? Llamadme paranoico.

aurora boreal dijo...

A KRATES :

Los insurreccionalistas no son unos tarados. No son tampoco unos infiltrados.
Son, sencillamente, otra maners de entender el Anarquismo que yo no comparto pero si respeto. Y mucho. Por que no hay un solo Anarquismo. Hay muchos. Es lo que tiene ser un movimiento anti-autoritario y anti-dogmatico- Y a mi me gusta que sea así La Libertad de interpretar y actuar.. Esto no tiene precio !!

Lo de Elorza, es que es de risa, vaya. Si no fuera por que esas calumnias van calando.

Salud.

KRATES dijo...

No serán unos inflitrados... pero sí son unos perfectos tarados, ya que con sus acciones pueden repercutir en el resto de los libertarios que no comparten su estrategia. Tener libertad de interpretar y actuar no debe implicar que las consecuencias de los actos de unos afecten a los demás.

¡Salud!