La dificultad para conocer lo que está ocurriendo en Siria no nos debería eximir de dar a conocer una sorprendente praxis libertaria; a la complejidad se suma la gran cantidad de fuerzas participantes en el conflicto bélico, muchas de ellas aspirantes a crear su propia estructura autoritaria, por lo que nuestra solidaridad debe estar con los que buscan nuevos modos liberadores de organización.
En 2011, cuando el Estado empezaba a desaparecer, las comunidades buscaron modelos alternativos y los encontraron en la visión del anarquista sirio Omar Aziz, exiliado que volvió a Siria para realizar un informe llamando a la construcción de consejos locales. Aziz tenía una visión transformadora integral, pensaba que la revolución debeía abarcar todos los ámbitos de la vida, tanto a nivel social como en las relaciones personales, para socavar el sistema de dominación y opresión. Los consejos, órganos de organización horizontal ideales para que personas de diferentes culturas y clases sociales trabajaran juntas, se plantearon con tres objetivos: como independencia frente al Estado, como búsqueda de cooperación colectiva y como inicio de una revolución social, que empezara en lo local y llegara hasta lo nacional.
El primer consejo se estableció en Zabadani al que siguieron otros en las ciudades de Barzeh, Daraya y Douma. Cientos de consejos se extendieron por Siria, independientes su mayoría de grupos políticos o militares, formados por activistas revolucionarios, profesionales y representantes de las grandes familiar, tribus, etnias y grupos religiosos. Estos consejos, como experimentos de autoorganización y a través de comités y departamentos, se ocupan de proporcionar agua, ayuda humanitaria, educación y sanidad a las comunidades locales, además de encargarse de la defensa, de cultivar alimentos y poner en funcionamiento fuentes alternativas de energía. Los consejos, a nivel local, se conectan con otros de mayor tamaño de ámbito provincial. Desgraciadamente, Omar Aziz no ha llegado a ver los éxitos y fracasos de estas prácticas autogestionarias, ya que murió en febrero de 2013 después de ser detenido por el servicio de inteligencia sirio y ser encarcelado en condiciones inhumanas durante más de dos meses.
Como es lógico, los seguidores de Assad, junto a Rusia, han tenido como objetivo acabar con estas prácticas alternativas al Estado, lo cual ha supuesto la huida de la población, por lo que las organizaciones autónomas, horizontales e inclusivas acabaron transformadas en luchas de facciones autoritarias por el poder. Desgraciadamente, otro tipo de consejos, como el de Sura y el tribunal de la Sharia, a pesar de ser contrarios a Assad, lo que pretenden es instaurar igualmente un Estado autoritario. La oposición en el exilio, la Coalición Nacional Siria , muy condicionada por la política de los poderes extranjeros (Occidente y los Estados del Golfo Pérsico), determinan la política de los consejos poniendo en entredicho su condición democrática de base. La sociedad siria es enormemente patriarcal y, aunque la mujer sí ha formado parte importante del proceso revolucionario, no ha formado parte parte de muchos consejos locales. La revolución sí ha sido mucho más inclusiva en la región norte del Kurdistán, donde los cantones de Jazira, Kobane y Afrin (que constituyen Rojava) declararon su autonomía democrática en enero de 2014. La influencia de las ideas libertarias es una realidad en los comités de Rojava, con los principios de democracia de base, igualdad y ecologismo radical, como es sabido a través del pensamiento de Murray Bookchin.
En Rojava, son las comunas los órganos a través de los que las personas se reúnen y deciden sobre sus necesidades, y cada una de ellas tiene varios comités encargados de la justicia, la educación, el abastecimiento y la defensa. A diferencia de otras partes de Siria, Rojava lleva tiempo sin sufrir la devastación por parte de Assad y sus aliados, por lo que las comunas han tenido la oportunidad de desarrollarse y dar frutos. A pesar de ello, se dice que el Partido de Unión Democrática, que domina las organizaciones autónomas de Rojava, ha acabado censurando y encarcelando a otras fuerzas de oposición y hay serios intentos para construir un Estado que acabaría con el confederalismo democrático. Los kurdos también tienen otras amenazas, por un lado, del Estado turco, que trata de acabar con todos los intentos de autodeterminación, y por otro de diferentes grupos islamistas radicales, entre los que se encuentra el Estado Islámico.
Como vemos, ha existido un loable intento en Siria de acabar con las estructuras jerárquicas, pero desgraciadamente esos experimentos de autoorganización han sufrido diversos ataques contrarrevolucionarios. Se ha señalado la complejidad de lo que está ocurriendo en aquel país, junto a la diversidad de actores (muchos de ellos, autoritarios a pesar de oponerse al régimen), que empuja a no distinguir a aquellos que luchan por una sociedad verdaderamente libre. Nuestra solidaridad solo puede estar con aquellos que, a pesar de las enormes dificultades y los numerosos enemigos, se están esforzando por encontrar nuevas formas de organización.
En 2011, cuando el Estado empezaba a desaparecer, las comunidades buscaron modelos alternativos y los encontraron en la visión del anarquista sirio Omar Aziz, exiliado que volvió a Siria para realizar un informe llamando a la construcción de consejos locales. Aziz tenía una visión transformadora integral, pensaba que la revolución debeía abarcar todos los ámbitos de la vida, tanto a nivel social como en las relaciones personales, para socavar el sistema de dominación y opresión. Los consejos, órganos de organización horizontal ideales para que personas de diferentes culturas y clases sociales trabajaran juntas, se plantearon con tres objetivos: como independencia frente al Estado, como búsqueda de cooperación colectiva y como inicio de una revolución social, que empezara en lo local y llegara hasta lo nacional.
El primer consejo se estableció en Zabadani al que siguieron otros en las ciudades de Barzeh, Daraya y Douma. Cientos de consejos se extendieron por Siria, independientes su mayoría de grupos políticos o militares, formados por activistas revolucionarios, profesionales y representantes de las grandes familiar, tribus, etnias y grupos religiosos. Estos consejos, como experimentos de autoorganización y a través de comités y departamentos, se ocupan de proporcionar agua, ayuda humanitaria, educación y sanidad a las comunidades locales, además de encargarse de la defensa, de cultivar alimentos y poner en funcionamiento fuentes alternativas de energía. Los consejos, a nivel local, se conectan con otros de mayor tamaño de ámbito provincial. Desgraciadamente, Omar Aziz no ha llegado a ver los éxitos y fracasos de estas prácticas autogestionarias, ya que murió en febrero de 2013 después de ser detenido por el servicio de inteligencia sirio y ser encarcelado en condiciones inhumanas durante más de dos meses.
Como es lógico, los seguidores de Assad, junto a Rusia, han tenido como objetivo acabar con estas prácticas alternativas al Estado, lo cual ha supuesto la huida de la población, por lo que las organizaciones autónomas, horizontales e inclusivas acabaron transformadas en luchas de facciones autoritarias por el poder. Desgraciadamente, otro tipo de consejos, como el de Sura y el tribunal de la Sharia, a pesar de ser contrarios a Assad, lo que pretenden es instaurar igualmente un Estado autoritario. La oposición en el exilio, la Coalición Nacional Siria , muy condicionada por la política de los poderes extranjeros (Occidente y los Estados del Golfo Pérsico), determinan la política de los consejos poniendo en entredicho su condición democrática de base. La sociedad siria es enormemente patriarcal y, aunque la mujer sí ha formado parte importante del proceso revolucionario, no ha formado parte parte de muchos consejos locales. La revolución sí ha sido mucho más inclusiva en la región norte del Kurdistán, donde los cantones de Jazira, Kobane y Afrin (que constituyen Rojava) declararon su autonomía democrática en enero de 2014. La influencia de las ideas libertarias es una realidad en los comités de Rojava, con los principios de democracia de base, igualdad y ecologismo radical, como es sabido a través del pensamiento de Murray Bookchin.
En Rojava, son las comunas los órganos a través de los que las personas se reúnen y deciden sobre sus necesidades, y cada una de ellas tiene varios comités encargados de la justicia, la educación, el abastecimiento y la defensa. A diferencia de otras partes de Siria, Rojava lleva tiempo sin sufrir la devastación por parte de Assad y sus aliados, por lo que las comunas han tenido la oportunidad de desarrollarse y dar frutos. A pesar de ello, se dice que el Partido de Unión Democrática, que domina las organizaciones autónomas de Rojava, ha acabado censurando y encarcelando a otras fuerzas de oposición y hay serios intentos para construir un Estado que acabaría con el confederalismo democrático. Los kurdos también tienen otras amenazas, por un lado, del Estado turco, que trata de acabar con todos los intentos de autodeterminación, y por otro de diferentes grupos islamistas radicales, entre los que se encuentra el Estado Islámico.
Como vemos, ha existido un loable intento en Siria de acabar con las estructuras jerárquicas, pero desgraciadamente esos experimentos de autoorganización han sufrido diversos ataques contrarrevolucionarios. Se ha señalado la complejidad de lo que está ocurriendo en aquel país, junto a la diversidad de actores (muchos de ellos, autoritarios a pesar de oponerse al régimen), que empuja a no distinguir a aquellos que luchan por una sociedad verdaderamente libre. Nuestra solidaridad solo puede estar con aquellos que, a pesar de las enormes dificultades y los numerosos enemigos, se están esforzando por encontrar nuevas formas de organización.
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